Crítica: Una Mirada a la Oscuridad (A Scanner Darkly) (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2006: Keanu Reeves (Robert Arctor / Fred), Robert Downey Jr (James Barris), Woody Harrelson (Ernie Luckman), Winona Ryder (Donna Hawthorne), Rory Cochrane (Charles Freck), Dameon Clarke (Mike)

Director: Richard Linklater, Guión: Richard Linklater, basado en la novela homónima de Phillip K. Dick, Musica – Graham Reynolds

Trama: El futuro, siete años a partir de hoy. Fred es agente de la oficina antinarcoticos y se encuentra realizando una operación encubierta, tomando la identidad del traficante Robert Arctor. La identidad real de Fred es desconocida incluso dentro de la agencia, ya que utiliza un biotraje que camufla sus facciones y su voz cuando se encuentra en las oficinas de la policía. Todo la misión está montada para desmantelar una operación de venta de la nueva droga conocida como sustancia D, y llegar hasta sus fabricantes. Pero Fred ha debido ingerir pastillas de la droga y su cerebro comienza a desequilibrarse. A ello se suma los intentos mezquinos de su compañero de vicio James Barris por delatarlo a la policía (y quedarse con la operación de venta), su amor no correspondido con una de las drogadictas que concurre a su casa, y la persecución de las fuerzas policiales que han colocado a Arctor como un objetivo primario de captura… sin saber que realmente es Fred. Todo ello terminará convirtiéndose en un cóctel explosivo para la vida del agente encubierto.

A Scanner Darkly A Scanner Darkly es una adaptación de la novela del mismo nombre, escrita por Phillip K. Dick – el autor de culto tras las historias originales de Blade Runner y El Vengador del Futuro, entre otros títulos -. En verdad este trabajo de Dick contiene fuertes ribetes autobiográficos, ya que el autor se encontraba experimentando con drogas desde mediados de los 60; y, a principios de los 70, comenzó a tener picos paranoides que motivaron que fuera internado en una clínica de rehabilitación. La inmensa mayoría de lo narrado en el libro (y en el film) está transcripto por Dick desde sus experiencias reales con la droga y el proceso de desintoxicación: desde las visiones de pesadilla, el centro de consumo montado en la casa, la manía persecutoria de que la casa estaba vigilada hasta los episodios médicos y la llegada a la clínica de rehabilitación. El film concluye con una larga lista de personas reales, amigos de Dick en el vicio, cuyo daño causado por la droga ha terminado por ser irreparable.

Al mando del proyecto está Richard Linklater. Las obras más populares de Linklater son, sin dudas, Before Sunrise (1995) y su secuela Before Sunset (2004) (con Ethan Hawke y Julie Delphy) y la excelente remake de la comedia Bad News Bears (2005). Pero usualmente Linklater es un tipo experimental y se desempeña más a gusto en el cine independiente. A Scanner Darkly es, en más de un sentido, un hijo directo de su trabajo previo Waking Life (2001), donde ya había experimentado con las técnicas de Rotoscope (esto es, un grupo de dibujantes toma, fotograma a fotograma, una filmación con actores y los reemplaza con animaciones).

De más está decir que la mezcla de Linklater con Dick no es para cualquiera. Sin dudas todas las obsesiones de Phillip K. Dick están aquí, como las realidades distorsionadas, los problemas de identidad del protagonista así como el tema de la memoria y los recuerdos. Linklater hace una traslación fiel al libro, podando la mayoría de los elementos de sci fi de la obra de Dick, y sólo restrigiéndose a mantener el tema del biotraje que camufla los rasgos de los agentes de narcóticos; aparte de eso, todo el escenario está montado en el presente actual, y la sustancia D no difiere demasiado de otro tipo de droga que se conozca hoy en día. Lo que sí añade Linklater de su pecunio (y expande al texto de Dick) son las largas peroratas intelectualoides con que se despachan los protagonistas (en especial el personaje de Robert Downey Jr).

El film realiza unas cuantas cosas bien, y unas cuantas cosas mal; y ambas vienen de la mano en los mismos puntos. La técnica de Rotoscope es fascinante (a años luz de la horrible El Señor de los Anillos (1978) de Ralph Bakshi) pero resulta absolutamente desperdiciada aquí. Mientras que ello le provee un medio económico para ilustrar las bondades del biotraje y sirve para mostrar una realidad distorsionada y alucinógena, la óptica de la animación es siempre la misma. Por ejemplo, el deterioro mental de Fred no es acompañado por las imágenes (debería proveer alucinaciones o una realidad mucho más deformada de lo que se ve en la película; a lo sumo Fred logra visualizar, en un momento, a sus compañeros de convivencia como insectos gigantes pero no mucho más que eso). Por otro lado los diálogos suenan creíbles – todas las fantasías conspirativas que tienen los drogadictos pasados de rosca; las explicaciones estúpidas acerca de cómo funciona el mundo, o las presunciones acerca de lo desconocido -, pero a la vez Linklater los expande con densos discursos de tono filosófico, tal como había hecho previamente con la pesadísima Waking Life. Todas las escenas en el bar bien podría pertenecer a dicha película.

Además de esto, cuando la película se acerca al fin, la historia comienza a perder sentido. (alerta: spoilers) Si todo esto fue una maniobra complicada para poder mandar a Fred a la granja de rehabilitación de la corporación NewPath, bien podría haberse encontrado una manera más directa de conseguir el mismo objetivo. Cuando Fred llega a la rehabilitación está en el borde de convertirse en un vegetal; y la agencia sólo cruza los dedos para que conserve algún instinto de sus días como agente, y logre descubrir que la corporación es la misma que fabrica la sustancia D. Es absurdo. Mientras tanto, la vida de Fred ha quedado deshecha. (fin de spoilers).

A Scanner Darkly es interesante como experiencia (ver el proceso de degradación de Fred), no como historia (con inicio y final). El desenlace es obvio. Las performances son dispares (mientras Keanu Reeves y Winona Ryder están ok, Robert Downey Jr y Woody Harrelson exageran demasiado sus papeles y quedan como comic relief), la técnica de Rotoscope no está explotada como corresponde, la trama cuesta seguirla a veces, y los diálogos van de lo profundo a lo intelectualmente pretensioso. Es una obra única y dispar que puede cautivar al espectador mientras está en movimiento pero definitivamente no cuando concluye.