Crítica: Rubber, el Neumático Asesino (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA / Francia, 2010: Stephen Spinella (Sheriff Chad), Jack Plotnick (guía), Wings Hauser (hombre en silla de ruedas), Roxane Mesquida (Sheila), Remy Thorne (Zack Hughes), David Bowe (Mr Hughes),

Director: Quentin Dupieux, Guión: Quentin Dupieux

Trama: Un guía lleva a un grupo de personas al medio del desierto y les entrega binoculares, diciéndoles que desde allí verán todo el show. Ellos forman la platea de un cine imaginario, viendo un filme en vivo acerca de un neumático que ha cobrado vida y se ha transformando en un asesino serial. Como el neumático tiene poderes mentales, comienza a hacer explotar a cada una de sus victimas. Pero el sheriff local – mientras lee el guión del filme – termina por darse cuenta de quién es el homicida (por disparatado que parezca) y comienza a perseguirlo. Y, mientras tanto, la audiencia del filme ha comenzado a morir lentamente, ya que el guía les ha llevado comida envenenada para eliminarlos y terminar antes la película. Pero como uno de los espectadores no probó alimento alguno – y sigue vivo – el elenco se ve obligado a seguir adelante con la trama de la cinta.

Crítica: Rubber, el Neumático Asesino (2010)

En la película de Steven Spielberg “E.T.”,¿por qué el extraterrestre es marrón?

Por ninguna razón

En “Love Story”,¿por qué los dos protagonistas se enamoran perdidamente?

Ninguna razón.

En “JFK”, de Oliver Stone, ¿por qué el Presidente es asesinado de repente por un desconocido?

Ninguna razón.

En la excelente “Matanza de Texas”, de Tobe Hooper, ¿por qué nunca vemos a los personajes ir al baño, ni lavarse las manos, como la gente hace en la vida real?

Por ninguna razón en absoluto.

Peor, en “El pianista”, de Polanski, ¿cómo es que este tipo tiene que esconderse y vivir como un vagabundo cuando toca tan bien el piano?

Una vez más la respuesta es “ninguna razón”.

Podría seguir durante horas con más ejemplos. La lista no tiene fin. Probablemente nunca lo habían pensado, pero todas las grandes películas, sin excepción, contienen un importante elemento de “ninguna razón”.

¿Y saben por qué?

Porque la vida misma está llena de “ninguna razón”.

¿Por qué no podemos ver el aire a nuestro alrededor?

Ninguna razón.

¿Por qué siempre estamos pensando?

Ninguna razón.

¿Por qué a unas personas les gustan las salchichas y otras las odian?

Por ninguna puta razón.

Damas, caballeros:

La película que van a ver hoy es un homenaje a la “ninguna razón”, el más poderoso elemento de estilo.

Tomen una película de monstruos, agréguenle un enfoque de metaficción – en donde los protagonistas son conscientes que están en una película -, y dénle esa historia a Diego Capusotto. Semejante experimento terminaría por resultar en algo similar a Rubber, el Neumático Asesino.

Como bien dice Stephen Spinella en su monólogo inicial, ésta es una película basada en la “falta de razón”. Esto es, las cosas pasan sin motivo alguno. Esto establece nítidamente el perfil de Rubber, el Neumático Asesino, comunicándole a la audiencia que se trata de un ejercicio en el absurdo. Es cierto que en los filmes pasan cosas inexplicables pero, cuando éstas pasan en tal cantidad que se transforman en la mayoría de la trama, todo termina en surrealismo puro. Y eso lo que ocurre aquí.

Por un lado tenemos a un grupo de gente que sería la audiencia “en vivo” de lo que ocurre en el filme. No importa si lo que pasa es en el pueblito cercano o a 100 kilómetros o dentro de una habitación, ellos lo ven todo desde unos binoculares y discuten todo el tiempo sobre el significado de la historia. Por otra parte está la trama en sí, sobre un neumático que cobra vida, tiene poderes mentales, se obsesiona con una chica, mata a todo aquel que se interpone en su camino, y se emociona viendo carreras de NASCAR en la TV.

Por supuesto esta es una película eminentemente simpática, con un monstruo absurdo haciendo cosas absurdas, y en donde los personajes rompen todas las reglas del lenguaje cinematográfico standard cada vez que pueden. Los actores del filme se siente obligados a interpretar porque la audiencia los ve; pero, si no, le hablan directo a la cámara. A su vez la platea pasa sin comer día y noche en medio del desierto, simplemente porque no pueden despegarse de seguir viendo el show.

Por supuesto es difícil criticar a Rubber, el Neumático Asesino, ya que lo suyo funciona más como una experiencia que como otra cosa. En un universo de reglas tan cambiantes, no hay manera de prever hacia donde va el filme. Sólo es una excusa para presentar gags absurdos (y muy originales), parodiando clichés del cine de terror. Si hay algo que reprocharle, en todo caso, es que algunas escenas se sienten estiradas más de lo que deberían, y la construcción del absurdo es más simpática que hilarante. Pero eso no quita que uno recomiende de corazón a Rubber, el Neumático Asesino, ya que es una rareza que rompe todas las normas y se transforma en un film isla que merece verse.