Crítica: Scanners, Amos de la Muerte (1981)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Canada, 1981: Stephen Lack (Cameron Vale), Jennifer O’Neill (Kim Obrist), Patrick McGoohan (Dr Paul Ruth), Michael Ironside (Daryl Revok), Robert Silverman (Benjamin Pierce)

Director: David Cronenberg, Guión: David Cronenberg

Trama: Cameron Vale es un indigente que es atrapado por agentes de seguridad luego de un incidente en un shopping. Cuando despierta, el doctor Paul Ruth le informa que se encuentra en las instalaciones secretas de la corporación ConSec – dedicada a la experimentación de armas -, y que el es un scanner: un individuo con enormes poderes telepáticos que le resultan imposibles de dominar (y que por ello causara el accidente del shopping). Vale es adiestrado como agente de ConSec, y es enviado a seguir los pasos de Daryl Revok, un scanner sicótico y renegado que está exterminando a otros scanners. Pero a medida que avanza la investigación, Vale comenzará a descubrir que las cosas no son como parecen.

Scanners, Amos de la Muerte Para los años ochenta, David Cronenberg se venía perfilando como un director de excepcional inteligencia. Si bien sus obras hasta entonces – como Shivers (1975), Rabia (1976) y The Brood (1979) – habían cosechado el favor de la crítica, aún era un desconocido para el gran público. Es que en realidad la inmensa mayoría de la filmografía de Cronenberg (de entonces y de ahora) es muy oscura y cerebral, y funcionan como filmes de culto antes que como blockbusters comerciales. De hecho Scanners, Amos de la Muerte sería el primer hit taquillero de Cronenberg; y no volvería a obtener un éxito similar en cuanto a recaudación sino hasta que le llegara el turno la adaptación de la obra de Stephen King La Zona Muerta (1983) y la remake de La Mosca en 1986.

En sí Cronenberg vendría a ser el equivalente en el terreno fantástico de un David Lynch. Si bien es mucho menos críptico que Lynch, no deja de generar obras complejas que exigen un público inteligente dispuesto a analizar ideas. Por otro lado, maneja una imaginería que a veces bordea lo retorcido; uno de los temas centrales de su filmografía es la fusión entre la mente y el cuerpo con la máquina, que en muchas ocasiones lo explicita de manera shockeante. Si se quiere, Cronenberg ha hecho suya una de las premisas del Ciberpunk, y la ha transformado en uno de los leit motiv de su obra. Pero a su vez, la densidad de su filmografía sólo le ha ganado adeptos en círculos intelectuales. Cronenberg alternaría filmes más personales como Almuerzo Desnudo (1991), Crash (1996) y ExistenZ (1999) con otras historias más standard y comercialmente más atractivas como Una Historia Violenta (2005) y Promesas del Este (2007).

Pero Scanners, Amos de la Muerte es una de sus obras más entendibles para el gran público. En el fondo no deja de ser una adaptación muy liberal del comic X-Men, con una evolución genética de la humanidad, hombres con superpoderes y sociedades secretas que están en guerra permanente. No es dificil poner al profesor X en el mismo lugar que el Dr. Paul Ruth, capacitando a personas con superpoderes y enseñándole a dominar los mismos.

Es una película bien hecha, aunque tiene detalles aquí y allá. Por un lado el filme tiene sus momentos de lirismo, como la sesión que comanda Jennifer O´Neil y en donde los scanners fusionan sus mentes; o cada escena en la que aparece Patrick McGoohan (El Prisionero), cuyos parlamentos son realmente inspirados (“Revok está matando a cada uno de los 237 scanners que existen en este planeta… maravillas de la evolución que la humanidad se ha perdido de conocer y que no podremos reponer”). El otro punto excelente es la elección de Michael Ironside como el villano de turno (este papel lo llevaría a la fama y se especializaría en este tipo de roles). Ironside es un villano inteligente y despiadado, incapaz de cometer errores. La secuencia inicial con el duelo de scanners – en donde le vuela la cabeza a Louis Del Grande – es shockeante y ya es todo un clásico.

Pero por otro lado, la historia comienza a flaquear un poco en credibilidad a medida que avanza. Por ejemplo, que el vagabundo Cameron Vale se transforme en un James Bond sicotrónico de una escena a la otra, o el descubrimiento del complot que termina por ser algo rebuscado – ¿las corporaciones no tienen idea en qué invierten o a quién tienen contratado? -. También la secuencia en la que Stephen Lack se conecta a una computadora central a través de su mente es muuuy traída de los pelos. Si bien es espectacular, la idea de que una computadora tenga un sistema nervioso (sic) al cual un hombre pueda conectarse es ridícula. A lo sumo, capturaría bytes y números binarios en vez de texto (a menos, claro, que el scanner tenga una copia de Windows instalada en su cabeza) (¡¿wtf?!).

Pero el enorme problema de Scanners, Amos de la Muerte es el protagonista. No sé por qué eligieron a alguien tan incompetente como Stephen Lack para interpretar al personaje principal. Lack se ve como un idiota, habla como un idiota y actúa como un idiota. Tiene carisma cero. Su performance es completamente amateur, y parece un niño grande en vez de una persona atormentada por un oscuro secreto. Es la presencia de Lack la que arruina definitivamente los méritos del filme.

Scanners, Amos de la Muerte es una muy buena película si uno hace caso omiso de Stephen Lack y de los defectos del guión. Michael Ironside y Patrick McGoohan compensan de sobra, y hay acción mezclada con ideas interesantes. Una buena opción para volver a visitar este fin de semana.

DAVID CRONENBERG

En este portal hemos comentado algunos filmes de la obra de Cronenberg: Rabia (1976), The Brood (1979), Scanners, Amos de la Muerte (1981), La Zona Muerta (1983), Videodrome, Cuerpos Invadidos (1983), La Mosca (1986), Almuerzo Desnudo (1991), eXistenZ (1999)