Crítica: El Torneo (The Tournament) (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 2009: Robert Carlyle (padre MacAvoy), Kelly Hu (Lai Lai Zhen), Ving Rhames (Joshua Harlow), Sebastien Foucan (Anton Bogart), Liam Cunningham (Powers)

Director: Scott Mann, Guión: Nick Rowntree, Jonathan Frank & Gary Young

Trama: Cada siete años una sociedad secreta compuesta por millonarios organiza el Torneo, una competición en donde 30 asesinos de todo el mundo compiten a muerte y el sobreviviente se lleva un premio millonario. Mientras realizan altísimas apuestas, los organizadores siguen el evento a través de la red de cámaras de seguridad de toda la ciudad, y han insertado dispositivos rastreadores en los cuerpos de los participantes para poder monitorearlos de manera satelital. Sin embargo, en la competición de este año uno de los participantes ha logrado quitarse el aparato, y lo descarta dentro de la jarra de cafe del bar en donde estaba desayunando. El tema es que el dispositivo ha sido ingerido accidentalmente por el padre MacAvoy – un sacerdote renegado de su propia fe, y que se ha hundido en la miseria y el alcohol -, y ahora los competidores del Torneo confunden al sacerdote con uno de los asesinos participantes. MacAvoy deberá correr por su vida mientras decenas de asesinos profesionales intentan exterminarlo por las calles de Londres.

El Torneo (2009) No pasa siempre, pero a veces uno encuentra joyitas perdidas en los videoclubes; y en el caso de The Tournament es uno de esos filmes anónimos hechos directo a video, que contiene más de una sorpresa. No es que tenga una gran personalidad propia, pero Scott Mann dirige con suficiente nervio, y la acción no posee un segundo de respiro a lo largo de toda la película. Si a usted le gustó Shoot´em Up o las películas de Jason Statham, entonces se hará una panzada con The Tournament.

Aún cuando es un filme modesto – diseñado desde el vamos como un producto directo a video -, el rodaje de The Tournament sufrió varios problemas serios. En un par de oportunidades la producción se quedó sin dinero, hasta el punto de quedarse completamente varada en Bulgaria (!!) y de tener que salir corriendo a buscar fondos para comer y terminar la pelicula. Con dos años de demora se pudo lanzar en Inglaterra, casi sin publicidad. Y a no ser de que las recomendaciones boca a boca logren rescatar al filme, lo más probable es que perezca en el olvido.

Acá hay otro de esos torneos imposibles que el cine ha creado desde Operación Dragon, pasando por Battle Royale hasta La Decima Victima, esta vez con una treintena de asesinos que toman de punto una ciudad como si fuera un coliseo romano, y se empiezan a disparar con todo por las calles. Los amorales millonarios que financian todo el show poseen poder ilimitado – hackean todas las cámaras de seguridad de la ciudad, por ejemplo – y siguen el espectáculo por TV. Cada asesino tiene un dispositivo rastreador insertado en su cuerpo, a la vez que posee un aparatito que le indica la proximidad de otro participante – de esa manera se pueden buscar para tirotearse -. El tema es que uno de ellos – el campeón de parkour Sebastien Foucan, a quien vimos en Casino Royale – ha logrado sacarse el rastreador y lo tira en la jarra de café que utilizan en un bar. El tipo que tiene la mala fortuna de tragarse dicho aparato es Robert Carlyle, que hace aquí de un patético cura alcohólico y llorón al que siempre le salen mal las cosas … pero nunca como hasta ahora.

Entra Kelly Hu a escena. Hu, cuyo papel más famoso fue agarrar a patadas a Hugh Jackman en X Men II, demuestra que es algo así como la versión femenina de Arnold Schwarzenegger – tiene un acento horrendo y es tan inexpresiva como el austríaco -, y acá hace de asesina con buen corazón (wtf?!), que entiende el error del rastreador de Carlyle y empieza a protegerlo de otros participantes. Pero a su vez está Ving Rhames (Marcellus Wallace de Pulp Fiction), el asesino campeón del torneo anterior y que se ha anotado en éste, ya que tiene el soplo de que el culpable del homicidio de su esposa se encuentra en él. Resulta algo obvio que semejantes nombres famosos en el casting van a cruzar sus caminos en algún momento, y eso que es lo que termina sucediendo. En el medio hay una parafernalia de tiroteos, persecuciones, negocios que explotan por los aires, gente que explota en pedazos, y sangrientas peleas a puño limpio.

El director Scott Mann tiene talento de sobra para dirigir las coreografías, y mantiene a la película en movimiento todo el tiempo. Oh si, la historia no es el colmo de la originalidad – por momentos es como que sintonizan a Wanted – Se Busca -, pero está sólidamente dirigida. Y si hay algo que increparle a The Tournament, es que el clímax es un poquito traído de los pelos (en especial, quién queda vivo al final y por qué). Pero por el resto, es una sorpresa realmente grata que merece nuestra más cálida recomendación. Es un show sangriento pero uno realmente divertido.