Crítica: Tsunami (Tidal Wave / Haeundae) (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Corea del Sur, 2009: Kyung-gu Sol (Choi Man-shik), Ji-won Ha (Gang Yeon-heui), Joong-Hoon Park (Kim Hwi), Jeong-hwa Eom (Lee Yu-jin), Min-gi Lee (Hyeong-shik), Ye-won Kang (Hee-mee), In-kwon Kim (Dong-chun)

Director: Je-gyun Yun, Guión: Je-gyun Yun

Trama: Numerosas historias se entretejen en el distrito de Haeundae, en Corea del Sur. Comenzando por un muchacho que se ha hecho cargo de la hija adolescente de su compañero de trabajo, después que éste falleciera en alta mar durante un tsunami que asoló a Corea hace unos años. Luego hay un experto en sismología, que tiene la teoría de que la actual sucesión de terremotos en la zona terminará por desencadenar un megatsunami (con olas de más de 100 metros) en corto plazo, pero nadie le cree. Y por último hay un rescatista que comienza a salir con una chica rica y algo caprichosa. Las tres historias terminarán por enlazarse cuando una isla cerca del Japón se desplome al lecho marino a causa de los violentos terremotos y provoquen una ola gigantesca, la que llegará a Haeundae en cuestión de minutos y con escaso margen para generar algún tipo de alerta.

Tsunami (Haeundae) Tsunami es otra de esas producciones asiáticas que vuelan bajo el radar sin que mucha gente se entere de su existencia. Cuando uno las descubre, se lleva una sorpresa de aquellas, y sólo termina de salir del anonimato a causa de la recomendación boca a boca. Ciertamente es una película más que ok, aunque funciona de la manera menos esperada a la hora de lo que uno podría anticipar ante un título de cine catástrofe. Y aunque ello termine generando resultados algo bizarros, Tidal Wave no deja de ser 90 minutos muy entretenidos.

Uno podría comparar a Tsunami con otro hit surcoreano como fue The Host. Toman un género, le meten mucha comedia, y le ponen garra al momento de la acción. Aquí el estilo de la narración es muy similar y, hasta que el espectador se adapta y termina por asimilar la onda, todo le parecerá muy bizarro. Y es que Tsunami comienza con una secuencia al estilo de La Tormenta Perfecta, con marineros luchando desesperadamente por sus vidas en medio del océano, y después sigue con el experto en sismos que se la pasa lidiando con las autoridades para convencerles de que hay una devastadora amenaza inminente. Hasta allí, todo muy dramático y propio del cine catástrofe. El tema es que, cuando la historia se centra en la época actual, Tsunami se transforma en una comedia slapstick. Los personajes hacen monigotadas, se caen, se pegan, se comportan de una manera muy naif. La primera impresión es verdaderamente chocante, y calculo que son cinco minutos en que el filme permanece en vilo hasta que aparece la subhistoria del rescatista y la chica adinerada y ultra caprichosa, que es cuando la comedia realmente encuentra sus pies.

Obviamente uno tiene que tomar en cuenta la idiosincracia coreana (y asiática en general). Respetan reverencialmente a sus mayores, muelen a palos a los jóvenes para que aprendan algo (o hagan lo que quieren los adultos), son muy inocentes en muchas cuestiones – sobre todo, las sentimentales -, y explotan en ráfagas emocionales (de bronca o de risa). El humor no es igual para todas las etnias, y a simple vista la comedia inherente de Tsunami es tan sofisticada como una sitcom del Disney Channel. Pero hay unos cuantos momentos en que la película se vuelve hilarante. No es que los chistes siempre acierten, pero la mayoría da en el blanco, quizás porque uno compra la idea y las buenas intenciones del director – de pasar un buen rato antes de que venga la avalancha de los efectos especiales -.

Si uno considera los bodrios de historias de stock que suelen rellenar las películas de cine catástrofe – la chica que precisa el transplante, el ladrón que se fuga, la pareja de viejitos que se va a morir, etc -, Tsunami tiene al menos el buen gusto de hacer algo diferente. Quizás el tema es que le pone demasiada onda de comedia, tanto que termina por devorar la tridimensionalidad de los personajes. Seamos realistas: en el cine catástrofe la gente se muere, y todo el relleno previo es – supuestamente – para que la audiencia tome partido por los protagonistas antes de que el guión empiece a asesinarlos de las maneras más creativas. Pero acá hay tanto chiste y tan poca historia personal que uno siente realmente muy poco por estas personas (más allá de simpatía) y, lo que es peor, cuando llega el Tsunami de marras parece un balde de agua fría (ja,ja!) lanzado sobre una comedia que estaba bastante potable. Si uno la compara con The Host, verá la diferencia de calidad en el enfoque. En The Host había comedia, pero había un fuerte desarrollo de las relaciones familiares del protagonista; y cuando todos juntos se enfrentaban a la amenaza, terminaba por resultar emocionante. En Tsunami hay demasiados personajes haciendo comedia, apenas hay alguna pausa para mostrar los sentimientos entre ellos, y cuando los barre el agua, a uno le da la sensación de que es una jugada de mal gusto del libreto (como insertando con calzador algo perteneciente a otra película mucho más seria). Eso no quita de que el director Je-gyun Yun filme la catástrofe con mucho nervio – los FX son algo dispares, pero las tomas están hechas con mucha originalidad -, permitiéndose incluso insertar comedia en un momento tan terrible como ése. La escena en donde uno de los protagonistas queda atrapado en un puente colgante, con un buque de carga incrustado sobre él, es sencillamente hilarante.

Tsunami es más que recomendable. Desde ya le advierto que debe resistir los 10 minutos iniciales hasta adaptarse al ritmo de comedia de la película, pero después es una fiesta. ¿Si hay huecos de lógica?. Se cuentan por decenas; pero en vista del valor del entretenimiento que brinda el filme (y de la simpatía de los protagonistas) resulta eminentemente perdonable.