Crítica: La Ultima Ola (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorAustralia, 1977: Richard Chamberlain (David Burton), Olivia Hamnett (Annie Burton), Gulpilil (Chris Lee), Frederick Parslow (reverendo Burton), Vivean Gray (Dra Whitburn)

Director: Peter Weir, Guión: Peter Weir, Tony Morphett & Petru Popescu

Trama: Sydney, Australia. El abogado David Burton ha sido puesto a cargo de la defensa de un grupo de aborígenes, a los cuales se los acusa del asesinato de uno de sus pares. Pero Burton ha visto a Chris – el líder de los defendidos – en sus sueños, y pronto queda en evidencia que el aborigen también lo conoce de antemano. Estableciéndose una amistad entre ambos, Chris le dice a Burton que a través de él habla el Murkulu, un espíritu mensajero de los sueños cuya presencia marca el final de una era. Y aunque Chris descree del aborigen, sus sueños premonitorios continúan y la presencia de numerosas señales apocalípticas – caída de granizo en los desiertos, lluvia negra en las ciudades – terminarán por convencerlo que el fin del mundo está mucho más cerca de lo esperado.

Crítica: La Ultima Ola (1977)

Luego de Los Coches que Odiaban Paris (1974) y Picnic en Hanging Rock (1975), Peter Weir se tiró a la pileta para obtener un hit internacional que le diera impulso a su carrera y, para ello, redobló los esfuerzos de costumbre. Consiguió un presupuesto generoso e importó al norteamericano Richard Chamberlain, que luego de la serie Dr. Kildare había obtenido algo de cartelera cinematográfica a principios de los 70 con papeles en Infierno en la Torre y Los Tres Mosqueteros. Y aunque La Ultima Ola no fue un blockbuster, recuperó generosamente sus costos y le consiguió algunos premios a Weir, lo que le sirvió para despacharse más tarde con su hit Gallipolli (1981), filme que se convertiría en su pasaporte a Hollywood.

Sin dudas el esfuerzo de Weir tiene un mérito enorme, ya que La Ultima Ola terminó por convertirse en la gran embajadora del cine australiano en todo el mundo, abriéndole las puertas a una cinematografía que hasta entonces nadie conocía. Y si La Ultima Ola atrajo la atención, tendría que llegar Mad Max en 1979 para que la filmografía fantástica australiana se pusiera de moda, fenómeno que se estiraría por al menos una década y cuyos vestigios llegan hasta nuestros días. Filmes como Mañana, Cuando la Guerra Comience o Rogue no habrían sido posibles si no fuera por el camino que abrieron estos pioneros.

En sí, La Ultima Ola es apocalipsis versión cine arte. Es un filme completamente minimalista y con un enfoque radicalmente contrario a lo que podría haber hecho cualquier director hollywoodense con semejante material. No esperen ver volcanes en erupción ni maquetas de ciudades prendidas fuego; aquí todo es muy sutil y pausado, con un clima basado en oníricos encuadres fotográficos y en una cuidada banda sonora.

En sí, es un filme que se mantiene muy bien a pesar del paso de los años. Hay buenas actuaciones y un soberbio clima sobrenatural, dado por situaciones mínimas – fenómenos meteorológicos inexplicables como caída de granizo en el desierto, lluvia negra o tormentas interminables; profecías y ceremonias secretas de los aborígenes, las que presagian la llegada de un enviado que marcara el principio del fin de una etapa y el comienzo de una nueva era (otra que el Calendario Maya) -, que lo mantienen a uno en suspenso todo el tiempo. El guión toma la excusa del asesinato (bah, la extraña muerte) de un aborigen para empardar a Richard Chamberlain con los miembros de esta tribu, los que lo reconocen como el mensajero del fin de los tiempos. El ambiente está muy bien logrado, especialmente porque la historia se toma sus tiempos y porque todo el misticismo aborigen tiene visos de ser real.

Pero el filme, en cambio, queda bastante resentido cuando uno intenta aplicarle ingeniería inversa a los motivos del relato. (alerta, spoilers). El guión apunta a que Chamberlain posee el poder de la premonición debido a que tuvo antepasados aborígenes en Sudamérica (en donde él nació), y a esto se suma que su abuelo y su padrastro eran sacerdotes… pero todo esto termina siendo explicado al pasar, sin profundizar sobre estos datos en ningún momento. Tampoco queda demasiado claro cuál es la naturaleza del Murkulu, si su presencia de por sí marca el apocalipsis, o se trata de que él debe cometer algún tipo de sacrilegio para desencadenarlo – el clímax de la película apunta en esa dirección; lo que hace Chamberlain es exactamente lo mismo que hizo el aborigen que perece al principio del filme -. Incluso la desaparición del moreno Gulpilil da a entender que él era el Murkulu y que Chamberlain es sólo una herramienta del destino. Pero todas estas cuestiones son dejadas en el limbo sin demasiada explicación, y quedan más como tema de charla de café que como otra cosa. (fin de spoilers)

Aún con algunas desprolijidades – el final no es claro, y está encastrado de manera apresurada con el resto del relato -, uno no puede dejar de reconocer que La Ultima Ola es un gran filme. Es posible que la trama quede muy resentida cuando se la analiza bajo el microscopio pero, mientras las imágenes están en movimiento, la experta dirección de Peter Weir camufla todos sus baches. Y desde ya que se trata de una película más que recomendable, aunque uno debe advertir que maneja tiempos y climas muy pausados, con lo cual uno debe estar con el humor apropiado para verla.