Crítica: El Hombre Araña (Spiderman) (2002)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2002: Tobey Maguire (Peter Parker/Spider-Man), Kirsten Dunst (Mary Jane Watson), Willem Dafoe (Norman Osborn/Green Goblin), James Franco (Harry Osborn), Rosemary Harris (Tia May), Cliff Robertson (Ben Parker), J.K. Simmons (J. Jonah Jameson), Joe Maganiello (Flash Thompson)

Director: Sam Raimi, Guión: David Koepp, basado en el comic creado por Steve Ditko & Stan Lee, Productores – Marvel Enterprises, Musica – Danny Elfman

Trama: Peter Parker es un estudiante universitario que es picado accidentalmente por una araña modificada genéticamente. Poco a poco Parker comenzará a notar cambios en su cuerpo y la aparición de habilidades especiales, como superfuerza, la posibilidad de lanzar telas de araña con sus manos o trepar por las paredes. Mientras se encuentra decidiendo qué hacer con sus nuevas habilidades, su tío Ben muere a manos de un ladrón que eventualmente Parker dejara escapar. Decidido a combatir el crimen, Parker se transforma en el Hombre Araña, un enmascarado que surca los rascacielos de Nueva York ayudando a los desamparados y protegiendo a los inocentes. Pronto el Hombre Araña deberá enfrentarse con el Duende Verde, quien resulta ser el padre de su mejor amigo; un industrial que sufre un accidente en su laboratorio de investigación, por el cual su mente queda con multiples personalidades y que se apropia de equipo militar para cometer sus fechorías en Nueva York.

Arlequin: Critica: El Hombre Araña (Spiderman) (2002)

  Spiderman es posiblemente el superhéroe más carismático de todos los tiempos, surgido de las páginas de la Marvel Comics en Agosto de 1962 gracias a los dibujos de Steve Ditko y los guiones del patriarca del género, Stan Lee.

Las razones de su éxito no son casuales; en primer lugar, es el primer superhéroe adolescente, elemento que acerca el género al público al cual está destinado el comic. En segundo lugar, es un héroe con problemas, humano, rodeado de personas con sentimientos y conflictos como cualquiera. Comparado esto con el estoicismo de tiras como Superman o Batman – más centradas en las batallas contra el mal que en desarrollar a sus personajes tridimensionalmente -, es un cambio radical introducido al género, aunque si bien mucho del trasfondo sicológico de Spiderman (u otros héroes creados por Lee) tiene ribetes de telenovela. Pero son más las virtudes que los defectos, especialmente a la hora de acercar el concepto del super héroe a las masas. Cada personaje surgido de la pluma de Stan Lee puede ser perfectamente usted o yo: gente que se cansa, que tiene una agenda apretada, que debe trabajar para vivir, que se enamora de la persona equivocada, que es discriminada, que llora y se deprime. Además de cierta juvenilia propia del personaje, dado por la edad de Parker, que hace que sus actos heroicos tenga cierta comicidad y/o resulten malinterpretados por el resto (como J. Jonah Jameson) o perseguidos por las fuerzas policiales a las cuales pretende ayudar. Esto difiere enormemente del mensaje patriótico panfletario y de espíritu de cuerpo de los héroes DC, donde prácticamente todo los caracteres de su panteón son aliados de las fuerzas del orden: ejército, policía y gobierno los reconocen como amigos y acuden a ellos cuando las cosas se salen de madre.

De hecho, la galería de la Marvel está poblada por héroes marginales (o marginados). Combatidos, no reconocidos o malentendidos, lo cual pone a los personajes constantemente en conflicto. ¿Para qué seguir luchando si no hay apoyo ni reconocimiento?. La diferencia la hace la gente común, la masa, quienes sí reconocen – al contrario que sus instituciones – los verdaderos valores de los héroes.

Spiderman, al igual que la mayoría de los héroes de Lee, posee una mecanica aceitada a la perfección sobre la definición de historia y personajes. Vale decir, todas las adaptaciones del comic han reflejado con buena fidelidad el espíritu de la tira, tanto su versión animada para la TV como la breve serie protagonizada por Nicholas Hammond en 1978, con la excepción de que la última – por falta de presupuesto – sólo mostraba a Arañita (¿qué otro superheroe tiene un apodo tan afectuoso creado por la gente?) combatiendo criminales callejeros y no super villanos.

La serie de TV solo duró una temporada, y había aparecido a la sombra del éxito de Superman. Pero el enfoque tomado y la falta de capital para desarrollar una producción decente le quitaron puntos a la hora de ser popular. Así que después de la serie, los derechos empezaron a dar vuelta por los estudios y las manos de diversos productores, desde el falaz Roger Corman hasta los infames Golan Globus, y figuraron en la carpeta de los más disímiles directores, desde Tobe Hooper a Albert Pyun, llegando incluso a estar en la agenda de James Cameron.

El tema es que había conflictos de derechos sobre el personaje, lo cual trabó durante demasiado tiempo la posibilidad de llevarlo a la pantalla grande. En especial, un problema de entendimientos entre la MGM y la Sony que terminaría zanjándose con la MGM dándole los derechos a Sony a cambio de restituir éstos derechos sobre el personaje de James Bond (una historia que data de la realización en 1965 de Operación Trueno, y donde uno de los productores – Kevin McClory – comenzó a batallar legalmente para poder hacer una serie paralela de 007 – este punto lo desarrollamos en profundidad en SSSM – ).

Entra Sam Raimi a escena. Raimi es uno de los mayores talentos de Hollywood, un revolucionario en términos de lenguaje visual. Desde su primer film – Evil Dead (1982) -, ha desarrollado un status de culto, y prácticamente todas sus películas son comics filmados (acción vertiginosa, tono de comedia, cortes rápidos, efectos especiales exagerados). Raimi ya se había internado en el género creando su propio superhéroe, Darkman, que era una especie de fantasma de la ópera moderno, y que en más de un aspecto resultaba más entretenida que, p.ej., la primera Batman. Raimi se reconocía fan de las tiras de Stan Lee, por lo que cuando se anunció su elección como director, resultó como el sueño de todos los fans (y del mismo Raimi) hecho realidad.

Y sin duda Spiderman (o el Hombre Araña, como quiera llamarlo) es el film que los seguidores del comic esperaban. Sigue letra a letra la historia del personaje, con algunos cambios interesantes: ya no es una araña radiactiva sino una modificada genéticamente la que pica a Parker; las telarañas que lanza no provienen de aparatos que Parker construye sino que surgen de su cuerpo; Parker es un free lance más que un empleado permanente del Daily Bugle; y su fuerza es mayor aún que la que figuraba en la tira. Los intérpretes son ideales, con la timidez de Tobey Maguire, el aire de femme fatal adolescente de Kirsten Dunst o el genial mal humor de J.K. Simmons como el jefe editorial del diario. Son buenos actores y se meten en la piel de sus personajes a la perfección.

El problema pasa por el lado del mal. Dafoe es un muy buen actor pero que requiere un dirección estricta para evitar que caiga en la sobreactuación… y que no es efectiva aquí. Quizás tenga que ver también por cierta sicología barata aplicada por el guión, que no le da un trasfondo realmente siniestro a Osborn / Green Goblin, y sea más cartón pintado que un verdadero villano. Si hablamos de villanos perfectos, hablemos del Joker de Batman 1989, y evidentemente Dafoe no llega a la décima parte de maldad reflejada en la pantalla. Además, hablando de Batman, hay secuencias como el enfrentamiento en el desfile que son casi un calco del climax del film del encapotado – si bien es una secuencia bien dirigida, podrían haber hecho algo más original -. Y el otro problema es que el film es a veces excesivamente dialogado. Ciertamente esto le da tridimensionalidad a los personajes, pero muchas veces hay tiempos muertos o parlamentos no muy interesantes que estiran demasiado la trama entre las ocasionales secuencias de acción. Además, falta mayor emoción a la historia, algo que Raimi puliría en la secuela en gran forma.

Es una adaptación digna, pero le falta más espíritu épico a la historia y un villano más siniestro. Sin duda es un buen film, pero resulta un aperitivo comparado con la formidable Spiderman 2.

EL HOMBRE ARAÑA

La saga moderna de Spiderman se compone de: Spiderman (2002), Spiderman 2 (2004) y Spiderman 3 (2007). El Sorprendente Hombre Araña (2012) es el reboot de la franquicia y el comienzo de una nueva trilogía (que quedaría inconclusa), seguida por El Sorprendente Hombre Araña 2: La Amenaza de Electro (2014). En el 2017 Marvel tomaría las riendas del personaje y lo integraría al MCU, comenzando con su participación en Capitán América: Guerra Civil (2016) y siguiendo con sus aventuras en solitario Spiderman: Regreso a Casa (2017) – Spider-Man: Lejos de Casa (2019) – Spider-Man: Sin Camino a Casa (2021). Sony armaría un universo cinemático propio (Spiderverse) a partir de los villanos del Hombre Araña (aunque sin mencionar a este) en el 2018, comenzando con Venom (2018) – Venom: Carnage Liberado (2021) – Morbius (2022) – Madame Web (2024). En el 2018 llevaría a la pantalla grande una aventura animada con la versión de Miles Morales del personaje en Spider-Man: Un Nuevo Universo (2018)