Crítica: Rampage: Devastación (2018)

 

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA, 2018: Dwayne Johnson (Davis Okoye), Naomie Harris (Dra. Kate Caldwell), Malin Akerman (Claire Wyden), Jeffrey Dean Morgan (Harvey Russell)

Director – Brad Peyton, Guión – Ryan Engle, Carlton Cuse, Ryan J. Condal & Adam Sztykiel

Trama: Un laboratorio que la corporación Energyne mantenía en órbita acaba de explotar, y sus restos caen a tierra en distintas partes de los Estados Unidos. Entre ellos se encuentran tres recipientes, contenedores de un virus mutante, que infectan a los animales del lugar. Uno de los afectados es George, un gorila albino que está a cargo de Davis Okoye en la reserva natural de San Diego. George comienza a crecer de manera descomunal en cuestión de horas, y su comportamiento se vuelve cada vez mas agresivo. Aún cuando George sabe lenguaje de señas – y puede comunicarse con Okoye -, el primatólogo es incapaz de saber qué es lo que está pasando. El gobierno interviene en el caso, dándole la posta al cínico agente Harvey Russell, quien informa a Okoye que otro animal – un lobo de los bosques de Wyoming – se encuentra en el mismo estado que George. A la partida se suma Kate Caldwell, una genetista que dice ser responsable del virus mutante. Caldwell trabajaba en ello en la corporación Energyne hasta que se dió cuenta de que la malvada CEO de la firma, Claire Wyden, planeaba vender el virus como arma en el mercado negro. Ahora está decidida a destruir las pruebas y desarrollar un antídoto, pero las cosas se salen de control: Wyden desea una muestra de sangre a toda costa y por ello ha encendido un radiofaro en el rascacielos de la corporación, el cual emite una señal subsónica que sólo los animales mutantes pueden escuchar. Con George fuera de sí – y el lobo mutante arrasando todo a su paso -, ahora se suma un cocodrilo gigantesco que converge en la zona… en pleno centro de Chicago, poblada por millones de personas a la hora pico. Okoye, Caldwell y Russell formarán una impensada alianza para detener la amenaza antes de que el ejército decida arrasar el  lugar con La Madre de Todas las Bombas, un explosivo no radiactivo de devastación masiva que puede evaporar todo lo que encuentre a su paso en un radio de 20 manzanas a la redonda… incluyendo a inocentes y rezagados que hayan quedado en el lugar. Con el tiempo en contra nuestros héroes deberán hallar el antídoto y apagar el radiofaro antes de que el centro de Chicago quede reducido a cenizas.

Arlequin Critica: Rampage: Devastación (2018)

Esta es una muy buena película pochoclera. Si no es una excelente película pochoclera es porque Rampage tiene serios problemas de tono en algunas de sus escenas. He aquí un puñado de tipos que vieron que el Monsterverse de la Warner y Legendary era potable (y era lo mas cercano a hacer algo taquillero y funcional en un universo cinemático a lo Marvel), y decidieron hacer algo parecido reciclando un jueguito de computadora de hace mil años. La historia debe ser de lo mas estúpido que haya escuchado en las últimas décadas, pero la destrucción es divertida y, para los yanquis que se golpean el pecho y sueltan una lágrima cada vez que ven donde estaban las Torres Gemelas y recuerdan el 11/9, ver como unos monstruos digitales tiran rascacielos como si fueran papa fritas debe ser lo mas contradictorio y catártico del mundo. Como cuando Rambo reivindicaba la derrota de Vietnam y liquidaba a miles de vietnamitas con 2 balas. ¡Trauma superado!.

He aquí a Dwayne Johnson asegurándose un puesto de honor en la taquilla. Al principio su carrera era dispar pero últimamente la viene acertando bastante (especialmente después de Jumanji) y, si Rampage puede probar algo, es que el magnetismo del actor en el box office sigue estando intacto. Recaudar 422 palos verdes con este bolazo es una proeza, pero Johnson no está solo: lo acompaña Brad Peyton (el de San Andreas), que es una especie de Roland Emmerich del nuevo milenio. Filma bodrios completamente mirables, pero películas de las cuales nadie se acordará en menos de 10 años.

La estupidez está a la orden del día con el plan malévolo de los villanos. No sólo creen estúpidamente que pueden vender (como un arma) una toxina que produce animales gigantescos y mutantes sino que, para colmo, piensan emitir una señal sónica para atraerlos hasta los cuarteles centrales de la corporación. Oh, sí, todo es un inmenso WTF – los tipos piensan que el ejército va a matar a los bichos mutantes y ellos van a sacar un cachito de sangre para reproducir la formula ya que perdieron la receta (no se les ocurrió que el gobierno de Estados Unidos puede hacer exactamente lo mismo??) -, amén de que son incapaces de considerar que los monstruos se regeneran instantáneamente y son prácticamente indestructibles. Por otra parte… ¿cual es la utilidad de infestar un área con bichos gigantes a prueba de balas?. Porque, una vez que derroten al enemigo, lo único que van a hacer es arrasar el resto de la Tierra. En fin…

Para que la copia no se note mucho, el bicho bueno es un gorila gigante que se llama Kon… George y es albino, como para que no haya problemas con el copyright. George es amigote de Davis Okoye (Johnson), un primatólogo misántropo que sólo cree en la bondad de los animales. Cuando una estación espacial supersecreta explota en órbita y tres cápsulas con el virus caen a tierra, George es uno de los que se infecta y empieza a crecer como polenta pasada de cocción. Oh, sí, las restantes cápsulas infectaron a un lobo y a un cocodrilo, y los villanos planean reunirlos a los tres en un solo lugar, emitiendo una señal subsónica que sólo ellos pueden escuchar y que, por su ADN modificado, los obliga a ir a buscar el punto de origen. La Roca intenta salvar a su amigo, aparece un hombre de negro chistoso (Jeffrey Dean Morgan, sintonizando a la perfección a Robert Downey Jr., y con las mejores líneas de diálogo de la película) que primero los acosa y después decide apoyarlos, y el ejército que no para de tirar bombas al cuete ya que los bichos son imparables. Lo que sigue es Chicago hecho trizas, un combate mano a mano que anticipa lo que puede ser King Kong versus Godzilla cuando llegue en el 2020, y unos militares apuraditos para tirar la Madre de Todas las Bombas (como una especie de mini bomba nuclear sin efectos radiactivos… nocivos, jajaja, como si vaporizar 10 manzanas a la redonda no fuera lo suficientemente dañino).

El drama con Rampage es que, entre los chistes y los tortazos de los monstruos, a Brad Peyton se le escapan algunas escenas con tripas y violencia excesiva. Como la historia de origen de George cuando, siendo bebé, vió como fileteaban a machetazos a su madre para venderla en el mercado negro, o la excursión a los bosques de Wyoming que termina con un inesperado reguero de intestinos.

Dejando de lado la sangre y las estupideces, uno pasa un buen rato con Rampage. La destrucción masiva en technicolor y HD es genial, y Morgan es muy bueno con sus chistes (por algo era el Comediante!). Si hacen una secuela no me indignaría y me prepararía para verla, adquiriendo de antemano un enorme balde de pochoclo azucarado y un vaso de gaseosa tamaño gigante.