Crítica: Rápida y Mortal (1995)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA / Japón, 1995: Sharon Stone (Ellen), Gene Hackman (Herod), Russell Crowe (Cort), Leonardo DiCaprio (Kid), Tobin Bell (Dog Kelly)

Director: Sam Raimi – Guión: Simon Moore

Trama: El lejano oeste. En el pueblo de Redención se aprestan para celebrar su torneo anual de duelos. El pueblo es regido por John Herod, un ex-pandillero que se apoderó del mismo y explota a los locales con mano de hierro. El concurso en sí es un capricho de Herod para satisfacer su ego de ser el pistolero mas rápido del oeste; y al pueblo han llegado bandidos y pistoleros de todo tipo en busca del preciado premio en oro que ofrece el despiadado alcalde. Pero el hijo de Herod – dueño de la tienda local de armas – se ha anotado para enfrentar a su padre y clamar el respeto que éste le niega, aunque ello signifique que deba matarlo. Herod, por su parte, ha atrapado a Cort, un ex compañero de correrías que se ha convertido en sacerdote para expiar los desmanes de su juventud, y al cual Herod planea corromper, obligándolo a participar de la contienda. Pero la adición mas extraña es la de Ellen, una chica rubia de mirada salvaje, veloz con el revólver y venenosa con las palabras, que parece tener una causa personal con Herod. Y el torneo parece la ocasión ideal para batirse cara a cara con el despiadado criminal, expiando con su sangre el daño causado en el pasado; pero la contienda es demasiado feroz y los hombres de Herod están dispuestos a masacrar al ganador si su jefe cae en la justa, con lo cual el deseo de hacer justicia de Ellen se ha transformado automáticamente en una misión suicida.

Arlequín: Crítica: Rápida y Mortal (1995)

Rápida y Mortal es un delicioso delirio. Es terriblemente anacrónica – basta ver a Sharon Stone que, aunque va de cara lavada, claritos de peluquería, no tiene nunca una mota de polvo en el rostro, su ropa está impecablemente limpia, y nadie quiere tirársele encima aunque sea una mujer sobrenaturalmente hermosa para lo que era el lejano oeste de hace un par de siglos -, copia toneladas de cosas de los mejores spaghetti western (los de Sergio Leone, por supuesto!), y pone en pantalla a una heroína de acción cuando aún no era la moda a mediados de los 90. Tendríamos que esperar 5 años mas a Los Angeles de Charlie para que el género entrara en ebullición y siguiera hasta nuestros días.

Acá Sam Raimi es un director por encargue (aunque parezca lo contrario) y todo el proyecto le pertenece a Sharon Stone, que quería un vehículo estelar a su medida. Raimi toma la música, los primerísimos planos, los cortes rápidos y el aire de comic de Sergio Leone, amén de copiarle parte de la historia de Erase una Vez en el Oestela historia de la heroína vengadora es similar a la de Charles Bronson; ver morir a alguien querido en la horca, tener ella la oportunidad de salvarlo y arruinarlo por ser muy chica, hasta los parlamentos de Gene Hackman suenan parecidos a los de Peter Fonda en aquella película (y hasta hay un cameo de Woody Strode) -. Pero en vez de una larguísima venganza edulcorada con la conspiración para quedarse con terrenos por los cuales pasará el ferrocarril, acá el relleno es un delirante concurso de duelos en un pueblo dominado por el villano, otrora pandillero y ahora devenido terrateniente. Ciertamente el mecanismo es algo repetitivo (imaginen ver el final de El Bueno, el Malo y El Feo en el cementerio español pero como diez veces seguidas) y para ello el libreto adorna las cosas con Russell Crowe (flaquísimo y con pinta de pendex) como un ex bandolero devenido sacerdote al cual Gene Hackman quiere corromper y llevarlo de vuelta por el mal camino, y el personaje mas interesante que es el de un adolescente Leonardo Di Caprio, el hijo que quiere ganarse el respeto de su corrupto padre… aunque para ello deba enfrentarlo en un duelo a muerte. Eso sí que habla de una infancia trágica.

Es una lástima que las carreras de las actrices en el cine no se mantengan del mismo modo que le ocurre a los actores; la Stone siempre fue mas que una cara bonita y acá lo demuestra. No es una asesina a sangre fría, es solo una tiradora bien entrenada pero que no está preparada para lidiar con la muerte – cada vez que mata a alguien en duelo, ella sufre – y sólo el deseo imparable de venganza la lleva a cruzar limites que ella nunca violaría. Es una lástima que semejante personaje trágico no esté explorado como corresponde ya que, cuando llega el final, ocurre lo que debe ocurrir y ella desaparece, sin investigar el hecho de que ya no es la misma persona, de que su moral ha quedado afectada por haber hecho justicia por mano propia. En todo caso el enfoque de Raimi es pochoclero (con algún delirio de cartoon, como gente dejando boquetes – por el cual se ve al otro lado – en los cráneos al balear la cabeza de alguien, algo que pertenece mas a una de El Coyote y El Correcaminos que a Sergio Leone), rápido y de enfoques innovadores, preocupándose mas por el show que por el drama moral de estos personajes.

Rápida y Mortal es una película injustamente olvidada que merece ser revalorada. No es memorable pero es un espectáculo sólido con una buena heroína y con una Stone salvaje y conflictuada, una rubia que se sale de quicio y que sabe actuar y cuyo equivalente actual es Charlize Theron. Pero 20 años atrás no había superestrellato para las mujeres, la Stone era de las primeras y, cuando el tiempo pasa y vienen las arrugas, tu carrera se va al tacho salvo que seas una eminencia incombustible como Helen Mirren. Una lástima porque la Stone era gran actriz y tenía pasta de sobra para los filmes de acción, quedando como pionera en un género que en su momento era una rareza.