Crítica: Yog, la Ameba del Espacio (Yog, the Space Amoeba) (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1970: Akira Kubo (Kudo), Atsuko Takahashi (Ayako), Yoshiro Tsuchiya (Dr. Miya), Kenji Sahara (Makoto Obata), Noritake Saito (Rico), Yuhiko Kobayashi (Saki)

Director: Ishiro Honda, Guión: Ei Ogawa

Trama: La misión Helios 7 – cuyo objetivo final es Jupiter – es interceptada a mitad de camino por un organismo espacial y éste cambia su trayectoria, dirigiéndose de regreso a la Tierra. El periodista Taro Kudo observa el descenso de la cápsula en el mar desde la ventanilla de su vuelo comercial hacia Japón. Una vez allí, intenta convencer a su jefe en el periódico de que lo envíe a la zona, pero su superior descree de sus afirmaciones. Sin embargo Kudo acepta el trabajo de fotografiar paisajes en una isla cercana a la zona del descenso, ya que allí van a montar un lujoso hotel resort. Lo acompaña en la misión la bella Ayako y el biólogo Kyouichi Miya, y en el crucero de ida se les une el extraño Makoto Obata. Pero Obata es un espía industrial que quiere capturar los planos del proyecto hotelero, e intenta sabotear la misión del trío. Esto no sería tan grave si no fuera porque el organismo espacial a bordo del Helios 7 ha provocado el crecimiento gigantesco de las criaturas de la zona – en su caso, un calamar, un cangrejo, y una tortuga -, quienes atacan a Kudo y compañía así como a los lugareños. Sin comunicaciones ni vías de escape, el trío se aliará con los nativos para montar una improvisada defensa contra los monstruos que asolan la isla.

Yog, The Space Amoeba Yog, The Space Amoeba no es la mejor hora de Ishiro Honda, el papá de la sci fi cinematográfica japonesa. De todos modos Honda ha rodado cosas peores como Dogora, el Monstruo del Espacio (1964) o Varan, el Increíble (1962). Acá la producción es bastante lujosa; abundan los exteriores y el diseño de los monstruos parece más elaborado que de costumbre (ya a esa altura había fallecido Eiji Tsuburaya, y los FX estaban en manos de otros artesanos). Figura el habitué Akira Kubo (de Gorath, Matango, El Hijo de Godzilla y la lista sigue), y el seudo actor de carácter Yoshiro Tsuchiya (que era el villano de Human Vapor, compartió cartel con Kubo en Matango e hizo Godzilla vs King Ghidorah 1991, entre otra parva de titulos). El tema es que, con todos esos elementos en la ecuación, Yog, The Space Amoeba fracasa miserablemente debido a que tiene uno de los guiones más ridículos de la historia del kaiju eiga. Eso no quita de que termine por entretener ya que siempre pasa algo y, cuando no, uno le puede sacar el cuero a los temibles diálogos que se le ocurren al libretista.

Los minutos iniciales son absolutamente delirantes, y hay momentos en que dudo seriamente si el filme no es una parodia camp al género (nadie puede considerar que situaciones y parlamentos como éstos estén escritos en serio!). Kubo ve en el preciso momento en que la cápsula del Helios 7 regresa a la Tierra desde la ventanilla de su vuelo de línea; todo el mundo habla de la desaparición de la cápsula pero nadie le da crédito a Kubo; justo en la oficina en donde discute con su jefe hay una chica que trabaja para una corporación que va a construir un hotel submarino en la isla Selga (que es precisamente donde descendió Helios 7!!!), y los va a acompañar un biólogo ya que la isla está poblada de monstruos (!!!!). O esta gente es idiota, o quieren inventar la versión japonesa de Jurassic Park… o la gente que hizo el doblaje estaba fumada y despacharon verdura a lo loco en los diálogos, los que no tienen nada que ver con lo que habla esta gente en el japonés original. A esto se suma que, de la nada, se les prende un compañero de viaje de último momento, que es un japonés con pinta de hipster – barbita candado, lentes, traje estrafalario – y resulta ser un espía industrial. Lo que resulta absolutamente idiota, ya que los planos para construir el hotel submarino están escondidos en un quincho que resulta ser la única construcción en toda la isla (!!!!).

Los diálogos son gloriosamente absurdos. Cada vez que Yoshiro Tsuchiya va a decir algo, mira seriamente a la cámara y pone rostro de compungido: “el organismo espacial puede traspasar y apoderarse de los átomos de todas las criaturas; pero el hombre es mucho más que átomos. Posee espíritu!… y eso nunca va a poder controlarlo una criatura del espacio” o “no tengo idea de qué criatura es esa. Puede ser un calamar gigante, pero no lo es. ¡Yo sólo soy un simple biólogo!”. A esto se suma una parva de nativos – que no son más que japoneses pasados de bronceador -, los cuales hablan perfecto japonés (!) ya que hubo un destacamento militar en la isla durante la segunda guerra mundial. Precisamente en los restos de dicho destacamento encuentran armas y dos millones de latas de gasolina, las cuales explotan como si tuvieran combustible nuclear adentro.

En realidad la idea central de Yog, The Space Amoeba no es tan mala. La intención es hacer un kaiju eiga en un lugar aislado y sin tecnología, con un puñado de gente combatiendo a los monstruos con lo que tiene a mano (en vez de oleadas de tanques y naves espaciales), y añadiendo algo de terror a la ecuación, cosa que Ishiro Honda había manejado muy bien en Matango. Pero acá el resultado es bochornoso. A los malos diálogos y a las temibles actuaciones se le suma una parva de monstruos muy elaborados pero de diseño ridículo. Las palmas se la lleva Gezora, un calamar gigante que camina sobre sus tentáculos (wtf!?) y puede respirar fuera del agua. Como la ameba espacial se reproduce y contagia al resto de los bichos, tenemos también una patética tortuga gigante y un pasable cangrejo king size, el que también camina sobre sus últimas dos patas. No dejan de ser coloridos y patéticos al mismo tiempo.

Pero es difícil odiar a Yog, The Space Amoeba. Ya sea por la buena fotografía, el ritmo, las escenas que están bien o las escenas que están mal (que son la mayoría y uno termina burlándose de ellas), el filme no aburre. Repito: no es el momento más inspirado de Honda, pero termina por entretener aunque sea en un sentido bizarro. Lamentablemente sería el penúltimo filme de Honda antes de Terror de MechaGodzilla (1975), y luego vendría una serie de colaboraciones con Akira Kurosawa hasta su fallecimiento en 1993.

EL CINE FANTASTICO JAPONES DE INOSHIRO HONDA

Godzilla, King of the Monsters! (1954) – Half Human (1955) – Rodan (1956) – The Mysterians (1957) – The H-Man (1958) – Varan the Unbelievable (1958) – Battle in Outer Space (1959) – The Human Vapor (1960) – Mothra (1961) – Gorath (1962) – King Kong vs. Godzilla (1962) – Matango (1963) – Atragon (1963) – Mothra vs. Godzilla (1964) – Dogora (1964) – Ghidorah, the Three-Headed Monster (1964) – Frankenstein Conquers the World (1965) – Invasion of Astro-Monster (1965) – War of the Gargantuas (1966) – King Kong Escapes (1967) – Destroy All Monsters (1968) – Latitude Zero (1969) – Godzilla´s Revenge (1969) – Yog, The Space Amoeba (1970) – Terror of Mechagodzilla (1975)