Crítica: El Túnel (2011)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Australia, 2011: Bel Deliá (Natasha Warner), Andy Rodoreda (Peter Ferguson), Steve Davis (Steve Miller), Luke Arnold (“Tangles” Williams)

Director: Carlo Ledesma, Guión: Enzo Tedeschi & Julian Harvey

Trama: La población de Sidney, Australia, sufre escasez de agua y el gobierno se compromete a resolver el problema, reciclando las gigantescas reservas que yacen en la red de túneles que pululan debajo de la ciudad. Sin embargo todo el proyecto ha quedado paralizado de un día para el otro y la inquieta periodista Natasha Warner está decidida a investigar el por qué. Pero a medida que Warner avanza en la investigación descubre una gran operación de encubrimiento por parte del gobierno, quienes han escondido los reportes de numerosas desapariciones de personas ocurridas en las inmediaciones de los túneles. Decidida a develar el misterio, Natasha ha armado un equipo de filmación y se ha lanzado a rodar en el interior de los gigantescos túneles, creyendo que allí encontrará la verdad… pero terminará por toparse con algo bestial, que ronda en la oscuridad y que depreda a todos los que osan poner un pie en las cercanías de su morada.

El Tunel (2011) Los australianos filman buen cine fantástico… aunque también tienen sus excepciones. Como es el caso de El Tunel, una película que no tiene nada de original y que pretende ser un entretenimiento modesto y potable. Y si bien no aburre, el resultado hubiera sido mucho mejor si los creativos detrás de cámaras hubieran puesto un poco más de empeño en la puesta en escena, la que tiene su cuota de desprolijidades y ridiculeces.

Imaginen The Descent, pero rodada al estilo de El Proyecto Blair Witch. Gente que se mete por cavernas carentes de iluminación (en este caso, una gigantesca red de trenes subterráneos que quedó abandonada y que yace bajo toda la ciudad de Sidney), y que se topa con bichejos que moran en la oscuridad. Sumemos a esto que, como se trata de un equipo periodístico de la televisión, esta gente está munida de cámaras y filma todo el tiempo … aún cuando el monstruo de turno les esté mordiendo una pierna. Allí radica la falla de la premisa del estilo cámara en primera persona a lo Blair Witch; si uno la acepta, puede comprar todo lo que sigue (de lo contrario, uno puede irse retirando del cine).

Descontando eso, uno podría afirmar que el estilo Blair Witch es a prueba de malos directores ya que es muy fácil generar sustos y shocks con solo un par de planos y una puesta en escena minimalista – basta que la cámara enfoque para donde no debe y nos salte algo a la pantalla -. La efectividad se basa en la sensación de inmersión que obtiene el espectador, que es muy vívida y realista en el 99% de los casos – simplemente, usted está allí -. Eso no quita que haya pésimos creativos que se las ingenien para fracasar con dicho estilo, como en el caso de la reciente Apolo 18… pero eso ya es otro tema.

Aún con todo eso, El Tunel tiene su cuota de problemas. Está armado como un falso documental en donde arrancamos reporteando a los sobrevivientes del incidente… con lo cual ya sabemos quién va a vivir y quién va a morir en loq ue sigue del filme. Hay 40 minutos iniciales de relleno que pretenden darle tridimensionalidad a los personajes (o al menos, hacerlos simpáticos), pero resultan ser una pérdida de tiempo. Para colmo, la construcción del misterio es muuuuy traída de los pelos – el gobierno no construye la planta que extraería agua de los túneles… ¿por que sabe de la existencia de las criaturas?; la periodista sospecha que algo va mal… ¿por un video no muy creíble que vió en YouTube? -, y uno puede ver que el director es mediocre cuando intenta generar tensión en una malísima escena en donde interrogan a un vagabundo y el tipo (al recordar lo que le pasó en los túneles) entra en pánico… sobreactuando mal, pero muy mal.

Las cosas mejoran un poco cuando el equipo logra meterse en los túneles y uno de ellos desaparece. Al menos mientras están allí el director se las arregla para generar un puñado de sobresaltos y un buen clima, lo que termina por salvar a la película. Pero eso no quita que haya ridiculeces – que la criatura, en un momento, tome la cámara de video y filme a los protagonistas (!); que el bicho capture a las víctimas y desaparezca con ellas en un instante como si fuera el Correcaminos de los dibujitos de la Warner, pero cuando atrapa a la protagonista la arrastra como si fuera una bolsa de papas; que encuentren sangre y restos de las victimas en una habitación con una silla, como si el bicho sentara a los cuerpos para comérselos -, amén de que la tensión generada por la incursión en los túneles se corta a cada rato ya que el (falso) documentalista decide interrumpir cada persecución intercalando la reacción y el comentario de los supervivientes en el estudio mientras contemplan dicha escena (“acá vemos que la persigue la criatura. ¿Qué sentía en ese momento?”)..

El Tunel es terror torpe con un par de momentos efectivos. Se deja ver, pero no le pida demasiado. A lo sumo es una película serie B que no ofende pero tampoco hará historia.