Crítica: Volver al Futuro (1985)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1985: Michael J. Fox (Marty McFly), Christopher Lloyd (Emmett ‘Doc’ Brown), Lea Thompson (Lorraine Bates McFly), Crispin Glover (George McFly), Thomas F. Wilson (Biff Tannen)

Director: Robert Zemeckis, Guión: Bob Gale & Robert Zemeckis

Trama: Año 1985, en el pueblito de Hill Valley, California. El adolescente Marty McFly es amigo del inventor Doc Brown, quien se encuentra a punto de probar su última creación: un coche DeLorean que utiliza un motor atómico y es capaz de viajar en el tiempo. El tema es que el auto está utilizando combustible de plutonio que Brown ha robado a unos libios – quienes les habían encargado que fabricara una bomba atómica -. Habiendo descubierto la estafa, los terroristas asaltan el lugar de pruebas de Brown, matando al científico y forzando a Marty a utilizar el DeLorean para escapar de la amenaza… pero la computadora del coche estaba seteada para el año 1955, y ahora McFly ha viajado al pasado, quedando varado en él. Por si fuera poco, además de agotarse el combustible atómico Marty ha alterado el pasado, impidiendo accidentalmente el primer encuentro entre sus padres (adolescentes en esa época), y causando una paradoja temporal. Ahora, con la ayuda de la versión joven de Doc Brown, Marty deberá reparar el daño en las líneas temporales y evitar que su propia existencia desaparezca mientras busca la manera de obtener una enorme fuente de energía para potenciar el DeLorean y así poder volver al futuro.

Arlequin: Critica: Volver al Futuro (1985)

Volver al Futuro Volver al Futuro es un fenómeno que arrasó las taquillas de 1985. Es un viejo proyecto de Robert Zemeckis y Bob Gale, que venían de sendos fracasos como Used Cars (1980) y la fábula sobre beatlemania Quiero Sostener tu Mano (1978). Pero no sería sino hasta el hit de Tras la Esmeralda Perdida (un clon indianajonesco con Michael Douglas en el protagónico, y que data de 1984) que Zemeckis conseguiría algo de respetabilidad en el ambiente hollywoodense y podría presentar su propuesta a los estudios. Luego de muchas idas y vueltas – con gente que consideraba muy light a la trama, o muy risqué, considerando el posible romance entre Marty McFly y su madre, razón por la que la Disney le dió el veto -, Zemeckis volvió a su antiguo productor, Steven Spielberg, y le solicitó ayuda. Tanto Zemeckis como Gale no querían desarrollar otro fracaso para Spielberg, corriendo el riesgo de ser expulsados definitivamente de Hollywood; pero el pope terminó fascinado con la idea, les dió apoyo a full, les ayudó a pulir el proyecto y todo ello terminaría resultando en un tremendo hit de culto que sería adorado durante generaciones (la saga ha sido declarada parte del patrimonio cultural norteamericano!).

Volver al Futuro no es más que una comedia optimista propia de Frank Capra, sólo que mechada con sci fi y humor postmoderno. Aquí no existe daño posible, e incluso el matón de turno es un dato menor y termina recibiendo su merecido. Todos los caracteres tienen buenas intenciones y, aunque no son completamente ingenuos, se manejan con un sentido interno de la justicia que es efectivo. Por ejemplo Marty McFly no es el tradicional idealista iluso de Capra, sino un tipo mas bien pragmático que utiliza todos los medios a mano para reconstruir la historia y no para mejorarla – por ejemplo, no desea alterar el pasado para beneficiar a su familia (aunque ello termine resultando accidental y no voluntariamente) -, porque entiende que la historia como está es la mejor opción posible. Aún cuando McFly sea rebelde, escéptico y ligeramente cínico, es un individuo mucho más conservador y tradicionalista de lo que aparenta.

Pero la gracia de Volver al Futuro reside en el timing de Zemeckis y la performance de Michael Fox. Es una película sin pausa, en donde todas las escenas funcionan con una eficacia milimétrica, y resulta imposible aburrirse. Todos los personajes son interesantes y tienen su cuota de diálogos graciosos. Pero las reacciones de Fox son imperdibles, como cuando descubre que el adolescente idiota que tiene a su lado en el bar es su futuro padre, o las deliciosas escenas que comparte con su promiscua madre encarnada por Lea Thompson. La sensación de incomodidad es tan intensa que se transmite al espectador.

Debo admitir que Volver al Futuro estuvo en mi lista negra durante años, debido a causas ajenas al film. El exceso enfermizo de repeticiones en el canal TNT me hizo tomarle odio, aún cuando nunca hubiera visto más de cinco minutos seguidos de la película. Uno entiende que es un clásico optimista que siempre se ve fresco – algo parecido a lo que ocurre con Ferris Bueller´s Day Off (1986) y todas las comedias de John Hughes -, pero el bombardeo masivo de repeticiones atenta contra su buena voluntad. Pero dejando de lado esa anécdota, resulta imposible que haya alguien a quien no le guste este filme. Tiene humor, buena música, grandes actuaciones, emoción, y una trama sin desperdicio. Es también uno de los mayores exponentes de la generación Spielberg, cuando el director estaba desarrollando una camada de peliculas y directores que cambiarían la narrativa cinematográfica existente hasta aquel entonces y recuperarían el espíritu de Frank Capra, sólo que adornado con matices fantásticos. A Zemeckis se le unirían otras producciones spielbergianas que van de lo bueno a lo memorable, como Gremlins (1984), Los Goonies (1985), El Joven Sherlock Holmes (1985), Harry y los Hendersons (1987), Baterias no Incluídas (1987) o Quien Engañó a Roger Rabbit? (1988).

LA SAGA DE VOLVER AL FUTURO

Volver al Futuro (1985) – Volver al Futuro 2 (1989) – Volver al Futuro 3 (1990)