Crítica: La Redada (The Raid: Redemption) (2011)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA / Francia / Indonesia, 2011: Iko Uwais (Rama), Joe Taslim (Jaka), Donny Alamsyah (Andi), Yayan Ruhian (Perro Loco), Pierre Gruno (Wahyu), Ray Sahetapy (Tama)

Director: Gareth Evans, Guión: Gareth Evans

Trama: Jakarta, Indonesia. Rama es un joven oficial que integra el equipo de élite de la policía local. Ahora ha recibido la misión de integrar un grupo comando, el cual debe tomar por asalto un enorme edificio de departamentos en donde reside el jefe criminal Tama y toda su pandilla. El problema es que el edificio entero está saturado de maleantes, ya sean aliados de Tama o individuos que buscan refugio de la ley y le pagan al mafioso una costosa renta mensual. Así es como Rama y su grupo se internan en el bloque de departamentos, en una misión que debiera ser tan rápida como silenciosa; pero la redada sale mal, los inquilinos alertan a Tama y éste despliega un pequeño ejército, destrozando por completo al equipo de élite. Siendo Rama uno de los escasos superviventes, ahora deberá encontrar la forma de escapar del edificio, algo que parece imposible ya que está solo, herido y desarmado; y comprendiendo que se trata de un callejón sin salida, la única via posible parece ser seguir adelante con la misión, asaltando la suite de Tama y tomándolo como rehén para que le despejen una ruta de escape… lo cual parece un objetivo tan descabellado como suicida.

The Raid: Redemption The Raid: Redemption tiene todos los ingredientes que hacen a una formidable película de culto: surge de la nada, está poblada de actores y artesanos ignotos, y tiene una puesta en escena tan poderosa que termina por generar una fuerte oleada de recomendaciones boca a boca. Es uno de esos filmes que vuelve estrellas a sus protagonistas, y hace que uno anote sus nombres en una lista, deseoso de ver entregas similares estelarizadas por semejantes talentos. En este caso las palmas van para el director galés Gareth Edwards y para el artista marcial Iko Uwais, los cuales son capaces de dar un filme de acción impresionante hecho off Hollywood.

Aquí el argumento es minimalista: mandar un equipo tipo SWAT a un edificio infestado de despiadados pandilleros, hacer que la redada salga mal y convertir a todo esto en una brutal historia de supervivencia. Si les suena todo esto, es porque lo hemos visto en la versión 2012 de Dredd, la cual es una descarada copia de la película de Edwards; la diferencia es que aquí hay menos disfraces y mayor carnicería, especialmente porque las cosas terminan en sangrientos enfrentamientos a mano limpia. Nada de balas inteligentes que doblan las esquinas, sino tipos destrozándole la cabeza a otros con machetes o abriéndoles la carótida con pedazos de tubo fluorescente. Comparar a Dredd con The Raid es como poner un yogur light al lado de un coctel hecho con vodka y bebida energética ultraconcentrada.

Debo admitir que, aún en la simpleza del argumento y la potencia de las imágenes engendradas por Edwards, la primera hora de The Raid es superior a la segunda. Esto se debe a que los combates con armas de fuego y cuchillos tienen una ferocidad que harían orinar de vergüenza a cualquier producción de Hollywood – esta gente vacía cargadores enteros en la cabeza o el pecho de sus enemigos (y a quemarropa), o se fetea en tiritas con cuchillos de combate tipo Rambo -, mientras que en la segunda mitad ya se entra en la estética habitual de los filmes de artes marciales. Aquí los chicos se aporrean al ritmo del Pencak Silat, un arte marcial indonesio que se ve idéntico al Muay Thai que practicaba Tony Jaa en Ong Bak, y en donde principalmente se golpean con codos y rodillas. Las peleas mano a mano están ok y tienen sus momentos, pero llega un punto en que se vuelve repetitivo o demasiado estirado, como el feroz duelo del protagonista con el desquiciado esbirro del villano, un pibe al que le gusta matar a sus enemigos con sus propios dedos.

El filme está plagado de momentos de tensión, especialmente cuando a los protagonistas se le terminan las balas; pero creo que la mayor gracia reside en la brutalidad de las muertes, en donde los tipos son despedazados de las maneras mas violentas e imaginativas posibles. El factor wow! está presente todo el tiempo, con secuencias en que uno queda con la boca abierta y sorprendido de lo que acaba de ver. Por otra parte el filme se da maña para tener una pequeña intriga e incluso un villano más que potable, carismático y capaz de despachar un par de soliloquios mas que dignos – que me hacen acordar a los discursos del Joker en Batman, el Caballero de la Noche -.

Desde ya que The Raid: Redemption es un filme recomendadísimo. Es visceral y desborda de energía, siendo su mayor defecto cierta repetitividad al pasar la hora de proyección; pero es una experiencia formidable, una de esas que dejará empachado a los fans del cine de acción, y dotado de una creatividad tan brutal como innovadora.

THE RAID

The Raid: Redemption (2011) – The Raid 2: Berandal (2014)