Crítica: V de Venganza (V for Vendetta) (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA / Alemania, 2006: Natalie Portman (Evey Hamilton), Hugo Weaving , Stephen Rea (Detective Finch), Stephen Fry (Gordon Dietrich), John Hurt (Alto Canciller Adam Sutler), Rupert Graves (Dominic), Tim Piggott-Smith (Creedy), Roger Allam (Lewis Prothero)

Director: James McTeigue, Guión: Andy y Larry Wachowski, basados en la novela gráfica de David Lloyd & Alan Moore, Música – Dario Marianelli

Trama: El mundo ha sucumbido al caos del terrorismo, y en Gran Bretaña se impone el gobierno dictatorial del Alto Canciller Adam Sutler como última frontera contra la anarquía. Ya han pasado 14 años desde el ascenso al poder de Sutler, cuando comienzan a sucederse varios atentados con bombas que terminan por demoler algunos de los más tradicionales edificios gubernamentales ingleses. Es la obra de V, un misterioso enmascarado, quien planea derribar al gobierno inglés el próximo 5 de noviembre, en el aniversario de la muerte del anarquista londinense Guy Fawkes, de quien V porta la máscara. Pero en el camino de V se interpondrá una joven, Evey, a través de la cual conoceremos el trágico origen del enmascarado sus planes de venganza, así como la terrible mentira que oculta el gobierno de Sutler y lo llevó al poder.

Arlequin: Critica: V de Venganza (V for Vendetta) (2006)

        Hay cine de autor, el cual no siempre coincide con el nombre del individuo que se sienta en la silla del director. Esto ha pasado, por ejemplo, con las producciones de George Pal, las obras de Stephen King o como el caso presente, donde los guionistas son el verdadero motor creativo de una película. Es injusto desmerecer las virtudes del debutante James McTeigue – su labor es impecable -, pero V for Vendetta es una obra de pura cepa de los Hnos Wachowski, los autores de Matrix.

El origen de V de Venganza es la novela gráfica de Alan Moore, conocido en el mundo del comic por obras como La Liga Extraordinaria, Desde el Infierno o Watchmen. Moore ha cosechado un merecido status de culto gracias a comics adultos y profundos, de una gran riqueza de ideas y metáforas sobre el mundo actual. En lo personal, he leído Watchmen y algunos resúmenes de La Liga Extraordinaria, y debo observar que me impresionaron sus ideas pero no su narración. Encuentro a sus historias cargadas de poderosos conceptos, pero saturadas de vueltas narrativas – con historias secundarias que no siempre dicen algo importante -. Yo pienso que esto va más allá de Moore y tiene que ver directamente con lo que es el estilo del comic adulto. Sea La Crisis en Mundos Infinitos, los mangas japoneses o La Liga Extraordinaria contra los marcianos de H.G. Wells, hay un montón de idas y vueltas (personajes que aparecen y desaparecen, cambios de bando, caracteres secundarios que se apoderan del relato, y varios etc) que dilatan el contacto del lector con la acción principal, transforman a la historia en una suerte de culebrón, y que no siempre tienen algo importante que relatar. Vale apreciar que esta es una opinión personal.

V for Vendetta fue publicada por la revista Warrior entre 1982 y 1985, aunque quedó inconclusa por la quiebra de la editorial. Posteriormente, adquiridos los derechos por la DC Comics a través de su filial adulta Vértigo, terminó por re-publicarse en forma completa en 1988. Visto en retrospectiva, el comic de Moore no es más que una velada crítica a la gestión Thacherista de los años 80, donde el conservadurismo estaba en auge. El intento de recomposición del Imperio a través de un gobierno férreo en la conservación de los valores morales y el orgullo de ser británico. El gobierno de Margaret Thacher impuso censura a films (por ejemplo, de sexo y terror); discriminó a los extranjeros; provocó cambios económicos radicales que terminaron en elevados índices de desocupación; y fue la responsable de la defensa de la soberanía británica en la Guerra de las Malvinas. Es lógico pensar que en un gobierno tan autoritario y conservador, emergieran voces de descontento. Esto sirve para ilustrar el contexto en el cual se escribió V for Vendetta.

Los Hnos Wachowski ya habían desarrollado un guión cinematográfico para mediados de los 90, pero nunca se pudo poner en marcha ninguna producción. Solamente después del arrasador éxito de Matrix, el proyecto pudo recibir luz verde. Y si bien el puesto de director lo ocupa McTeigue – asistente de dirección de los Hnos Wachowski en Matrix -, las ideas que se destilan en la pantalla son las de los guionistas. Pero pasada la época de Thacher, la mirada de Andy y Larry Wachowski se centra ahora en el mundo post 11/9, y en el neo conservadurismo / neo imperialismo que surge de los gobiernos de George W. Bush y Tony Blair.

Uno se asombra en pensar cómo un estudio de Hollywood pudo dar rienda suelta a un proyecto donde el héroe es un terrorista tira bombas. Pero acá los Wachowski no reivindican el terrorismo en sí, sino que posan su mirada crítica en el aprovechamiento que suelen hacer los sectores políticos extremistas de las situaciones que ponen en riesgo a la república. Esto es un upgrade a la historia de Moore, donde en el comic simplemente V era un anarquista que combatía a un gobierno conservador pero democrático, y cuyo objetivo era poner al lector en el dilema si prefería un estado autoritario o la total inexistencia de gobierno. Sutler ahora es un dictador, y tal como la segunda trilogía de Star Wars, el modelo elegido es el nacimiento del nazismo. El patrón es similar: la situación de amenaza es provocada por los mismos políticos, hay un reclamo de poderes extraordinarios, y está el ascenso al poder. Si V de Vendetta hubiera sido narrada de modo lineal, comenzando por la conspiración de Sutler, perdería todo el impacto. Pero al estar contada desde la mitad de la historia, y analizados los sucesos en modo retrospectivo, camufla como un thriller una serie de sucesos que es por todos conocido. No es difícil ver clones de Goering o Goebbels en Creed y otros colaboradores de Sutler. E incluso los atentados virales que el film narra – en Three Waters y St. Mary – no se ven demasiado lejos del incendio del Reichstag por parte de Hitler, como una oportunidad para generar caos y temor, y aprovecharlos en favor suyo.

Pero si bien la historia de base no es original en sí, lo interesante es la perspectiva de V sobre la situación que se vive. Ciertamente algunos razonamientos son decididamente extremistas (“el pueblo no debe temer a sus gobernantes; los gobernantes deben temer al pueblo”), pero otros resultan brillantes. En especial con el propósito de V de bombardear edificios públicos (“un edificio no es nada; si la gente lo adora, le da poder y lo transforma en símbolo; y si uno destruye el edificio, destruye el símbolo”), que es una conclusión totalmente lógica con lo sucedido en las Torres Gemelas. Los paralelismos al 11-S no terminan allí; el acoso a los medios de Sutler, e incluso el Acta de Lealtad – que suena similar al Acta Patriótica que firmó Bush – son imágenes con fuertes resonancias en el mundo actual. En los atentados que dan origen a la dictadura, uno de ellos sucede precisamente en un subterráneo, tal como lo ocurrido en Londres en Julio 2005.

Dejando de lado el subtexto político, V for Vendetta es un thriller ingenioso. Actuando en solitario, V es un formidable adversario, con recursos de escape bien pensados, y con un plan muy bien armado, que va sorprendiendo al espectador. Desde el secuestro a la estación de TV hasta la manifestación multitudinaria de imitadores con capas y máscaras de Guy Fawkes, hay sorpresa a cada paso. Sin embargo, el film tiene un par de fallas menores: una, es que el grado de exposición es a veces denso y disparado muy rápido – pero es algo habitual en los filmes de los Hnos Wachowski -. El primer encuentro de V con Evey, rescatándola de los Fingermen (Señaladores) / Camisas Pardas, donde el encapotado dispara rimas con la letra V a modo impresionante, merecía un ritmo más pausado. El segundo es la subtrama donde Evey es apresada y torturada, como proceso para fortalecer su espíritu. Si bien sirve para ilustrar los orígenes de la situación política que se vive, no deja de ser un recurso artificial para estirar el tiempo que debe transcurrir entre el primer encuentro con Evey y el 5 de noviembre del año siguiente – que es cuando el plan de V culmina -.

Es interesante notar que la sangre de V es el origen del virus que permite llegar al poder a Sutler. El es el origen y el final, quien inició todo y quien le pondrá fin. V conoce a Evey y la prepara como si fuera su sucesora – ella revive todo lo que pasó el enmascarado en la celda V de Larkhill -, y este paralelismo se repite al final, con Evey y el Detective Finch, subiendo al tejado a ver los fuegos artificiales. También es notable ver la manifestación disfrazada del final, cuando el pueblo se quita la máscara de Guy Fawkes y recupera su propia identidad.

V de Venganza es un gran film, muy rico en ideas. Los Hnos Wachowski han aggiornado y expandido el original de Moore, y lo convierten en un film de sci fi política como hace rato no se veía (por ejemplo, como Farenheit 451). Las actuaciones son buenas, a pesar de que la crítica no trató bien a Natalie Portman (el nombre americano del cast para atraer al público yanqui). Pero sin duda las palmas se las lleva Hugo Weaving (el agente Smith de Matrix), que si bien es un actor algo afectado, resulta ideal para este papel donde prima la voz y la actuación física. Y si bien el film es muy dialogado, dispone de tiempo para la acción, que no es tanta como Matrix pero está muy bien dirigida (en especial el excelente duelo con cuchillos cerca del final, filmado en al estilo del Bullet Time). Pero en todo caso, queda como ejemplo de excelente ciencia ficción, de la que los Hnos Wachowski nos habían dado con las primeras entregas de Matrix, y que parecían haber perdido el tacto en Revoluciones.