Crítica: Xtro (1982)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 1982: Philip Sayer (Sam Phillips), Bernice Stegers (Rachel Phillips), Simon Nash (Tony Phillips), Danny Brainin (Joe Daniels), Maryam d’Abo (Analise Mercier), Anna Wing (Miss Goodman)

Director: Harry Bromley Davenport, Guión: Iain Cassey & Robert Smith, basados en una historia de Harry Bromley Davenport & Michel Parry

Trama: Sam Phillips desapareció sin dejar rastro hace tres años, y mientras tanto su esposa Rachel y su hijo Tony han recomenzado su vida. Pero ahora Sam ha reaparecido y provoca una conmoción en la familia. Joe – el actual novio de Rachel – desconfía de los pretextos de Sam – quien dice padecer amnesia – y exige que se vaya. Pero, mientras tanto, empiezan a detectar que hay algo anormal en la conducta de Sam. Y es que éste había sido abducido por alienígenas y ahora ha regresado a la Tierra con oscuras intenciones.

Xtro Xtro es una pequeña película británica que generó algún ruido en su momento – hay algunas escenas shockeantes en el filme, lo que le valió un paso fugaz por la lista de los videos prohibidos en Inglaterra hasta que el gobierno le perdonó la vida y le quitó la proscripción -, y con ello ganó su status de culto. Pero, a decir verdad, no es una película muy buena. Lo que salva a la cinta es la abundancia de ideas – bizarras, a veces excesivamente delirantes – que hacen imposible adivinar hacia donde se dirige la historia, con lo cual Xtro logra escapar de lo rutinario.

En realidad Xtro es una especie de Starman mezclada con Alien. Acá hay un hombre que regresa a su casa tres años después de que fuera abducido por los alienígenas. Nadie conoce el hecho, así que piensan que simplemente abandonó a su familia. No habría ningún problema con aceptar la historia de Sam Phillips, sino fuera por que la audiencia estuvo viendo durante los 30 minutos previos cómo llegaba un alienígena a nuestro planeta, fecundaba a la fuerza a una mujer, y un hombre adulto nacía de su panza (wtf!?) en una versión fast forward de un embarazo instantáneo. Precisamente la escena del nacimiento de Sam Phillips (el gran momento de la cinta) fue el principal causante de la proscripción del filme.

Pero el resto no es tan sorprendente como la secuencia de alumbramiento. Ciertamente los efectos especiales del filme no son lo mejor – a veces están ok, otras veces se ven muy malos -, pero ése no es el mayor problema de Xtro. En realidad todo el tema pasa por la dirección de Harry Bromley Davenport, que es absolutamente incompetente para crear algo mínimo de suspenso. Todos los ataques y asesinatos son demasiado lineales y, para colmo, la espantosa partitura musical – un órgano ochentoso sonando a full – no ayuda en absoluto. En compensación con su falta de clima, en Xtro ocurre algo bizarro cada cinco minutos: soldados de juguete que se vuelven gigantes y empiezan a asesinar gente; fecundaciones forzadas de huevos alienígenas; gente comiendo chanchadas o perdiendo la piel a pedazos, etc.

En sí la historia tiene mucho más coherencia de lo que parece, y resulta bastante nihilista. Pero el guión se olvida en absoluto de desarrollar mínimamente a los personajes como para que nos importen un poco al momento de que mueran o sufran alguna mutación abominable. En ese sentido el papel de Sam Phillips – que debería ser perturbador, alternándose entre padre de familia y sicópata mutante – tiene un efecto muy diluído gracias a la blanda dirección de Bromley Davenport. Lo mismo pasa con los shocks, que sólo se ven como secuencias de efectos especiales en vez de ser escenas espeluznantes. Como a nadie de la audiencia le mueve un pelo estos personajes, la suerte que sufren termina siendo algo arbitrario.

Xtro es pasable porque tiene bastante delirio, pero con un mejor director hubiera sido impactante. Aún con todo, Bromley Davenport obtendría cierta repercusión y dispararía una saga con dos secuelas y una tercera en camino, aunque argumentalmente carecen de continuidad y solo mantienen el nombre de la franquicia como factor común.