Crítica: Silent Venom (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2009: Luke Perry (comandante James O’Neill), Krista Allen (Dra. Andrea Swanson), Tom Berenger (almirante Bradley Wallace), Louis Mandylor (Jake Goldin), Anthony Tyler Quinn (Eddie Boudreau), John L. Curtis (comandante Houston Davies)

Director: Fred Olen Ray, Guión: Mark Sanderson

Trama: El comandante de submarino James O´Neill está a punto de ser retirado de servicio sin honores debido a un acto de insubordinación. El almirante Bradley Wallace cree en el oficial, y hace un arreglo para darle una misión a cambio de anular el juicio militar pendiente. En este caso debe llevar un viejo submarino decomisionado que ha sido adquirido por Taiwan; pero en el trayecto recibe la orden de recoger a los miembros de una expedición científica militar que estaban apostados en una isla de los mares orientales de la China. Lo que desconoce O´Neill es que dicha expedición estaba experimentando con serpientes alteradas genéticamente para posibles usos militares. Y las mismas han crecido de tamaño hasta proporciones gigantescas.

Silent Venom Hay personajes en la industria cinematográfica que no sólo sobreviven sino que se construyen una larga prolífica carrera aún a pesar de su total falta de talento. Tipos como Jess Franco o Fred Olen Ray, que es el caso que nos ocupa. Yo pienso que deben ser personas muy simpáticas, que han hecho amigos por todos lados – lo que le genera oportunidades laborales – y que deben ser realmente económicos a la hora de filmar, ya que sus películas son horrendas pero deben dejar algunas monedas de ganancia. Y a pesar de su prontuario, siguen filmando.

Lo primero que vi de Olen Ray fue Critical Mass (2000) con Treat Williams y Udo Kier. Mediocre en el peor de los casos, filmada con dos mangos. Pero lo que más me llamó la atención es que, en un momento del filme, hay una persecución entre un camión y un helicóptero. “¡WTF! ¡Esto ya lo he visto!” me dije; y era que el tipo se había afanado completamente la cacería entre Arnold Schwarzenegger y Robert Patrick de Terminator 2. Ese es el nivel de los filmes de Olen Ray.

Sin dudas el tipo es un personaje. En sus ratos libres es un wrestler – usa el apodo de Freddie Valentine en los matchs de lucha libre -, y comenzó a rodar películas en 1977, siempre para el circuito Grindhouse aunque últimamente saca filmes directo a video como el caso que nos ocupa. Tal como Jess Franco ha dirigido terror, ciencia ficción, softcore, comedias … de todo. Y hay dos particularidades de que se repiten con cierta frecuencia en sus filmes: una, que recicla escenas de acción de películas más conocidas (como el ejemplo anteriormente citado); la otra, es que a Olen Ray le encanta trabajar con actores retirados o en decadencia. Ha filmado con Peter Cushing y Christopher Lee, pero también con Robert Quarry, Fred Williamson, Tim Thomerson (una mega estrella del bajo presupuesto), Gil Gerard, Marc Singer… y la lista es interminable.

Acá Fred Olen Ray se dedica a mezclar Anaconda con Terror a Bordo (Serpientes en el Avion), dos no-hits que toma de inspiración. Los actores decadentes de turno son el blando Luke Perry y Tom Berenguer, quien se la pasa respirando para adentro para que no exploten los botones de la chaqueta de almirante y maten a alguien. Entre otras elecciones poco acertadas de casting – y eso que uno critica a Uwe Boll! – está Krista Allen como la científica de turno – actriz bonita pero pasada de botox, y que figura en su haber el protagonizar versiones para cable de Emmanuelle – y Louis Mandylor – hermano de Costas Mandylor, el de Saw IV y V, y que desde Mi Gran Boda Griega no sabe interpretar otro tipo de personajes -. El nivel de las actuaciones es inferior al de una telenovela. Y a la hora de que aparecen las serpientes de turno, los CGI parecen dibujitos animados.

El nivel de toda la película es similar al de los bofes que engendra Sci-Fi Channel (como El Ataque de los Dragones o La Ultima Arma del Reich), sólo que con menos delirio. Aquí todo el mundo se toma demasiado en serio el hecho de luchar contra serpientes ridículas generadas por computadora. A su vez Fred Olen Ray filma rápido, sin demasiado tiempo para construir algo de atmósfera y credibilidad. El libreto es una catarata de clichés y malos diálogos. Y las cosas empeoran cuando el director empieza a desarrollar su variante de serpientes en el submarino. Simplemente es patético.

Silent Venom (Veneno Silencioso) es una película terrible por los cuatro costados. Mala, aburrida, llena de situaciones estúpidas (como cuando Louis Mandylor se asusta del rugido de las serpientes – porque las víboras rugen, ¿no lo sabía? – y accidentalmente tira al suelo todos los frasquitos de antídoto que hay en la isla). Esquívela a toda costa; y si le dieron una copia, simplemente préndale fuego y evítele pasar por esta tortura a otro espectador desprevenido.