Crítica: Salting the Battlefield (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 3/5: buena GB, 2014: Intérpretes: Bill Nighy (Johnny Worricker), Ralph Fiennes (PM Alec Beasley), Saskia Reeves (Anthea Catcheside), Judy Davis (Jill Tankard), Helena Bonham Carter (Margot Tyrrell), Ewen Bremner (Rollo Maverley)

Director: David Hare – Guión: David Hare

Trama: Johnny Worricker y su compañera Margot Tyrrell siguen en fuga después de enterarse que el primer ministro británico Alec Beasley ha financiado parte de su campaña con fondos provenientes de una oscura corporación dedicada a fabricar cárceles secretas para la CIA en todo el mundo. Ahora Worricker está intentando una contraofensiva, publicando en la prensa informes parciales de que la fundación de Beasley sigue recibiendo fondos de la lucha clandestina contra el terrorismo. Beasley ha enviado al Mi5 a cepillar toda Europa, pero Worricker y Tyrrell se mantienen en constante movimiento y siempre un paso mas adelante de sus perseguidores. Pero la mano ha cambiado, y Worricker ha contactado a la editora en jefe de un periódico de segunda, prometiéndole datos directos que comprometerán aún más a Beasley. El tema es llegar a Inglaterra esquivando a su escolta y sin que los servicios de inteligencia se enteren. Pero…¿realmente Worricker ha tenido tanta suerte en su fuga?; ¿o está siendo ayudado desde las altas esferas – y de manera totalmente clandestina – ya que están deseoso de deponer a Beasley a toda costa?.

Bill Nighy y Ewen Bremer le ponen ganas pero la última entrega de la trilogía de Johnny Worricker se ve rutinaria y sin fuerza

Salting the BattlefieldSalando el Campo de Batalla es la tercera y última entrega de la saga de Johnny Worricker protagonizada por Bill Nighy e iniciada en el 2011. La serie es un tiro por elevación a los métodos no ortodoxos de la guerra contra el terrorismo iniciada por los norteamericanos en el mundo posterior a setiembre 2001 y apoyada incondicionalmente por los ingleses. En este caso toda la historia gira sobre un primer ministro británico que ha recibido fondos de una corporación vinculada a la construcción de celdas clandestinas para la CIA – esos huecos en países perdidos en donde entierran a los terroristas y los torturan lejos de los ojos de la prensa, tal como se mostraba en La Noche Mas Oscura, y que automáticamente significa avalar los métodos ilegales de los yanquis -, lo que le ha servido para financiar una fundación política destinada a ser su plataforma a futuro después que abandone el cargo. El imprevisto testigo de la movida es Bill Nighy, un astuto analista de inteligencia que decide escapar antes que lo boleteen. La parte 1 y 2 trata sobre la fuga y, en este ultimo capítulo, Nighy decide emprender algún tipo de contraofensiva antes que los fondos y las fuerzas se agoten y no tenga a dónde mas escapar.

Como siempre la gracia del asunto es Bill Nighy, pero aquí el delicioso actor inglés parece operar en piloto automático. Se lo ve serio, encorvado, grave, como afectado por la artritis que le deforma las manos. Por contra Salting the Battlefield parece carente de foco y se desvía en tramoyas familiares – la hija de Nighy embarazada y encamotada con un espia que quiere saber dónde está su viejo; Nighy y Bonham Carter recreando chispazos de su amor; la vice ministro afectada por la corrupción e inoperancia de su marido; el primer ministro, aterrado por la filtración de datos sobre sus fuentes de financiamiento y ajustando tornillos a diestra y siniestra; y una oscura Judy Davis haciendo su propio juego sin dejar saber bien cuáles son sus reales propósitos – en vez de avanzar realmente con la trama, o hacer una movida novedosa. Mucha pirotecnia verbal y poca acción y, cuando la historia se pone en movimiento, lo hace por carriles rpevisibles. Nighy volviendo a Gran Bretaña y utilizando la prensa para hacer pública en toda su intensidad la historia del financiamiento, obligando a un acorralado primer ministro a utilizar tácticas desesperadas.

Honestamente, el único personaje interesante es Judy Davis, la cual es imprevisible y maneja los hilos de la trama a su placer y con gran inteligencia. El resto está mas que ok, pero ninguno termina de destacar. Considerando el fantástico manejo de los capítulos anteriores, Salting the Battlefield se ve genérica y termina con un silbido en vez de un gran estruendo, lo cual tiene algo de decepcionante. Es una lástima ya que la saga venía con inspiración de alto vuelo y termina en una suerte de Todos los Hombres del Presidente a la inglesa, menos tensa y mas previsible.

LA TRILOGIA DE JOHNNY WORRICKER

Página Ocho (2011) – Turks & Caicos (2014) – Salting the Battlefield (2014)