Crítica: El Monstruo del Pantano (Swamp Thing) (1982)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1982: Adrienne Barbeau (Alice Cable), Dick Durock (la cosa del pantano), Louis Jourdan (Arcane), Ray Wise (Dr Alec Holland), Nicholas Worth (Bruno), Reggie Ball (Jude), David Hess (Ferret)

Director: Wes Craven, Guión: Wes Craven basado en la historieta de la DC Comics creado por Len Wein & Berni Wrightson

Trama: La técnica Alice Cable es enviada a una instalación secreta en los pantanos de la Florida, en donde se realizan investigaciones de avanzada sobre genética vegetal y animal. Pero la base es atacada por el genio criminal conocido como Arcane, quien somete al Dr Alec Holland para que le diga los componentes de la fórmula secreta que ha descubierto. Sin embargo, una explosión en el laboratorio ha provocado que la fórmula caiga sobre el cuerpo de Holland y éste, gravemente herido, se pierda en las aguas de los pantanos. Alice ha logrado escapar pero es perseguida por los hombres de Arcane, ya que saben de que ella posee los documentos de Holland donde figura el detalle de la fórmula. Pero cuando están por atraparla, una impresionante criatura detiene a los perseguidores y le salva la vida a la muchacha. Y ese monstruo resulta ser Alec Holland, quien ha evolucionado hasta convertirse en un híbrido entre humano y vegetal.

El Monstruo del Pantano (Swamp Thing) The Swamp Thing es una creación de Len Wein y Berni Wrightson que apareció en un capítulo unitario de la serie de historietas de suspenso House of Secrets (de la DC Comics) en Julio de 1971. Contaba la historia de un triángulo amoroso compuesto por un científico, su mujer y un pretendiente de ella, quien provocaba un accidente en el laboratorio del marido para quedarse con la chica. Las cosas no salían como lo esperado – el científico, en vez de morir, mutaba en una horrenda criatura -, y el monstruo le daba su merecido a su victimario, para luego alejarse de su esposa y desaparecer en los pantanos.

Wein y Wrightson debieron haberse inspirado en relatos clásicos de terror… aunque en realidad la fuente de inspiración más cercana en el tiempo parece haber sido la aparición de la tira Man-Thing de la Marvel en Mayo de 1971, que contaba una historia similar (y que a su vez, tomaba ideas de la desaparecida tira The Heap de los años 40). Con el correr del tiempo Man-Thing terminó por convertirse en un comic regular de la Marvel, y al parecer la gente de la DC Comics no quiso quedarse atrás: en 1972 el personaje fue resucitado con su propia tira.

Es imposible adivinar qué es lo que pudo haber pasado entre bambalinas para que las dos editoriales de comics más grandes del planeta no hayan entrado en una guerra legal por generar historietas similares. Mientras que Man-Thing se fue decantando por aproximación hacia el género de monstruos – la criatura prácticamente había perdido toda humanidad -, The Swamp Thing fue pasando por diversas etapas, desde super héroe ecológico hasta criatura mística conectada con magos y elementales, pasando por una fase con tono de terror a full. Cada autor que tomó la historieta (desde Alan Moore hasta Mark Millar) le puso su impronta y relanzó la tira con tonos completamente diferentes en cada ocasión.

A principios de los años ochenta aún quedaban rastros del furor causado por el Superman de Richard Donner, y los dueños de la licencia de Swamp Thing (Benjamin Melniker y Michael E. Uslan, quienes a su vez tenían los derechos cinematográficos de Batman en aquel momento) decidieron desarrollar una versión sobre el personaje. Para ello convocaron al maestro del terror Wes Craven, auteur hasta ese momento de La Ultima Casa a la Izquierda y Las Colinas Tienen Ojos.

Pero la versión 1982 de El Monstruo del Pantano es un esperpento que desborda mediocridad por los cuatro costados. El problema principal es el mismo Craven, que generó un libreto horrible y no sabe dirigir acción. Aquí los personajes vomitan clichés a cada rato, hay una troupe de ofensores del arte de la actuación – en especial el amigote de Wes Craven, David Hess, que es totalmente inepto en su papel de secuaz del villano -, hay dos mangos de presupuesto para la producción, y la historia se pone cada vez más ridícula a medida que se acerca el final. En general todo el filme despide un tufillo a telefilme de la semana, en donde hay un par de escenas de desnudos puestas a propósito con el unico fin de estrenarla en cines en el mercado internacional.

Pero no pasa nada interesante aquí. Louis Jourdan intenta aportar algo de clase pero su villano es patético. Sus imbéciles secuaces se la pasan corriendo por los pantanos tras Adrienne Barbeau. El monstruo del pantano se la pasa gritando hasta que se acuerda que puede hablar. A la criatura le cortan un brazo pero toma algo de sol, hace un poco de fotosíntesis y le sale una ramita nueva… y al final, el líquido que permite fusionar genes vegetales y animales no es tal sino que es un elixir que transforma a la gente en su esencia a la enésima potencia – un cambio estúpido de las reglas del libreto puesto sobre la marcha, sólo como excusa para que Louis Jourdan se transforme en un patético disfraz de carnaval de hombre lobo y haya un grand finale con dos monstruos peleando -. Los últimos quince minutos de El Monstruo del Pantano son de una absoluta imbecilidad.

Lamentablemente el único que tiene buenas lineas de diálogo en todo el filme es Reggie Ball – un morenito que ayuda a Adrienne Barbeau cuando las papas queman -; pero el libreto jamás se calienta en explicar como un chico negro de doce años vive solo en medio del pantano y regentea una gasolinera. Por Dios, que guión más malo.

Swamp Thing es una adaptación terrible. El 90% del filme es mediocre y relativamente tolerable, pero cuando llega al 10% final, usted comienza a odiarlo. Malos actores, malos diálogos, mala dirección, pésimo libreto. Es obvio que Wes Craven no entiende los códigos del cine de superhéroes; pero ni siquiera cuando intenta generar algo de tensión y horror la película funciona. A lo sumo se limita a copiar hasta la saciedad la imagen al estilo de La Momia (1959), con la criatura cargando a la bella en medio de los pantanos. Pero el resto definitivamente es aborrecible.