Crítica: Lara Croft, Tomb Raider 2: La Cuna de la Vida (The Cradle of Life) (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB / Alemania / Japon, 2003: Angelina Jolie (Lara Croft), Gerard Butler (Terry Sheridan), Ciaran Hinds (Jonathan Reiss), Noah Taylor (Bryce), Christopher Barrie (Hillary), Djimon Honsou (Kosa), Simon Lam (Chen Lo), Til Schweiger (Sean)

Director: Jan de Bont, Guión: Dean Georgaris, sobre una historia de Steve E. de Souza & James V. Hart, basados en la saga de juegos Tomb Raider de Core Design, Musica – Alan Silvestri

Trama: Lara Croft da con el paradero del Templo Lunar construído por Alejandro Magno y ahora sumergido en el mar. Explorando sus antiguedades, descubre una extraña esfera pero pronto una banda de intrusos se tirotea con Lara y su expedición. Con algunas fotos del objeto, Croft se propone investigar pero una misión del Mi6 le alerta que los perpetradores del atentado son esbirros de la mafia china, cuyo propósito es robar el artefacto para entregárselo al traficante de armas biológicas Jonathan Reiss. Con fragmentos de los mensajes interceptados, Croft deduce que lo encontrado en el Templo Lunar es un dispositivo que permite hallar el lugar de la Cuna de la Vida, donde se habría originado toda la existencia terrestre, y que contendría la Caja de Pandora. En el interior de la mítica caja habría un poderoso virus capaz de devastar regiones y poblaciones enteras. Con el propósito de detener a Reiss, Croft consigue que el Mi6 libere al mercenario Terry Sheridan, un viejo amor de Lara, quien posee contactos con la mafia china. Pero Sheridan parece tener sus propios planes, los cuales pueden evitar que Lara Croft pueda conseguir la Caja de Pandora antes que los traficantes de armas.

Lara Croft, Tomb Raider: La Cuna de la Vida Tomb Raider es el mítico juego de Core Design, que apareciera en 1996 y desatara una larga lista de secuelas que continúan hasta el presente. La originalidad de Tomb Raider se basaba en dos factores: es lo más parecido a jugar con Indiana Jones en un videogame – incluso las secuelas del juego resultaron infinitamente más populares que los juegos oficiales de Indy lanzados por LucasArts -, y de modo absolutamente pionero, presentaba a una heroína a cargo de toda la aventura. Era un juego que se basaba en ingenio y habilidad; había que resolver puzzles – que daban acceso a las tumbas y templos que Lara Croft exploraba -, y había que hacerse cargo de algunas complicadas pruebas de habilidad, las que resultaban placenteras por la gracia de los movimientos del personaje – trepar, saltar, balancearse, etc. -. Apasionante y accesible, pronto el título marcaría a fuego la industria de los videogames.

Pero Tomb Raider jamás resultó ser un juego de acción, si bien Lara terminaba de tanto en tanto envuelta en algunas balaceras. Se basaba en inteligencia y talento, y la acción era la sal que condimentaba los argumentos. Como el título era popular, no tardó demasiado en llamar la atención de Hollywood, que quiso sacar inmediatamente una adaptación a la pantalla grande. Así es como se rodó Lara Croft, Tomb Raider (exploradora de tumbas) en el 2001. El film rescataba algunos de los talentos físicos del videogame y una parte de la resolución de puzzles, pero terminó transformándose en un vehículo de acción para la entonces reciente ganadora del Oscar Angelina Jolie. Para su época, y considerando la mediocridad de las adaptaciones filmicas de videogames en general, era un triunfo para su género, sin dejar de ser una película bastante pasable para el resto del público.

Dos años más tarde llega esta secuela, a la que el público y la crítica terminó por abuchear. El director de la Tomb Raider original, Simon West, se toma el olivo y es reemplazado por Jan de Bont. De Bont había sido un director muy prometedor en una época – con las excelentes Speed (1994) y Twister (1996) -, pero para el 2003 ya era mala palabra en Hollywood, gracias a filmes tan desastrosos como Speed 2 o la remake de The Haunting. Aquí los productores desenterraron a De Bont de debajo de alguna piedra y lo pusieron en el sillón de director, decisión que todavía deben estar lamentando.

Sería injusto cargar todas las tintas a De Bont por el fracaso de The Cradle of Life. Los guionistas aportan su carga de horror, aún con la sorpresa de ver a Steve E. de Souza (autor de la saga de Die Hard) involucrado en un producto tan mediocre. Como sea, el tema es que Tomb Raider 2 hace un par de cosas mejor que el original, pero miles de otras muchísimo peor. Tomb Raider (2001) era pasable e incluso imitaba a la perfección escenas enteras de los video juegos. Pero aquí todas las premisas de la anterior son tiradas a la basura – ni siquiera Angelina Jolie parece querer seguir imitando a Indiana Jones con faldas -, y se termina por construir un film de acción del modo más estúpido posible.

Si en Tomb Raider Angelina Jolie parecía fuera de foco con el personaje, demasiado afectada e intentando generar un carisma que no poseía, al menos en The Cradle of Life se la ve más relajada y segura. Es más efectiva como heroína de acción, y tiene sus momentos para desarrollarse como caracter, que si bien no llega ni a estar al nivel dramático de la peor telenovela, al menos le dan un poco de carnadura a un personaje que antes tenía cero tridimensionalidad. El problema es que el guión y el director comienzan a vomitar de manera compulsiva escenas de acción exageradas y argumentos desorbitados, sin preocuparse siquiera si la audiencia ha comprado la idea. Es bastante parecido a lo que pasa con buena parte de los filmes de Barry Sonnenfeld, que cree que gracia es tirar constantemente objetos contra la pantalla y hacer cosas exageradas hasta lo absurdo. Aquí De Bont se empeña en lanzar a Jolie desde rascacielos con paracaídas extraños salidos de quién sabe donde, pelearse a trompadas con tiburones, armar transmisores satelitales con un TV, un celular y un chicle, o ir correteando en moto por plena Muralla China. En el medio de todo esto debería haber un argumento medianamente creíble y una dirección diestra que hiciera digerible semejantes exageraciones. Para que usted compre una historia disparatada es necesario que exista un héroe interesante, una o dos cosas absurdas a lo largo del film, un argumento medianamente inteligente, un director con talento y un actor con carisma. Aquí Jolie actúa algo mejor pero no tiene el angel que un héroe de acción precisa; la historia es absurda por donde se la mire, aparecen recursos mágicos (Deus Ex Machina) de la galera a cada rato, y para peor el director (que había filmado Speed a toda velocidad) ahora cree que la acción se filma mejor en camara lenta todo el tiempo – si esas secuencias hubieran sido rodadas en velocidad normal, quizas Tomb Raider 2 hubiera durado media hora menos -.

El tema no es sólo De Bont. El guión sale con una ensalada disparatada, donde la Caja de Pandora resulta ser la portadora de un virus ultra letal, que los egipcios descubrieron la caja y se murieron pero que alguno (no se sabe cómo) pudo resistir y enterrar en la India, tras lo cual Alejandro Magno invadió dichas tierras y se le murió todo el ejercito. Y, nuevamente, otro ser humano inmune al super virus de la Caja logró transportarlo a un templo que el conquistador construyó, dejando una pista de su ubicación en una fantástica bola holográfica imposible de construir con la tecnología de aquella época. A esto se suma el malvado ex premio Nobel que ahora vende armas biológicas y vive en el sótano de un shopping, el ex amor (y eventual traidor) de Lara Croft, la mafia china que no se sabe muy bien que pito toca en todo esto, y un montón de personajes de relleno escritos como el demonio.

Los americanos tienen un término para todo esto: prepotente (preposterous). Tomb Raider, The Cradle of Life es un film prepotente, que se lleva por delante al espectador, disparando cosas inverosímiles de la peor manera posible y sin importarle si la audiencia lo considera siquiera coherente. Cada vez que el film cambia de escenario, hay un hueco gigantesco de lógica en el guión. Sólo le interesa mostrar escenarios turísticos y disparatadas rutinas stunt. Con la excepción de algunos momentos de Angeline Jolie, y la secuencia de los guardianes de las sombras cerca del final, el resto es ridículo. Ni siquiera el guión ni los personajes le guiñan a la audiencia de que esto no va en serio – por el contrario, todos actúan como si sus vidas estuvieran realmente en juego -. Se salva de la quema porque al menos, en una madrugada solitaria plagada de bodrios en TV, resultaría medianamente digerible. Pero en un día comun, más vale que escape de Tomb Raider 2: La Cuna de la Vida.

LARA CROFT, SAQUEADORA DE TUMBAS

Los filmes basados en el videojuego Lara Croft, Tomb Raider, son: Tomb Raider (2001), Tomb Raider 2: La Cuna de la Vida (2003). Tomb Raider: Ascensión (2008) es un fan film basado en el personaje. Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft (2018) es un reboot de la saga.