Crítica: Willard (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2003: Crispin Glover (Willard Stiles), R. Lee Ermey (Frank Martin), Laura Elena Harring (Cathryn), Jackie Burroughs (Sra Stiles)

Director: Glen Morgan, Guión: Glen Morgan, basado en el guión escrito por Gilbert Ralston para el film homónimo de 1971

Trama: Willard Stiles es un joven excéntrico y solitario que vive con su anciana madre en su enorme y anticuada casa. Willard trabaja en la que fuera la fábrica de su padre, pero después de su fallecimiento ha sido adquirida por Frank Martin, quien mantiene su promesa de darle empleo al joven mientras su madre viva. Un día Willard descubre ratas en el sótano de su casa, y comienza a comunicarse con ellas. Los animales empiezan a pulular y a seguir las órdenes del joven; pero cuando la Sra Stiles fallece y Willard es despedido de su empleo, las cosas se salen de control. Y muy pronto el joven hará uso del ejército de ratas para desatar su venganza contra aquellos que lo han oprimido en todos estos años.

Willard El filme de 1971 Willard era una variante de El Flautista de Hamelin, sólo que en clave de terror. La película resultó un éxito y desencadenó todo un subgénero – que los americanos llaman Revenge´s Nature (la venganza de la naturaleza) – que se propagaría durante toda la década del setenta. A Willard le seguiría su secuela Ben la Rata Asesina (1973), junto con otros filmes de temática similar; el pico del subgénero sería sin lugar a dudas Tiburón (1975), quien a su vez dispararía toda una legión de imitadores (Piraña, Grizzly, etc).

Debo confesar que no tengo idea de si ví alguna vez el filme original, aunque sí he visto Ben la Rata Asesina (y aún así tengo un recuerdo muy vago de algunas escenas y de la canción de Michael Jackson). Por lo tanto, al abordar esta remake 2003 me encuentro en un estado completamente virginal. Quizás sea mejor así, ya que un recuerdo muy fresco termina en la comparación inevitable, escena por escena. Lo que sí es seguro es que, después de haber visto Willard 2003, uno llega a la conclusión de que no es una puesta en escena muy feliz que digamos. Aquí la historia da para muchas cosas, pero el filme de Glen Morgan no termina de satisfacer ninguna.

El problema son los creativos detrás del proyecto. En otras ocasiones hablamos de la dupla de James Wong y Glen Morgan – en su momento, co productores de la serie Los Expedientes Secretos X – que, tras la partida de la tira, empezaron a generar engendros hollywoodenses amparándose en una seudo fama de genios que ellos mismos terminaron por comprar. Como partícipes responsables de The X Files, alguien los calificó como soberbios e innovadores, y empezaron a tomar proyectos… y terminaron por planchar en casi todos. Aquí la posta de director y libretista la toma Morgan pero su cómplice oficia de productor. El resultado es una película hueca que desperdicia todas las posibilidades que brindaba la trama.

El primer problema de credibilidad es la elección del protagonista. Tal como pasó con Jack Nicholson en El Resplandor, uno no puede elegir a un loco para que haga un papel normal; precisa un tipo corriente que, llegado el punto, se desquicie. La interpretación de Crispin Glover no es exactamente mala, pero a uno le da la impresión de que no era lo que el papel requería. Willard debería ser un tonto cándido y abusado – para lo cual podría haber resultado perfecto un tipo como Edward Norton -, y no un loquito excéntrico y mala onda. Para colmo, entre el corte de pelo y la ropa, pareciera que Crispin Glover hubiera salido recién del set de Los Angeles de Charlie para hacer un sobreturno en otra película. Es un factor altamente distrayente.

El otro punto es que, si el protagonista no despierta simpatía, su drama no termina por interesarnos. Tampoco los villanos que rodean a Willard son tales – incluso el más obvio, como es el personaje de R. Lee Ermey, resulta coherente en sus actitudes y razonamientos -, y cuando llega el conflicto con ellos simplemente nos ponemos de su lado en vez de apoyar al freak que controla a las ratas. Desde ese punto de vista, lo que ilustra el guión es la escalada sicótica de un tipo que ya estaba desquiciado desde el vamos, en vez de la alienación progresiva de un individuo carente de defensas frente al mundo. Para tener una idea, imaginen qué diferente hubiera sido esta película si la hubiera rodado Tim Burton.

Willard no funciona como drama; tampoco tiene el vuelo poético que podría dársele a semejante escenario; y como filme de terror es simplemente light. Hay una sola escena notable en toda la película, y es cuando Crispin Glover deja solo en su casa a un gato frente a un enorme ejército de ratas; pero ésa es la única toma que funciona como corresponde. El resto es muy tibio; ni siquiera la presencia enigmática de Ben, el líder de las ratas, impresiona tal como debiera.

Lo que ocurre aquí es que hay muchos pequeños detalles que no funcionan y a veces distraen. La performance de Glover, problemas de timingWillard se entera de que puede darle ordenes a las ratas y en menos de cinco minutos las entrena y prepara su venganza contra R. Lee Ermey -, mayor énfasis en el guión en el aspecto trágico de Willard, y un exceso artificial de estilo. En una comedia como Mousehunt (aquella en que Nathan Lane y Lee Evans perseguían a un ratoncito por toda una mansión) había mucha más coherencia sobre época y escenario. Era un filme ambientado en un universo marrón, anticuado y casi sin tecnología; en cambio Willard tiene a un tipo vestido como los años 60, trabajando en una fábrica sucia y gris de estilo británico, mezclado con computadoras y televisores de plasma. Hubiera sido preferible ubicar al relato en unos idealizados años treinta; los vistazos a la modernidad y la tecnología son invasivos y erróneos.

Para la trivia, aparece la versión original de la canción de Michael Jackson de la secuela Ben (incluyendo una remake en los créditos, cantada por Crispin Glover); el padre fallecido de Willard (y que figura en los retratos) es Bruce Davidson, el protagonista de la película original; y hay un gato que se llama Scully, en referencia a la agente del FBI de The X Filesla serie que Morgan y Wong produjeron en los años 90 -.

WILLARD

La saga de Willard se compone de: Willard (1971) – Ben, la Rata Asesina (1973). Willard (2003) es la remake del filme original.