Crítica: El Santo en Operacion 67 (1967)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 4/5: muy buena Mexico, 1967: Santo (como él mismo), Jorge Rivero (Jorge Rubio), Elizabeth Campbell (Ruth Taylor), Noé Murayama (Sadomi Suki), Midori Nagashiro (bailarina japonesa), José Luis Caro (agente de Interpol)

Director: René Cardona y René Cardona Jr. – Guión: Gregorio Walerstein y Rafael García Travesi

Trama: Los wrestlers mexicanos Santo y Jorge Rubio son en realidad agentes encubiertos de Interpol. Y la agencia los llama para cubrir una difícil misión: localizar a una organización internacional de falsificadores que se ha apoderado de un juego de placas para imprimir billetes. Pero sus vidas pronto estarán en riesgo cuando los criminales detecten sus movidas e intenten asesinarlos en reiteradas ocasiones.

El Santo en Operacion 67Ya hemos hablado del legendario luchador mexicano Santo, el enmascarado de plata, cuando hicimos su referencia en Santo y Blue Demon contra Dracula y el Hombre Lobo en nuestro portal de cine fantástico Arlequin. La enorme popularidad del Santo impulsó una larguísima carrera cinematográfica – desde 1961 hasta 1982 -, rodando hasta 4 o 5 filmes por año.

En el celuloide, el Santo fue lo más parecido a un superhéroe a la latinoamericana, muy al estilo de Batman. La diferencia es que sus adversarios solían caer en el terreno de lo fantástico, donde el luchador se enfrentaba a marcianos, momias, vampiros y hombres lobo. Orientado a un público mayormente infantil (o pre adolescente), eran aventuras realmente entretenidas y coloridas. Fuera por la acción, lo delirante de sus argumentos o lo bizarro de sus valores de producción, es muy raro que uno se aburra con un filme del Santo.

El caso que nos ocupa es bastante singular. En Operación 67, el Santo se aleja de combatir alienígenas y demonios, y entra a jugar a lo James Bond. Lo que sorprende del filme, es que es bastante adulto – lo que no significa que sea serio -. Hay bastantes muertes en primer plano, y hay un par de desnudos sorpresivos (gratuitos, como deben ser!), los que parecen estar puestos adrede para subir la calificación de la película.

Es interesante notar como todas las corrientes del sesenta confluyen. Operación 67 podría ser perfectamente una adaptación políticamente correcta de las aventuras de Kiling si el villano tuviera una máscara. Tenemos a otro enmascarado, muchas mujeres pulposas ligeras de ropas, y bastante violencia. Pero además de todos esos condimentos pulp, la dirección es más que potable. Los Cardona (padre e hijo) dirigen el delirio con bastante estilo. Por ejemplo, el robo inicial de las matrices de los billetes está montado con bastante sofisticación – no hay diálogos; los villanos montan una camioneta similar a la que transporta las placas, y se ubican detrás de la original; se hace la copia en plena ruta y se sustituye el original por las placas falsas; las matrices salen del país en una maleta nagnética adosada al fondo de un barco -, y los diálogos no lastiman los oídos. Las mujeres son bien abundantes – como era lo usual en aquella época – y recrean la vista. Y si a eso le sumamos que hay acción cada dos minutos – rodada con buena calidad -, es imposible no entretenerse. Después del robo hay un strip tease, una pelea, una persecución, otra pelea, otra persecución… y así todo el filme. ¿El argumento?. Bien, gracias. Si uno puede achacarle algo al guión, es que no hace el más mínimo esfuerzo de desarrollar algún tipo de trama. Caería dentro de los argumentos que yo llamaría “portación de cara“: el Santo es considerado una amenaza para la organización e intentan eliminarlo, aún cuando el tipo ni siquiera empezó a investigar. Al final los asesinos lo llevan a las puertas de su guarida secreta para intentar emboscarlo. Sí, estos criminales son realmente ineptos – si no hubieran hecho nada, seguirían despachando billetes falsos hasta el día de hoy -, pero ¿a quién le importa?.

Además de las mujeres abundantes está Jorge Rivero para deleite de la audiencia femenina. El tipo tiene toda la pinta, un físico formidable, actúa de manera decente y encima es wrestler. En smoking es una perfecta versión a la mexicana de James Bond. Aquí lo ponen de compañero del Santo, simplemente porque a él le toca matar a los esbirros – el Santo sólo los noquea – y porque le corresponde a alguien una cuota de escenas de cama. Rivero probaría suerte en Hollywood en algunos papeles menores (apareció en Río Lobo con John Wayne y también en la miniserie Centennial), sin demasiado éxito. Pero acá es un sólido co-protagonista y le toca en suerte su propia ración de acrobacias. Huye de un avión que le dispara en un deportivo, enamora a la asesina de turno, se pelea en las profundidades con hombres rana; y por el otro lado el Santo trepa edificios enteros a mano desnuda, se trompea con decenas de secuaces, y se despacha con un Jaguar clase E cargado de gadgets. Como se puede ver, no hay película de 007 que haya quedado virgen a la hora de birlar secuencias de acción – desde Goldfinger y Operación Trueno hasta Solo se Vive Dos Veces -. Mientras que usualmente esto suele ser irritante – otros imitadores han calcado plano por plano dichas escenas -, aquí está filmado con bastante nervio y talento como para resultar interesante y original en sus propios términos. Podría equipararse a las mejores aventuras de euroespías de aquel entonces.

El Santo en Operación 67 es delirio y diversión con un seudo tono adulto. No hay nada ridículo en el libreto – simplemente es lineal y demasiado sencillo -, pero es una excusa válida para ver una escena de acción tras otra. Obviamente a nadie en este planeta se le ocurriría poner de agente secreto al luchador más conocido de México, pero en este universo no existe la lógica. Aquí simplemente son buenos impolutos contra villanos retorcidos en una batalla constante e intensa. Y si hay algo que lamentar, es que la película deja una puerta abierta para continuar la aventura en posibles secuelas, algo que lamentablemente no ocurrió.

4 CONNERYS: Una deliciosa aventura pulp con el Santo jugando a ser James Bond. Gadgets, asesinas sensuales, hermosas locaciones, y numerosas persecuciones y peleas filmadas con talento. El guión no ganará un Oscar, pero no hay ni un solo momento aburrido en toda la película.