Crítica: Resident Evil: Degeneración (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2008: con las voces de Alyson Court (Claire Redfield), Paul Mercier (Leon S. Kennedy), Laura Bailey (Angela Miller), Roger Craig Smith (Curtis Miller), Crispin Freeman (Frederic Downing)

Director: Makoto Kamiya, Guión: Shotaro Suga, basado en la saga de juegos de Capcom

Trama: Claire Redfield ha llegado al aeropuerto de Harvardville al mismo tiempo que el senador Ron Davis. Redfield trabaja para la organización TerraSave, dedicada al rescate de sobrevivientes en zonas de desastres químicos y biológicos. Por su parte, Davis es un lobbysta para el gobierno por parte de las industrias bioqúimicas, sobre las cuales pesa la ignominia después de la catástrofe de ciudad Racoon y la propagación del virus T creado por la corporación Umbrella – el que convierte en zombies a sus víctimas -. Pero el aeropuerto termina por transformarse en un infierno cuando hordas de zombies empiezan a atacar y a infectar a los asistentes al lugar. Los agentes Leon S. Kennedy y Angela Miller se dedican a aislar y sitiar la zona, mientras que preparan un operativo para rescatar a Davis y Redfield, pero la intervención inesperada de bioterroristas complican las cosas, generando diversas explosiones en el lugar y destruyendo cargamentos vitales de antídoto contra el virus T que estaban destinado a los infectados. Ahora Redfield y los agentes deberán ir hasta la central de WilPharma para buscar nuevas dosis de antídoto; pero al llegar terminarán por descubrir que el laboratorio opera según sus siniestros intereses y ha desarrollado una versión propia y mucho más agresiva del virus T, la cual se preparan para venderla al mejor postor en el mercado negro.

Resident Evil: Degeneration La saga de videojuegos Resident Evil se originó en 1996, y se transformó en un suceso. Con el tiempo, Hollywood vio con buenos ojos la idea de adaptarlo a la pantalla grande y surgió el primer filme en el 2002, dirigido por Paul W.S. Anderson. Al obtener una buena performance en taquilla, terminó por devenir en franquicia – la más exitosa de todas las adaptaciones de videogames al cine hasta la fecha – y generó dos secuelas. Ahora la propia Capcom (autora del videojuego original) ha decidido agregar su propio capítulo a la saga, esta vez en forma de animé CGI al estilo de Final Fantasy: The Spirits Within (2001), y con salida directa a video.

La realidad es que, para los seguidores de la saga protagonizada por Milla Jovovich, Resident Evil: Degeneration resulta ser un galimatías. Es una entrega que encastra directamente con la mitología que venía desarrollándose en los videojuegos, y que tiene poco que ver con el vuelo propio que había tomado la franquicia cinematográfica. Aquí hay algunas referencias a la corporación Umbrella y al bombardeo atómico de Raccoon City, y hasta allí llegan los puntos de conexión con las películas. El resto es una montaña de personajes nuevos, nuevas corporaciones diabólicas, y organizaciones de todo tipo y color.

Uno no tendría problemas de asimilación con el cambio de personajes, situaciones y locaciones si no fuera porque el guión es caótico. Es un capítulo diseñado sólo para los jugadores de Resident Evil, no para los espectadores de las películas. No hace el más mínimo esfuerzo en ubicar a la platea en tiempo y lugar; y cuando la historia queda planteada, pareciera que todo se fuera a reducir a una situación de superviviencia en el aeropuerto, algo así como un Duro de Matar con zombies. Pero en vez de quedarse con ello, el guión insiste en avanzar, seguir incorporando información nueva y cada vez menos coherente. Ahora está WilPharma, quien fabrica un antídoto contra el virus T; está esta organización TerraSave (una mezcla de GreenPeace con la Cruz Roja), y un grupo de bioterroristas idiotas que pretende obligar al gobierno a que revele sus tramoyas sucias sobre la guerra biológica – alianzas con Umbrella y otros laboratorios non sanctos – generando contagios masivos del virus T (¿WTF??). Por si fuera poco, el líder terrorista es el hermano de una de las oficiales SWAT más relevantes de la ciudad (y que combate a los zombies), WilPharma desarrolla su propia versión del virus T (aún más letal y contagiosa), y hay numerosos personajes jugando en múltples bandos al mismo tiempo.

La historia empieza bien, aunque algo confusa, y después se transforma en un disparate total. Aún cuando la lógica nunca ha sido el fuerte de Resident Evil, al menos podrían mantener las cosas un poco claras. Y si el argumento es incoherente (y los diálogos atroces), al menos podría redimirse si el factor aventura fuese entretenido… pero no lo es. Un 50% del problema es la animación CGI, que es muy despareja. En algunas escenas se ve fabulosa y realista, y en otras son unos títeres inexpresivos de apariencia barata. Los rostros se ven oscuros y demasiado ojerosos, como si la mayoría de los personajes ya estuviera a medio camino de transformarse en zombies. En cuanto a las criaturas, se ven uniformemente patéticas; los muertos vivos son plásticos, y el monstruo que surge a mitad del filme tiene un diseño sideralmente ridículo. El tema es que todo eso es lo que uno ve en pantalla todo el tiempo, y resulta altamente distrayente.

El otro 50% del problema es la dirección, que a veces es abismal. Los ataques sangrientos de los zombies son asépticos; la acción está terriblemente coreografiada y no resulta excitante en absoluto; y Makoto Kamiya es completamente incapaz de entender lo que significa atmósfera o tensión. Con todos esos méritos, la conclusión es que Resident Evil: Degeneration es simplemente un videojuego filmado; si al menos fuera interactivo, podría resultar interesante. Pero así como está es un guión mediocre rodado con técnicas mediocres y completamente despreocupado de la opinión del espectador.