Crítica: Sicario (2015)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2015: Emily Blunt (Kate Macer), Benicio Del Toro (Alejandro), Josh Brolin (Matt Graver), Victor Garber (Dave Jennings)

Director: Denis Villeneuve, Guión: Taylor Sheridan

Trama: La agente Kate Macer – del escuadrón táctico del FBI que opera en el campo de la lucha contra las drogas – acaba de liderar un importante raid en Arizona. Han copado una casa plagada de cadáveres, victimas de un cartel mexicano que escondía los cuerpos de sus enemigos tras las paredes de una casa de un barrio privado. La eficiencia del operativo ha impresionado a las autoridades, quienes llaman a Macer y le proponen unirse a una fuerza de tareas dedicada a golpear los carteles de la droga con puño de hierro. El problema es que los objetivos de la fuerza permanecen en secreto y Macer se ve envuelta en operativos que cruzan clara – y brutalmente – los bordes de la legalidad. Su oficial a cargo – el misterioso Matt Graver, el cual siempre está acompañado de un silente asesor colombiano – le comenta que su misión es hacer ruido para espantar al contacto local del cartel, provocar su huida, seguirlo y dar así con el jefe de toda la operación. El problema es que el clima es denso, plagado de traidores y asesinos, y en donde el peligro se cierne a cada momento sobre la vida de los integrantes del operativo. Y entre la violencia y la información a retazos que obtiene de su manejador, Kate se encuentra al borde la renuncia ya que el accionar del grupo la está llevando mucho mas allá de los limites morales que ella está dispuesta a tolerar.

la legalidad (o la falta de ella) no representa un problema para Benicio del Toro en Sicario (2015) la legalidad (o la falta de ella) no representa un problema para Benicio del Toro en Sicario (2015)

Sicario (2015) Que Sicario apenas figure con tres nominaciones al Oscar en rubros técnicos es una muestra patente de que la academia de Hollywood está compuesta por simios descerebrados. Oh sí, las quejas abundan últimamente – faltan nominaciones a Chi-Raq y a Creed; no hay artistas de color ternados – pero lo de Sicario bordea la alevosía. Esta es la versión “Hurt Locker” de la guerra contra el narcotráfico: el filme respira un clima denso, recargado de electricidad y violencia, el cual es mas propio de los filmes sobre la guerra en Irak o Afganistán… esas incursiones interminables al territorio enemigo, en donde una vasta caravana artillada hasta los dientes puede ser fácilmente emboscada y despedazada por los villanos de turno, y en donde los cadáveres expuestos en la vía publica son carteles de aviso para aquellos que se animaron a desafiar las sangrientas reglas del lugar. Desde ya Sicario no es un filme de acción sino un drama turbio sobre la guerra contra las drogas, la cual está matizada por abruptas ráfagas de violencia que están para impresionar mas que para entretener y por lo cual la cinta se sale de los canones habituales del típico producto hollywoodense.

En Sicario seguimos el trayecto de una agente del FBI (Emily Blunt, la cual se está convirtiendo en una habitué del cine de acción luego de Edge of Tomorrow), la cual ha sido reclutada por una oscura fuerza de choque compuesta por diversas agencias gubernamentales y las cuales están decididas a no dar un paso atrás en la lucha contra las drogas. La cuestión del narcotráfico se ha salido de control, razón por la cual están decididos a tomar acciones extremas para combatir situaciones extremas. Con la Blunt nos internamos en ese submundo oscuro, pleno de secretos y sangre, en donde la legalidad pasa a ser una mera formalidad fácil de sortear. El manejador de la Blunt (Josh Brolin, en otro de sus tipicos papeles siniestros) le dice poco y nada sobre las misiones a cumplir, con lo cual la chica termina descubriendo sobre la marcha – y de la manera mas sangrienta posible – los propósitos de los operativos. La Blunt es muy buena con las armas y es una agente bastante avispada, pero ni siquiera su sólida experiencia de campo le sirve para lidiar con el infierno que es atacar a los carteles mexicanos de frente. La primera secuencia de acción es una larga travesía de un convoy artillado (compuesto por agentes norteamericanos), los cuales van a Mexico a buscar un cabecilla importante del cartel (y al cual van a moler a palos para sacarle toda la información que les resulte de importancia) y traerlo a los States. El tema es que los tipos se internan en Juarez, la cual parece erigida sobre las puertas mismas del infierno. Como si fuera una urbe iraquí, las explosiones y los cadáveres desmembrados abundan, fruto de una guerra entre carteles. Entrar en medio del pandemonio y llevarse el tipo es prácticamente una misión imposible. Las emboscadas están a la orden del día, y ello da lugar a una de las secuencias mas memorables del filme.

Pero, como dijimos antes, Sicario no es un filme de acción. Luego del tiroteo inicial viene el desarrollo del complot, en donde la Blunt va descubriendo que todo esto no es mas que un operativo negro, un comando clandestino que apenas bordea lo legal y que no le hace asco a liquidar y torturar gente. El encargado de ello es Benicio del Toro (cuándo no!), el cual es un tipo realmente vicioso a la hora de castigar seres humanos y obtener la data que se le de la gana. De a poco vamos aprendiendo sobre su trasfondo y pronto uno se da cuenta que lo de Del Toro va mas allá del deber; lo suyo es una misión personal, una fuerza de la naturaleza destinada a castigar a aquellos que le han arruinado la vida. No es un inocente que se ha vuelto violento, sino un tipo que ya era violento y ahora se encuentra en trance de justiciero implacable. Ambiguo, oscuro y fascinante.

Es dificil explicar con palabras lo logrado del clima de Sicario. Esta gente golpea a los malos, pero estos no se quedan quietos y siempre están al acecho. Es un clima de peligro constante, en donde cualquier tipo puede sonreirte y después pegarte un tiro por la espalda. Y mientras la fuerza operativa se baña en la amoralidad, el director Denis Villeneuve te la contrapone con la realidad de los operativos del cartel, muchas veces oficiales corruptos que aceptan encargos como una fuente de dinero extra. Los villanos son buenos padres de familia, los agentes de la ley son violentos y sádicos. Todo está empapado de una moral color gris oscura, en donde los limites son difusos y en donde nadie puede salir bien parado.

Sicario es uno de los mejores filmes del 2015. Su omisión en los premios de la academia simplemente es criminal. Tal como La Noche Mas Oscura, muestra lo peor de las fuerzas norteamericanas del orden, aquellas que están dispuestas a todo con tal de asegurar la paz y la superviviencia de su modo de vida. El problema, claro está, en que las ofensas tienen una causa y pocos filmes analizan dicha causa. Sicario no lo hace pero en cambio nos da una visión descarnada de los estertores de una enfermedad – crónica, endémica, creciente – que infecta las raices del suelo norteamericano y a la cual los locales están dispuestos a combatirla, aunque sea quemando las naves de su propia moralidad.