Crítica: Rabia (1976)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Canada, 1976: Marilyn Chambers (Rose), Frank Moore (Hart Read), Joe Silver (Murray Cypher), Howard Ryshpan (Dr Dan Keloid), Patricia Gage (Dr Roxanne Keloid), Susan Roman (Mindy Kent), J. Roger Periard (Lloyd Walsh)

Director: David Cronenberg, Guión: David Cronenberg

Trama: Rose y su novio viajan en moto por una carretera de la campiña canadiense, hasta que sufren un terrible accidente. La gente de la cercana clinica Keloid se acerca a ayudarlos y la chica es internada en el nosocomio. Debido a la gravedad de sus heridas, Rose es sometida a una cirugía de urgencia y permanece semanas internada mientras se recupera. Los médicos de la clínica han debido optar por una terapia experimental de injertos para salvar la vida de la muchacha; pero el tratamiento deriva en una extraña mutación por la cual le crece un aguijón a Rose en la axila. Ahora la chica padece una anormal ansiedad por la sangre humana, la cual absorbe a través del aguijón; pero sus víctimas padecen el efecto colateral de quedar contagiadas con una versión mutante del virus de la rabia. Y a medida que los ataques de Rose aumentan, la cantidad de gente contagiada crece en proporciones geométricas, convirtiendo a las ciudades en escenarios apocalípticos y obligando a las autoridades a imponer la ley marcial.

Rabia de David Cronenberg Desde el vamos el canadiense David Cronenberg ha sido un director de culto. Eso significa que sus obras se discuten en círculos especializados décadas después de su estreno, y que sus filmes los han visto una minoría de la población. Cronenberg siempre fue un cineasta independiente, más interesado en seguir sus propios proyectos que en trabajar a pedido de los estudios. Desde su primer filme (Stereo, que data de 1969) hasta su primer éxito de taquilla – Scanners, en 1981 -, el director se mantuvo en su Canadá natal. Luego comenzaría a probar suerte en Hollywood, en donde llegaría a rodar su película más popular – la remake de La Mosca (1986) -, pero siempre mantuvo un perfil artístico muy personal y hermético, y lo suyo nunca fue el cine de masas. Recién en los últimos años la carrera de Cronenberg daría un vuelco, abandonando la sci fi que abrazó durante décadas para optar por policiales de denso dramatismo – como Una Historia Violenta y Promesas del Este -, que le darían popularidad y reconocimiento.

Rabia pertenece a la etapa canadiense de Cronenberg. Eso significa una producción barata plena de ideas salvajes. Aquí, en una inusual decisión de casting, Cronenberg recluta a la reina del hardcore Marilyn Chambers – la que protagonizara alguna de las obras más conocidas de la etapa “artística” del cine porno como Mas Allá de la Puerta Verde (1972) y La Resurrección de Eva (1973) -, ya que precisaba una intérprete muy sexual para el papel. La Chambers no actúa mal, aunque tiene una voz ridícula que desentona con la seriedad de las situaciones en que se ve envuelta. El tema es que la performance de la estrella porno es el menor de los problemas de Rabia, ya que toda la historia se resiente por la falta de enfoque del guión. Definitivamente éste es un libreto al que le faltaba una buena pulida.

Acá da la impresión que Cronenberg quería realizar su propia versión de los escenarios apocalípticos virales que solía manejar George A. Romero en esa época, como en La Noche de los Muertos Vivos o The Crazies. Las cosas empiezan con el típico toque cronenbergiano – una mutación -, la que transforma a la Chambers en una especie de vampiro con una axila chupasangres en vez de colmillos (wtf!!). La chica se la pasa dando abrazos (de tan cariñosa que es), con lo cual incrusta a la gente con su aguijón axilar y los drena de hemoglobina. El tema es que sus víctimas no mueren – al menos, no instantáneamente – sino que el pinchazo le transmite una versión mutante del virus de la rabia, y salen corriendo a atacar y morder a otros. No pasa mucho tiempo antes que media ciudad esté enloquecida y el pánico cunda en las calles.

Pero Rabia es una ensalada que no termina de cuajar. Cronenberg podría haberse dedicado exclusivamente a la protagonista y a analizar los cambios que provoca la mutación en su vida. Uno no sabe si Marilyn Chambers está poseída por el aguijón o actúa conscientemente para saciar su sed de sangre. El libreto se ocupa de poner un montón de situaciones implausibles – idas y venidas de la protagonista – como para que la Chambers liquide gente a mansalva, pero siempre termina por regresar a la clínica o cae en coma de nuevo, o se olvida de las cosas … vaya uno a saber. Al libreto tampoco le interesa demasiado explicarlo. Tampoco los ataques son demasiado excitantes y a veces rozan lo ridículo. El guión intenta compensar ese desdén por la suerte de la protagonista insertando los ataques de la gente contagiada, lo cual repunta bastante el filme aunque distan de ser una maravilla. Hay un par de secuencias bastante crueles como el socio del médico dueño de la clínica, que descubre que su esposa también está contagiada (y lo hace de la peor manera), y la cacería de un infectado en medio de un shopping que termina con la muerte accidental de un Papá Noel mientras atendía los pedidos de los niños. El problema es que la atención de la platea está tan dispersa entre tantos ataques y personajes, que a uno le termina de importar un comino lo que ocurre en la pantalla – es como si a una pelicula de vampiros le hubieran puesto con calzador una trama apocalíptica propia de los filmes de zombies -. Tampoco ayuda el hecho de que las reglas de la enfermedad no son demasiado claras.

Rabia tiene sus momentos interesantes pero es fallida. Le falta enfoque – ¿por qué Cronenberg no hizo que los infectados tuvieran a su vez su propio aguijón?; por lo menos la historia se hubiera centrado en un único tema – y hay muchas cosas traídas de los pelos. Es un Cronenberg flojito, aunque bien vale unos minutos de nuestro tiempo como para pegarle una mirada.

DAVID CRONENBERG

En este portal hemos comentado algunos filmes de la obra de Cronenberg: Rabia (1976), The Brood (1979), Scanners, Amos de la Muerte (1981), La Zona Muerta (1983), Videodrome, Cuerpos Invadidos (1983), La Mosca (1986), Almuerzo Desnudo (1991), eXistenZ (1999)