Crítica: El Ultimo Exorcismo (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2010: Patrick Fabian (reverendo Cotton Marcus), Ashley Bell (Nell Sweetzer), Iris Bahr (Iris Reisen), Louis Herthum (Louis Sweetzer), Caleb Landry Jones (Caleb Sweetzer), Tony Bentley (pastor Joseph Manley)

Director: Daniel Stamm, Guión: Huck Botko & Andrew Gurland

Trama: Un grupo de documentalistas sigue la vida del reverendo Cotton Marcus, un popular pastor del sur norteamericano. Marcus es un descreído, no de la fe sino del excesivo fanatismo de los fieles, y se ha convertido en exorcista para evitar de que éstos resulten lastimados cuando creen estar poseídos por el demonio. Ahora Marcus y los documentalistas llegan a la granja de los Sweetzer para tratar a la joven Nell, la que posee episodios de violencia a la noche y ha masacrado a los animales del lugar. Como para Marcus esto no es más que una actuación provocada por una mezcla de fanatismo y problemas sicológicos, monta una escenificación teatral y da a Nell por curada. Pero la chica sigue actuando de manera rara y violenta, y Marcus cree que hay un tema de abuso sexual escondido bajo la superficie. Pero la realidad le terminará por demostrar que esto se trata de un fenómeno paranormal de la peor especie posible.

El Proyecto Blair Witch + El Exorcista = El Ultimo Exorcismo. Oh sí, mezclen algunas cosas de El Exorcismo de Emily Rose (o sea, exorcismos con visos más reales y menos hollywoodenses), pero en esencia esa es la idea de fondo. Produce Eli Roth, el director de culto de Hostel, quien ya obtenía ganancias desde el vamos (la película costó 1.8 millones de dólares y se la vendió a los distribuidores en 2 millones, amén de ir a porcentaje sobre la recaudación). La idea era tener una película de guerrilla que costara poco y recaudara mucho. El Ultimo Exorcismo lo es, pero el resultado final es decepcionante. Es una película que arranca muy bien y después decide lanzarse al precipicio, arruinando todos sus méritos iniciales de la peor manera posible.

Pero el inicio es bueno. Yo no estoy convencido de que el reverendo Cotton Marcus, protagonista del filme, sea un chanta. Tampoco es un individuo de intenciones nobles. En todo caso es una persona que estuvo muy convencida de su fe en su momento, y que después tomó distancia al ver cómo sus fieles pasaban de la devoción al fanatismo ciego. La prueba está en que Cotton le dice al documentalista que la gente compra cualquier cosa – incluyendo la receta familiar de un pastel de banana – en medio de un sermón religioso, y va y lo demuestra. La receta es vitoreada como si fuera la palabra del señor. Es un punto muy bueno del filme para probar de que la gente ya no compra al mensaje sino cualquier cosa que le dice el mensajero.

En ese sentido Cotton Marcus viene a ser un individuo decepcionado religiosamente que se ha metido a teatralizar exorcismos con tal de cumplir dos propósitos: evitar que otros fanáticos hagan lo mismo, pero mal y provocando daño; y obtener un beneficio económico personal. Es difícil catalogar a Marcus como un villano o un estafador simpático; el tipo transita por una zona gris que es muy interesante de investigar a medida que pasan los minutos de metraje y descubrimos facetas nuevas de su personalidad.

Por eso es que, cuando va a la granja de los Sweetzer, él en realidad va a cometer una tarea terapéutica según sus propios términos. Si teatraliza un exorcismo, la gente sicológicamente se libera y vuelve a su cauce. Esa es una teoría bastante válida… hasta que termina por toparse con lo real: un auténtico demonio se ha apoderado de una adolescente, y esto la lleva a cometer actos realmente salvajes. Y ahí es donde la película empieza lentamente a desbandarse.

Ciertamente Cotton Marcus no es un personaje tan profundo como Lankester Merrin o Damien Karras, pero es muy interesante. El tema es que, cuando debe confrontar la maldad real, todo su discurso interno desaparece. Este debería ser un tipo reflexionando todo el tiempo delante de cámara, diciéndose si esto no es un castigo divino por falsear la existencia del demonio. Pero no; nada de eso (o muy poco) aparece; en cambio, el relato se centra en Nell, su extraño hermano y su atormentado padre, lo cual no está mal pero no se condice con la esencia de lo que la historia venía narrando. Marcus pasa a un segundo plano, siendo reactivo ante lo que sucede en vez de ser un personaje activo. Ciertamente queda enredado en su propia red de mentiras, pero la cámara no le da espacio para admitirlo y se dedica en cambio a seguir los pormenores de los ataques de Nell, sus idas y vueltas al hospital, etc.

Como toda la película está filmada en primera persona, los sustos son efectivos – el estilo Blair Witch es a prueba de balas cuando de provocar shocks se trata; no importa lo incompetente que pueda ser el director, basta mover la cámara hacia un plano que no veíamos y mostrar algo que no estaba para que uno salte en la butaca -. Acá hay un mínimo de efectos especiales, lo que termina por ganar en la credibilidad del terror. Eso no quita que haya un par de momentos idiotas, como cuando Nell se roba la cámara para filmarse cometiendo desmanes.

Pero si hasta entonces las cosas venían bien – con algunas escenas y algunos detalles cuestionables sobre el rumbo elegido por el director -, El Ultimo Exorcismo decide chocar y estallar en mil pedazos al momento de desembocar en el final. Sencillamente es un climax idiota. (alerta spoilers) No sólo por la aparición de elementos inesperados y la revalorización completamente radical de personajes existentes, sino porque traiciona totalmente las expectativas creadas. La historia trataba sobre una chica poseída por el demonio, y uno espera que la chica a) desate el infierno sobre la Tierra o b) alguien la salve a costa de algún sacrificio enorme. El director Daniel Stamm inserta un c) hay una conspiración demoníaca detrás, que carece de cualquier tipo de pista previa y suena a trampa o a guionista cansado que no sabía cómo cerrar el relato. Es un final tan estúpido y anticlimático, que arruina todos los méritos que había hecho previamente el filme.(fin spoilers)

Viendo los resultados del balance, El Ultimo Exorcismo no es una mala película pero sí una decepcionante. Desperdicia una oportunidad enorme de hacer algo realmente estremecedor. Hay buenos diálogos, buenas actuaciones, algunos shocks sólidos, mezclados con un par de escenas bobas y un final realmente idiota. Traiciona su naturaleza a último momento, y traiciona las expectativas de los espectadores. Por mi parte, la recomiendo sólo para cuando salga en video; el precio de la entrada no termina por justificar el arruinamiento masivo de expectativas creadas que genera su final traído de los pelos.