Crítica: El Toque de Medusa (The Medusa Touch) (1978)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Francia, 1978: Lino Ventura (Inspector Brunel), Richard Burton (John Morlar), Lee Remick (Dra Zonfeld), Harry Andrews (Comisionado), Gordon Jackson (Dr Johnson), Michael Byrne (Duff),

Director: Jack Gold, Guión: John Briley, basado en la novela homónima de Peter Van Greenaway

Trama: El escritor John Morlar es brutalmente atacado en su casa y el inspector Brunel se encarga de tomar el caso. Y aunque Morlar apenas sigue vivo, toda la pesquisa es tratada como si fuera un homicidio. Así es como Brunel llega al despacho de la Dra. Zonfeld, una sicóloga que trataba a Morlar. Pero Zonfeld revela que el escritor llevaba una vida torturada, convencido de que él poseía un don sobrenatural – la capacidad de producir desastres con su voluntad -. Aunque todo suena un disparate las pruebas comienzan a abrumar a Brunel, culminando con un Jumbo 747 que se estrellara en las cercanías de donde vivía el escritor y cuya catástrofe parece ser responsabilidad de éste. Y ahora el detective ha hallado un cuaderno en donde Morlar plasmaba sus pensamientos, cada vez más radicalizados y en contra del poder y las instituciones. Todas las pistas indican que Morlar está dispuesto a provocar – desde su cama de hospital – una enorme catástrofe para pulverizar de un golpe al gobierno inglés… pero Brunel no sabe ni cuándo ni dónde tendrá lugar el desastre; y sus teorías parecen las conjeturas de un loco cuando intenta advertirle a las autoridades sobre el inminente atentado.

El Toque de Medusa (1978) En 1976 Carrie puso de moda a los sicópatas con poderes mentales, y pronto comenzaron a surgir clones de todo tipo y color – desde La Furia (1978) hasta Patrick (1978) -. El Toque de Medusa (o, como le pusieron espantosamente los españoles – cuando no! – Alerta: Catástrofe!) es una entrada inglesa al género, y tiene varios elementos en común con Patrick. Aquí Richard Burton es un paciente en coma capaz de producir desastres, y Lino Ventura es un detective tratando de comprobar si eso es un disparate o un fenómeno estremecedoramente real.

Ciertamente la idea de soltar a un detective francés en medio de Londres – realizando una investigación como si se tratara de la policía local – suena a engendro disparatado del libreto creado a último momento para permitir que Lino Ventura figure en el cartel. Igual, a los cinco minutos uno se olvida de ello ya que la performance de Ventura es relajada y siempre bienvenida. El otro detalle es la contratación del sobre-actor profesional Richard Burton, un tipo que se llevaba mejor con Shakespeare que con personajes más mundanos y realistas. Lo de Burton aquí es un 50-50 – cuando debe reflejar un alma torturada, Burton es horrible; pero cuando le toca despacharse con un potente discurso misantrópico, el actor inglés se encuentra en su salsa -.

En si la trama tiene su cuota de defectos y problemas, pero no por ello deja de ser entretenida. El protagonista tiene un don maldito y esto termina por enloquecerlo, haciéndole creer que es una especie de arcángel justiciero en la Tierra y destinado a producir catástrofes para enrostrarle a la humanidad el despilfarro que hace en maquinaria militar y en desatar guerra inútiles. El tema es que el libreto se ensalza más con la pesquisa policial que con la locura mesiánica del personaje de Burton, la cual sobresale de a ratos. A uno le da la impresión que todo esto daba para mucho más, dándole más cabida al protagonista en vez de un puñado de flashbacks. En el fondo Richard Burton termina por convertirse en un terrorista con poderes sobrenaturales pero el libreto no se anima a explorar demasiado dicho terreno.

Hay otros puntos flojos, y tienen que ver con los atentados y las muertes provocadas por Burton a lo largo de su vida – al menos, hasta que el personaje se vuelve consciente de su poder -. Son secuencias que se ven superficiales o que carecen de shock, y deberían haber sido reescritas. Además resultan ser una mezcla de cosas – a veces lo de Burton es telekinesis pura, y en otros casos parece que le endilgara una letal maldición gitana a gente que termina muriendo fuera de pantalla y a kilómetros de donde se encuentra el protagonista -, lo que termina generando escenas dispares. La escena en el colegio – en donde la furia de la versión adolescente de Burton provoca un incendio – es insulsa y, por otro lado, la secuencia en donde derriba a un Jumbo 747 con su mente es completamente memorable. Casi diría que esa escena sola amerita ver el filme.

Aún con sus altibajos El Toque de Medusa es un show sólido. Es un filme que merece una remake, y no sólo por una cuestión de efectos especiales, sino para enfatizar el caracter discursivo del personaje – hacerlo como una especie de Capitán Nemo: un anti-militarista que utiliza métodos sangrientos para expresar su ideología -. El tema es que, en el mundo posterior al 11 de Setiembre del 2001, va a ser dificil encontrar capitales americanos dispuestos a financiar un filme acerca de un terrorista con poderes mentales que goza derribando aviones. Aunque lo mismo dijeron del desastre de la guerra de Vietnam y después terminaron filmando comedias y alterando la valorización histórica del conflicto. Como siempre, todo es cuestión de que pasen años, la gente tome distancia, y se olvide de cómo fueron las cosas en la realidad como para que Hollywood haga su trabajo de distorsionar la historia en su beneficio.