Crítica: El Super Agente 86 (Get Smart) (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 4/5: muy buena USA, 2008: Intérpretes: Steve Carell (Maxwell Smart), Anne Hathaway (agente 99), Dwayne Johnson (agente 23), Alan Arkin (el Jefe), Terence Stamp (Siegfried), Terry Crews (agente 91), David Koechner (Larabee), James Caan (el Presidente)

Dirigida por Peter Segal. Guión de Tom J. Astle & Matt Ember sobre los personajes de la serie homónima de TV creada por Buck Henry y Mel Brooks. Música de Trevor Rabin.

Trama: La ultrasecreta agencia de inteligencia norteamericana CONTROL ha sufrido un devastador ataque por parte de su rival KAOS. Ahora los enemigos disponen de la lista de los agentes aliados en todo el mundo y comienzan a eliminarlos. Con pocos agentes de campo vivos (y con sus identidades secretas reveladas), el Jefe de CONTROL realiza un ascenso de emergencia a su mejor analista, Maxwell Smart, y lo envía junto con la agente 99 a investigar y detener la escalada de violencia que mantiene KAOS. Pero Smart es extremadamente incompetente, y sólo de casualidad el dúo de agentes logra encontrar pistas que develan un plan de extorsión nuclear a los Estados Unidos por parte de Siegfried, uno de los altos jefes de KAOS. Ahora Smart y 99 deberán correr contra el tiempo para evitar un atentado atómico a una ciudad norteamericana.

Crítica: El Super Agente 86 (Get Smart) (2008)

Esta es la esperada adaptación para la pantalla grande de la serie de TV de culto Get Smart (1965 – 70). En Norteamérica (así como en numerosas partes del mundo, y al igual que otros clásicos como Star Trek), ganó mayor popularidad en sus continuas reemisiones que cuando estaba originalmente en el aire. En el caso del Rio de la Plata, el SuperAgente 86 siempre fue un favorito del público y generaciones enteras crecieron disfrutando su humor absurdo.

Ya hemos comentado la historia de la serie de TV en el apartado correspondiente. Get Smart es otro hijo de la Bondmanía de los años 60, donde la fiebre del género de espías estaba en auge. Pero en los últimos años, con la falta de ideas de Hollywood, comenzó a prosperar la moda de las remakes de series clásicas de televisión, y el proyecto de revivir a Maxwell Smart entró en la agenda. Ciertamente el intento anterior en los ochentas – La Bomba que Desnuda, con el protagónico de Don Adams – había sido una abominacion sideral; y viendo en los créditos a guionistas como Tom J. Astle y Matt Ember – cuyo mayor mérito fue escribir Failure to Launch (2006) -, uno podría esperar que el nuevo film fuera un desastre de proporciones bíblicas.

Las buenas noticias son que El Super Agente 86 (2008) es un film mucho mejor de lo que uno podría esperar. Ciertamente la historia es pura rutina Bond – organización del mal con poder atómico para volar medio planeta -, y el encadenamiento de los pasos de la investigación son bastante traídos de los pelos, pero no es lo que interesa aquí. Lo que realmente importa es ver qué han hecho con estos personajes tan queribles de nuestra juventud, y fundamentalmente si han mantenido la identidad y la gracia sin ser un calco o la repetición de chistes de la tira televisiva.

Por allí pasan sus defectos y también sus virtudes. Realmente el Maxwell Smart de Steve Carell no es un clon de Don Adams, pero bien puede funcionar como un primo cercano. Inteligentemente Carell no imita a Adams, sino que le da su propia impronta, pero el personaje aún conserva rasgos que mantienen su identidad. Mientras que Adams disparaba los diálogos como un maniático, Carell es mucho más reprimido para despachar las frases. Si Adams era un necio peleado con la tecnología, Carell es ahora un nerd analítico que sabe pelear y disparar pero que sigue sin comprender cómo funciona el mundo. Este Maxwell Smart es ahora un burócrata totalmente perdido en el universo que existe fuera de su escritorio de oficina; y en muchos casos es sorprendido en su propia ingenuidad, tal como era el personaje de Steve Carell en su anterior opus Virgen a los 40.

Y sigue siendo tan burro como siempre, como la formidable escena en el baño del avión o los cruces con 99, que son formidablemente graciosos. Donde hay algunos problemas es con los clichés de la serie – la mitad de las veces en que se usan las frases clásicas de Don Adams como “fallé por un poquitito” o “me creería si le dijera…” erran el tiro; incluso toda la secuencia del clásico cono del silencio (que ahora es cibernético y sigue igual de ineficiente) es fallida -. Pero por otro lado Carell tiene suficiente gracia propia para sobrellevar los baches y llevar el film adelante con mucho humor. Además el director Peter Segal ha hecho un cuidadoso trabajo de reconstrucción e identidad para los fans; desde mantener la música y los títulos de la serie, pasando por el museo de CONTROL – que conserva el traje, el zapatófono y el Sunbeam rojo que usaba Don Adams, y que Carell utiliza en el film – hasta el cameo de Bernie Kopell (el Siegfried original) y denominar Aerolineas Yarmy (el apellido original de Adams) a una línea aérea en la que vuelan los agentes.

Pero si Maxwell Smart sigue manteniendo bastante de su linaje, el resto de los personajes no tienen la misma suerte. Lo cual no necesariamente significa un mal cambio. El más obvio es el de la agente 99, que en la serie era una chica ingenua y con un cheque en blanco permanente para las locuras de Smart, y que ahora es una recia espía que apenas tolera a 86. La química funciona realmente distinta, más parecida a la teniente Doreau con el policía loco de Sledge Hammer (otra serie de TV que retomaba perfectamente la fórmula de Get Smart pero en tono de sátira al género policial) que a otra cosa. Esta 99 es una mujer del nuevo milenio, independiente e inteligente, y que se encuentra constantemente desaprobando las pifias de Max. El otro personaje de peso es el Jefe; pero Alan Arkin tiene pocos momentos para lucir su gracia, ya que el papel es bastante limitado y lo poco que hay se parece poco y nada al perfil que había desarrollado Edward Platt. Están también Larabee (donde David Koechner se luce, pero el personaje es ahora un fanfarrón pedante), y un cameo de Patrick Walburton como Hymie que podría haber sido mejor.

Con lo cual la mayoría de los personajes conservan el nombre pero no sus personalidades; y las nuevas que el guión les asigna son graciosas pero funcionan de un modo diferente. Quizás el mayor error del film – desde el punto de vista de la nostalgia – es el personaje de Siegfried, que ha sido totalmente castrado. En la serie era charlatan, torpe y tan necio como Max; aquí el rol va a parar a Terence Stamp, que definitivamente no es un actor de comedia (aunque ha participado en varias como La Hija de mi Jefe o La Mansion Embrujada). Hay un par de entregas de Stamp que demuestran el potencial del nuevo perfil pensado para el personaje – un tipo malo, realmente malo, cinico e intolerante -, pero el libreto no se encarga de expandirlo. Su duo con Shtarker debería funcionar como Pierre Nodoyuna y Patan de Los Autos Locos, pero aquí parecen Patan con el Emperador Palpatine de Star Wars.

El SuperAgente 86 es una muy buena comedia y una gran adaptación de la serie en sus propios términos. Es un aggiornamiento de la idea que funciona mayormente bien. El elenco es ideal (salvo Stamp) y tiene unos momentos de tontería sideral que son realmente graciosos; pero fundamentalmente mantiene un buen ritmo de manera que uno siempre esté entretenido (y que un gag fallido sea rápidamente sepultado por uno nuevo). Tiene lo suficiente de nostalgia para los fans, y mucha gracia de situaciones nuevas como para seducir a las nuevas generaciones.

MAXWELL SMART, EL SUPERAGENTE F 86

Las reviews de este portal sobre el agente Maxwell Smart son: La serie de TV Get Smart (1965 – 1970); el telefilm reunión Get Smart, Again! (1989) y la adaptación para la pantalla grande El Superagente 86 (2008)