Crítica: Los Expedientes Secretos X 2: Creer es la Clave (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: David Duchovny (Fox Mulder), Gillian Anderson ( Dana Scully), Amanda Peet (agente Dakota Whitney), Billy Connolly (padre Joe Crissman), Xzibit (agente Mosley Drummy)

Director: Chris Carter, Guión: Frank Spotnitz & Chris Carter, basados en la serie de TV creada por Carter, Musica – Mark Snow

Trama: Fox Mulder y Dana Scully ahora viven retirados del FBI y en un pequeño pueblo rural. Mulder está prófugo desde que el FBI levantara falsos cargos en su contra por las acusaciones de conspiración gubernamental. Pero el FBI localiza a Scully y le propone una amnistía total a Mulder a cambio de su colaboración con el caso del secuestro de una agente de la agencia. Mulder y Scully acceden y se contactan con la oficial Dakota Whitney, quien lleva adelante la investigación con la ayuda de un síquico, el padre Joe Crissman. Pero las dudas sobre las pistas de Crissman, unido a su pasado como criminal pedofilo, oscurecen el camino de la pesquisa. Y lentamente Mulder irá descubriendo la realidad tras el caso, vinculado a una serie de abducciones masivas de personas con un determinado tipo sanguíneo.

The X Files: I Want to Believe Los Expedientes Secretos X (1993 – 2002) es una de las pocas series televisivas que ha logrado ingresar en el panteón de culto popular, tal como Star Trek o The Six Million Dollar Man (por citar algunos ejemplos). Su tono de thriller fantástico y la elaborada construcción de una mitología (vinculada a una conspiración gubernamental para ocultar una futura invasión extraterrestre), amén de un cuidado especial en la estética, guiones y dirección, la convirtieron en un éxito duradero. Sin dudas su creador Chris Carter se basó en otra serie de culto, Kolchak, The Night Stalker, aunque aggiornando la temática y dotándola de un tono más serio. Pero como suele pasar con los éxitos duraderos, el protagonista (David Duchovny) empezó con actitudes de divo, aduciendo que estaba cansado del personaje, y se lanzó tras una carrera cinematográfica que no llegó a ningún lado. En el medio de las temporadas finales y aprovechando el suceso, se despacharon con The X-Files: Fight the Future (1998) como para seguir ordeñando la vaca pero, esta vez, desde la pantalla grande.

Llevar una serie de TV al cine tiene sus complicaciones. Cuando han pasado muchos años, es frecuente una reinterpretación del original pero con actores y autores distintos. Pero aprovechar el éxito de arrastre de una tira con el equipo creativo original suele tener resultados no muy felices – siempre se corre el riesgo de crear un producto exclusivamente para los fans -. El único caso que conozco es el de Viaje a las Estrellas, donde el team original logró sobrevivir y adaptarse a crear aventuras unitarias para la pantalla grande. Pero en otros casos donde los responsables se lanzan a la pantalla grande – estando o no en el aire -, suelen dar resultados inciertos – Sex and the City, Batman 1966, Serenity (Firefly), etc -. El caso de Fight the Future es bastante similar al del reciente film de Sex and the City: si usted jamás vió la serie, no tiene ni idea de quiénes son estas personas ni qué es lo que pasa en pantalla. De hecho, Fight the Future parece un capítulo doble de final de temporada de The X Files, sólo que con mayor presupuesto.

Y lo mismo pasa con The X Files: I Want to Believe. El problema con esta nueva secuela es que no trae nada revolucionario (considerando que tuvo 6 años de gestación) y parece un episodio standard doble de la serie. Chris Carter comete un enorme error de criterio aquí, sepultando de un plumazo toda la mitología de la tira (que era lo que más le interesaba al público: el hombre cáncer, el bebé seudo alienigena de Scully, la conspiración gubernamental, la futura invasión de los aliens)., y pasando los personajes a correr una aventura más corriente. Eso no significa que The X Files: I Want to Believe sea un mal film – es sólido y correcto -, pero de ningún modo cumple las expectativas. Siquiera la historia resulta demasiado brillante, más que un asesino serial con algunos toques paranormales.

Carter, por ejemplo, nos tira el dato de que el bebé de Scully y Mulder falleció, y no explica más nada de todo el berenjenal previo en que había culminado la saga. Ahora el FBI precisa la ayuda de Mulder – por razones algo artificiales y no muy creíbles – y es la excusa para que estos dos jubilados vuelvan a la acción. Perdonar los cargos a Mulder por el aporte al caso es bastante exagerado; y a medida que avanza la trama, uno se da cuenta de que los protagonistas principales aportan poco y nada – de hecho, y con todas sus fallas, la investigación avanza por culpa del padre Joe -. Duchovny y Anderson no logran salir de congelador, y ni siquiera hay un toque de deducción brillante que demuestre por qué estos individuos eran nuestros héroes en la TV. Funcionan a media máquina casi todo el tiempo. Y toda la historia amenaza dar en algún momento algún giro de tuerca inesperado, pero jamás termina por concretarlo.

No hay nada sorpresivo en The X Files: I Want to Believe; es simplemente rutina bien hecha. El problema es que, tratándose de The X Files, debería intentar cumplir con las expectativas causadas por la espera. Pero no las cumple y el film – lanzado en medio de una temporada de leones en la taquilla, con The Dark Knight a la cabeza – termina por hundirse en el box office, por la sencilla razón que es una pelicula televisiva con algo más de presupuesto que el habitual.