Crítica: Objetivo: La Tierra (Target: Earth) (1954)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1954: Richard Denning (Frank Brooks), Kathleen Crowley (Nora King), Virginia Grey (Vicki Harris), Richard Reeves (Jim Wilson), Robert Roark (Davis)

Director: Sherman A. Rose, Guión: James H. Nicholson, Wyott Ordung y William Raynor, basados en el cuento Deadly City de Paul W. Fairman

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Trama: Nora King se despierta luego de un intento de suicidio con pastillas somníferas. Pero al salir de su habitación descubre que todas las calles de la ciudad se encuentran desiertas. Nora se topa con Frank Brooks, un forastero que acaba de recuperar la conciencia luego de un intento de robo la noche anterior. Ambos deambulan por la metrópoli intentan ubicar otros supervivientes o siquiera una radio que les alerte sobre lo que está sucediendo. Pero al hallar varios cadáveres, algunos autos con los motores desarmados, y los edificios intactos, Nora y Frank llegan a la conclusión que la ciudad fue evacuada de emergencia en vísperas de una ataque. Junto con otros sobrevivientes intentan salir de la urbe; pero terminan por toparse con lo que parece ser una avanzada alienígena que esta cubriendo la ciudad y es indetenible. Y ahora el grupo deberá ocultarse como puede mientras esperan que el ejército pueda rechazar lo que parece ser el inicio de una invasión extraterrestre.

Objetivo: La Tierra Ya hemos contado en otras ocasiones que los temas predominantes en la sci fi de los años 50 eran el temor a la bomba atómica y la posibilidad de una guerra con la Union Soviética. Ello terminó por enmascararse en numerosas producciones serie B con monstruos mutantes e invasiones alienígenas , que hicieron la suerte de alegoría del áspero clima con el cual convivían los americanos en los años iniciales de la Guerra Fría.

Entre esa avalancha de producciones de bajo presupuesto y calidad mediocre, uno suele encontrar joyitas olvidadas como Target: Earth. Hay algunas curiosidades en el staff: está Richard Denning de El Escorpión Negro y El Monstruo de la Laguna Negra; y en el libreto figura el legendario James H. Nicholson, el co fundador (junto con Samuel Z. Arkoff) de la American International Pictures, uno de los estudios de cine fantástico más prolíficos en la década del sesenta.

Objetivo: La Tierra es un claro ejemplo de lo que puede hacer un guión inteligente para compensar la escasez de dólares para los efectos especiales. Aunque no se le reconozca el mérito, la escena inicial donde Kathleen Crownley corre por una ciudad fantasmalmente desierta es notablemente influencial. El mismo setup está presente en una enorme cantidad de filmes apocalípticos posteriores que van desde On The Beach y The World, the Flesh and the Devil (ambas de 1959) hasta todas las adaptaciones filmadas de la novela Soy Leyenda de Richard Matheson. Aquí el ignoto director Sherman A. Rose (que sólo dirigiría un par de películas más antes de seguir con su habitual oficio de editor durante el resto de su vida) es más que competente, logrando crear un excelente clima fantástico con dos pesos de presupuesto. Y el libreto se da maña para dar explicaciones razonables y ponerlas en boca de protagonistas creíbles. Si bien no son grandes personajes, al menos tienen bastante tridimensionalidad, se comportan con naturalidad y hacen razonamientos lógicos. El encuentro de los protagonistas con un matrimonio embriagado en un club abandonado está desarrollado con sorprendente fluidez, cuando lo habitual en la serie B hubiera sido caer en la caricatura. También es cierto que esto es acompañado por buenas performances.

Pero una de las cosas más interesantes de Target Earth es que el desarrollo de la invasión está explicado en términos militares coherentes, a la vez que se mantiene el punto de vista de las víctimas. Aquí no hay héroes del día, sino personas comunes intentando entender y escapar de una situación anormalmente aterradora. Por el otro lado, los militares hablan de los alienígenas como “el enemigo”, y plantean estrategias razonables. No es el habitual docudrama cargado de explicaciones rimbobantes y sanateras, sino parece estar concebido como un filme de guerra. La ciudad ha sido evacuada, los servicios básicos han sido cortados y los autos remanentes han sido inutilizados para evitar su uso por el enemigo; hay una necesidad de tomar prisioneros para saber tanto sus intenciones como su naturaleza; cuando un alienígena es atrapado, es sometido a experimentos para ver sus posibles debilidades; y las deducciones científicas son eminentemente pragmáticas. Hasta uno puede aplaudir el desarrollo minimalista de la invasión – una sola ciudad, escasos decorados -, lo que la hace funcionar prácticamente como un thriller sicológico. Si no fuera por las escenas con los militares, hasta uno podría pensar que los supuestos supervivientes en realidad han muerto y están viviendo en una especie de limbo – véase sino que todos los integrantes del grupo han permanecido inconscientes durante la evacuación debido a circunstancias potencialmente mortales: el loco que se escapa de la prisión, el vendedor que ha sido brutalmente asaltado, la chica que quiso suicidarse -. A falta de un villano con personalidad – los invasores son anónimos y se ven fugazmente -, Target Earth introduce a un criminal en el grupo de supervivientes – lo cual es un cliché para generar tensión y producir el desenlace -, pero al menos está escrito con bastante altura como para resultar perdonable; y el clímax – acotado y expeditivo – se reserva un par de sorpresas con alguna que otra muerte inesperada.

El gran problema de Objetivo: La Tierra es que la credibilidad casi se va al caño cuando aparece la caja de zapatos gigante que se supone es uno de los robots invasores. Es un diseño muy poco feliz de la criatura y encima, por la escasez de presupuesto, se ve que sólo había un traje que es el que terminaron usando en todas las escenas. Pero pasado ese momento bizarro, y teniendo en cuenta que todas las secuencias juntas con el patético robot no llegan a sumar cinco minutos del filme, el resto es muy bueno y no debe desmerecerse por la pobreza de los FX. Es cierto que es un filme muy dialogado y casi no hay acción, pero es un producto más que competente para su categoría. Y es una película altamente recomendable.