Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
Japon, 2010: Koyanagi Yu (Run), Hamada Tatsuomi (Nao), Tao Tsuchiya (princesa Emerana), Tamotsu Ishibashi (Hiro), Yasue Sato (Mina)
Director: Yuichi Abe, Guión: Yuichi Abe
Trama: El malvado Ultraman Belial se ha lanzado a la conquista del universo y ha forjado una inmensa armada espacial que se encuentra arrasando mundos enteros. Su propósito es acumular enormes cantidades de energía para lanzarse a un asalto final contra su planeta natal Nebula M78. Pero los Ultramanes – que vienen rechazando ataques aislados de las fuerzas de Belial – han rastreado al villano hasta un universo distante, y envian a Ultraman Zero para hallar la fuente de poder de Belial. Pero en dicho universo el Sol no provee la energía que precisan los Ultramanes para sobrevivir y, por eso, Ultraseven – el padre de Zero – le provee a su hijo de un brazalete especial que le permitirá recargar su poder hasta en 3 oportunidades. Así es como Zero llega al planeta Esmeralda, en donde se hace amigo de Nao y la princesa Emerana, quienes luchan contra las fuerzas invasoras de Belial. Ahora el trío se ha lanzado a la búsqueda del mítico escudo de Baradhi, una fuente inconmensurable de poder que ha permanecido oculta durante milenios y que parece ser la única manera de detener a Belial. Pero las fuerzas de Belial han comenzado a pisarle los talones y la energía del brazalete de poder de Zero ha comenzado a acabarse… generando un futuro de sombrías perspectivas para nuestros héroes.
Esta es la esperada secuela de la fantástica Mega Monster Battle: Ultra Galaxy Legend (2010). En aquel film los creativos de la saga Ultraman habían hecho un giro sorprendente, expandiendo y enriqueciendo la premisa de la serie. Mientras que lo habitual es que el Ultraman de turno viniera a la Tierra, se enrolara en algún escuadrón de defensa anti alienígena y combatiera con los monstruos que le tocaran en suerte en cada episodio / película, en Mega Monster Battle: Ultra Galaxy Legend la historia se había llevado al mundo mismo de los Ultramanes y había alcanzado ribetes épicos, transformándolo en una especie de Linterna Verde a la japonesa – un batallón de super héroes combatiendo al mal en otras galaxias distintas a la nuestra -. Ultraman Zero: la Venganza de Belial sigue el mismo camino: el problema es que el libreto no sabe lo que es mesura y termina sepultando todas sus buenas intenciones bajo una tonelada de excesos de todo tipo y color.
Uno de los problemas de Ultraman Zero: la Venganza de Belial es que acá hay material como para media docena de filmes. Uno no lo puede acusar de rutinario al libretista, ya que la historia desborda de imaginación. Tan sólo la secuencia en donde Ultraman Zero sale de su galaxia y se interna en el Multiverso – el lugar infinito en donde cada universo conocido flota dentro de una gigantesca burbuja – es descomunal y asombrosa… pero dura menos de dos minutos e inmediatamente el filme se despacha con otra cosa impresionante: ya sea la presencia de la masiva fuerza de ataque de Belial – que hace que la enorme flota imperial de Star Wars parezca un grupo de colectivos de la línea 60 -, o una garra gigante apresando y destrozando a un planeta entero, o la aniquilación de ciudades enteras en cuestión de segundos. En cada nueva escena, el filme apuesta por una escena de acción más masiva y gigantesca que la anterior. El problema es que, a los 30 minutos del filme y después de ver el décimo planeta explotando por los aires, uno empieza a aburrise de esa rutina.
En ese sentido el guión del filme es como un desborde adolescente recargado de adrenalina. Un libretista experimentado haría pausas, desarrollaría personajes, daría respiros preparando el impacto de una gran secuencia de efectos especiales. Acá, por el contrario, la película cae en lo que podría llamarse porno FX – los actores hablan dos pavadas como para servir de excusa a una masiva y larga secuencia de CGI, rutina que se repite cada diez minutos -. A esto se suma una sobredosis de Deus Ex Machina – personajes y recursos que salen de la nada, y que sirven para salva a nuestros héroes en el momento más apremiante -, una cuota abundante de ridiculeces (como los piratas del espacio, que parecen salidos de una fiesta de disfraces de barrio y que, encima, disparan dentro de su propia nave!!), y una insufrible avalancha de melodrama kaiju a cargo del niño que acompaña al protagonista, el que se la pasa gritando y exagerando frente a cámara la mayor parte del tiempo.
Y es una lástima porque acá abundan las buenas ideas. La de un Ultraman malvado, convertido en el emperador de la galaxia. La idea de un universo diferente en donde los Ultramanes no puedan recargar su poder. La idea de la existencia de aliados (como Glenfire o Mirror Knight) casi tan poderosos como Ultraman. El tema es que el libreto comprime todo esto en una sola película, lo que daña la credibilidad de la historia. Imaginen que los 6 filmes de La Guerra de las Galaxias se hubieran resumido en un corto de 20 minutos. Hubiera sonado ridículo, ¿no?
Ultraman Zero: la Venganza de Belial es un buen espectáculo, pero es un proyecto que termina serruchando sus propias piernas. Como a lo largo del filme las exageraciones abundan, cuando llega el climax se transforma directamente en un show camp. Imaginen una batalla espacial con un millón de naves espaciales enfrentadas a un millón de enemigos. Para colmo siguen apareciendo personajes nuevos – como la nave espacial convertida en transformer (!!!) -, lo cual se convierte en la frutilla del postre. Y, llegado ese punto, uno ruega que la pelicula termine porque se encuentra verdaderamente harto de ver un libreto tan exagerado y que vive trampeando sus propias reglas.