Crítica: Robocop (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2014: Joel Kinnaman (detective Alex Murphy / Robocop), Gary Oldman (doctor Dennett Norton), Michael Keaton (Raymond Sellars), Abbie Cornish (Clara Murphy), Samuel L. Jackson (Pat Novak), Jackie Earle Haley (Rich Mattox), Michael K. Williams (detective Jack Lewis), Jennifer Ehle (Liz Kline), Jay Baruchel (Tom Pope),

Director: José Padilha, Guión: Joshua Zetumer, basado en el filme de 1987 escrito por Michael Miner & Edward Neumeier

Trama: El futuro. Los Estados Unidos han ganado amplia presencia militar en numerosos países asiáticos, utilizando como fuerzas de ocupación a robots y drones aéreos. El tenaz periodista televisivo Pat Novak ha desatado una intensa campaña para implementar una fuerza similar (pero con caracter policíaco) en territorio norteamericano, algo que se encuentra vedado gracias a la iniciativa Dreyfuss – la que prohibe el uso de androides para tareas de vigilancia -. Es por ello que al CEO de OmniCorp – la corporación que provee de robots al ejército – se le ocurre armar un híbrido, un humano con partes robóticas que posea tanto la eficiencia operativa de los androides como la capacidad de discernimiento de los hombres – la razón fundamental por la cual se votó la iniciativa Dreyfuss -. Para ello han tomado a un detective caído en el cumplimiento del deber – el oficial Alex Murphy -, cuyo cuerpo se encuentra destrozado en un 80%. Contando con las autorizaciones pertinentes, OmniCorp convierte a Murphy en Robocop, un policia robotizado de enorme efectividad en la lucha contra el crimen. El problema es que la integración entre Murphy y la máquina está volviendo inestable a Robocop, razón por la cual su creador – el doctor Dennett Norton – ha comenzado a implementar cambios que suprimen la parte humana y resaltan la frialdad operativa del androide. Pero las cosas se saldrán de control cuando las emociones de Murphy se impongan sobre la programación que reside en su cerebro computarizado y comience a investigar las circunstancias de su muerte, un deuda que mantiene consigo mismo y que le generará un nivel de independencia que terminará alarmando a las autoridades de OmniCorp.

Robocop (2014) Robocop (1987) es ese delicioso clásico dirigido por Paul Verhoeven. Era un fantástico comic ultraviolento, plagado de humor negro y sátira social, que apuntaba sus dardos hacia la cultura corporativa surgida durante el gobierno de Ronald Reagan – de la cual surgió el endiosamiento de Wall Street como fuente rápida de fortuna, la aparición de los yuppies, y la proliferación de depredadores de empresas al estilo de Donald Trump, tipos que adquirían firmas en decadencia, las despedazaban y ganaban fortunas vendiendo sus componentes -. Robocop tomaba cosas de muchos lados – era un pastiche de influencias que iban desde Terminator hasta westerns como Shane, el Desconocido (1953) -, creó un escenario propio (y con mucha personalidad) y terminó convirtiéndose en un favorito de culto. Y aunque logró transformarse en una franquicia, pronto quedó demostrado que ninguno de los sucesores de Verhoeven tuvieron los quilates del holandés para lograr otra entrega tan rotunda como la primera, amén de saber el cómo expandir la premisa inicial sin caer en la repetición. Unicamente la miniserie Robocop: Prime Directives (2000) intentó generar algunas vueltas de tuerca que fueran respetuosas del original, pero la entrega no tuvo demasiado suceso y pronto quedó claro que el tiempo del personaje ya había pasado. Habría que esperar hasta el 2014 para que alguien intentara resucitar al justiciero robótico con cierto grado de éxito.

A esta altura uno comienza a sentirse asqueado de la falta de ideas que abunda en Hollywood, tendencia letal que ha llevado a la meca del cine a enviciarse con el reciclado compulsivo de cualquier tipo de franquicia, sin importar la venerabilidad (o siquiera la antigüedad) del filme a remakear. Todo se basa en estudios previos de marketing, en donde se privilegia el conocimiento previo de una marca – sea Halloween, La Hora del Espanto, Carrie, y un larguísimo y vomitivo etcétera -, lo cual ahorra ciertamente costos de propaganda pero, por otra parte, desconoce la creciente repulsión del público al tener que ver una y otra vez historias que ya conoce, amén de que el 90% de las remakes resulta de muchisima inferior calidad a los originales que intentan reciclar. Mientras que Robocop 1987 no es ciertamente el Citizen Kane de los filmes de acción, por otra parte es una película tan sólida y potente que resulta difícil que alguien pueda superarla. Todo esto se ha traducido en un creciente movimiento de rechazo – perceptible en los grupos de fans que abundan en las redes sociales – al escuchar el anuncio de la remake. Las cosas comenzaron a ponerse peor cuando las señales negativas empezaron a venir de parte de los mismos responsables de la nueva versión, ya fuera el poco ceremonioso estreno del filme en febrero – temporada en la que los estudios norteamericanos vomitan todos sus fracasos y proyectos indeseables -, hasta la filtración de una conversación telefónica entre el director José Padilha y su par brasileño Fernando Mereilles, en donde el primero hablaba pestes de Hollywood y de la interferencia de los estudios con su visión, quejándose de que los ejecutivos cercenaron casi todas sus sugerencias y terminaron metiendo mano en la cinta para bajar el nivel de violencia, cosa de obtener una calificación Apta Todo Público que le permitiera recuperar rápidamente costos – lo que daba cuenta de una versión tan desnatada que atentaba contra la naturaleza del personaje -. Así como muchos éxitos nacen en una masiva recomendación boca a boca, el mismo movimiento – pero con una carga negativa – puede servir para torpedear un filme en la taquilla, lo cual terminó sucediendo con esta versión 2014 de Robocop, al menos en suelo norteamericano.

La buena nueva es que Robocop 2014 no es el desastre que uno hubiera anticipado. Es un filme inteligente y bastante sólido, pero se encuentra a años luz de la intensidad del clásico de 1987. Y mientras que la orgía de violencia que caracterizaba a la entrega de Verhoeven brilla por su ausencia, por otra parte se dedica a una exploración bastante intensiva de temas y personajes que la vuelven en una aventura de ciencia ficción pensante. El Acto II – en donde el filme desarrolla la incompatibilidad entre hombre y máquina, el rediseño constante del Robocop para satisfacer necesidades de mercado, y la necesidad de que sea mas un producto que un individuo con carácter propio – es excelente. El problema es que los Actos I y III (prólogo y final) carecen de potencia. Vale decir, uno ha perdido la ácida sátira a los medios (y el eminente tono facistoide) del filme de Verhoeven, y han sido reemplazados por una discreta crítica a la cultura marketinera que prospera en los ámbitos corporativos. El combativo periodista que encarna Samuel L. Jackson no se acerca ni a los talones de los breves e incisivos flashes informativos que abundaban (y deleitaban) en el original. Por otra parte OmniCorp ya no es una corporación maligna desbordante de cretinos deseosos de serrucharse el piso los unos a los otros, sino que es mas una entidad amoral, enviciada con los resultados financieros de Wall Street y las encuestas de mercado, y dispuesta a utilizar cualquier tipo de medios – aún aquellos que estén reñidos con la éitca – con tal de poder aumentar sus ganancias.

El gran problema con Robocop 2014 es que el tono de la tragedia ha perdido fuerza, y ha sido mutado por el desarrollo de una galería de temas que, si bien son interesantes y ayudan a entender mejor la evolución del personaje, por otro lado le quitan todo el punch emocional al argumento. (alerta: spoilers) El filme de Paul Verhoeven era, ante todo, un western en donde un tipo dado por muerto regresaba para vengarse de sus victimarios. En aquella película los mismos coincidían con los detestables y corruptos funcionarios de la corporación – lo que daba un único grupo de villanos -, mientras que aquí la cosa pasa por dos carriles distintos y eso le quita efectividad al desenlace – la revancha de Murphy sobre sus asesinos llega 20 minutos antes del final y, lo que le queda, es la resolución del conflicto paralelo que mantiene con las autoridades de OmniCorp -. En todo caso aquí el drama consiste en un producto negándose a ser cancelado debido a una decisión ilegal tomada por sus superiores. El climax es tan minimalista que termina siendo terriblemente soso. (fin de spoilers)

Robocop 2014 tiene su cuota de méritos. El protagonista ahora es un androide ágil capaz de proezas sobrehumanas – lo cual corrige la escasa movilidad del Robocop original , un detalle que (a mi juicio) siempre atentó contra las posibilidades de desarrollo y expansión de la franquicia -. La relación entre Alex Murphy y el científico que lo crea (un excelente Gary Oldman) está marcada por fidelidades y ambigüedades, la cual resulta interesante. Este Robocop no ha perdido la memoria y mantiene aún contacto con su familia, lo cual crea una relación disfuncional que el guión no termina de desarrollar. A su vez Alex Murphy es un individuo normal y consciente atrapado en una máquina, con el único detalle que su voluntad es alterada – sea química u electrónicamente – de acuerdo a los designios de sus dueños. Por otra parte hay todo un comentario político escondido en la historia – la proliferación de fuerzas armadas robotizadas, la ocupación de territorios en el extranjero (incluso el inicio del filme tiene que ver con una Irán invadida al estilo de la actual Iraq) – que el libreto nunca termina de explayar mas allá de su presencia anecdótica. Pero todas estas cosas parecen detalles aislados en una trama que carece de resonancia. Yo creo que el director Jose Padilha pudo explayarse con cierta libertad en el proceso de formación de Robocop, pero no pudo lidiar ni con el prólogo ni con el climax debido a la férrea decisión del estudio de obligarlo a apegarse a un libreto ya aprobado. A final de cuentas los filmes de Tropa de Elite (dirigidos por Padilha) manejan temas de corrupción y ultraviolencia y montan un ambiente opresivo recargado de conspiraciones y traiciones inminentes, puntos que precisaba desesperadamente este Robocop 2014 en vez de insulsos criminales callejeros y ejecutivos trasnochados que sólo piensan en la cotización que su empresa tendrá a la mañana siguiente en Wall Street.

La acción está ok, las performances son muy buenas, la historia es sólida; pero Robocop 2014 no deja de ser una aventura de ciencia ficción pasable, que tiene sus méritos pero que no le alcanza para ser memorable, y que por siempre vivirá a la sombra del feroz original creado por Paul Verhoeven en 1987.

ROBOCOP

Robocop (1987) de Paul Verhoeven – Robocop (2014) es la remake, dirigida por José Padilha