Crítica: Conspiración en Berlín (The Quiller Memorandum) (1966)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 4/5: muy buena Recomendación del EditorGB, 1966: Intérpretes: George Segal (Quiller), Alec Guinness (Pol), Max von Sydow (Octubre), Senta Berger (Inge Lindt), George Sanders (Gibbs), Robert Helpmann (Weng)

Director: Michael Anderson – Guión: Harold Pinter, basado en la novela homónima de Adam Hall

Trama: Años sesenta, auge de la Guerra Fría. Varios agentes británicos han muerto en Berlín, y Quiller – perteneciente al departamento secreto conocido como el Bureau – es enviado a retomar su investigación. Para ello se contacta con el jefe de la inteligencia local, quien le informa que los agentes se encontraban tras la pista de una peligrosa célula neo nazi. Pero los únicos datos que han dejado han sido un par de reportes de periódicos y el ticket de un gimnasio. Quiller comienza a indagar hasta toparse con la bella Inge Lindt, una profesora que parece tener contactos con dicha célula. Pero el agente es secuestrado por éstos y es sometido a un feroz interrogatorio por su líder, un hombre de apellido Octubre. Ahora resulta obvio que los neo nazis desean ubicar el cuartel secreto de la inteligencia británica en Berlín para asaltarlo y apoderarse de información vital; y que presionar y perseguir a Quiller será el único medio que tendrán para cumplir con su objetivo.

The Quiller MemorandumQuiller – Ahora me resulta obvio que Octubre me secuestró para conocer la ubicación secreta de nuestra base.

Pol – ¿Usted se la dijo?

Quiller – ¡Por supuesto que no!. Lo que me extraña es que me drogó, no le dije nada, y le dió la orden a sus hombres de que me mataran.

Pol – ¿Y lo hicieron?

Quiller (con cara de asombro) – … ¿Y a usted, qué le parece?

The Quiller Memorandum se basa en la novela homónima escrita por Adam Hall – el seudónimo que usaba el inglés Trevor Dudley-Smith para escribir novelas de espionaje -. La saga de Quiller se compone de 19 títulos escritos entre 1965 y 1996, y tuvo cierta repercusión en Gran Bretaña en su momento. Además de este filme, Quiller tendría su propia serie en 1975, la cual sólo duró unos 13 capítulos.

En sí, la esencia de Quiller no difiere demasiado de los espías típicos de John LeCarré o Len Deighton. Es un agente vulgar y silvestre, bastante capaz, y totalmente alejado del estereotipo del superespía a lo James Bond. De hecho, The Quiller Memorandum tiene la misma onda que las aventuras de Harry Palmer (y si le cambiaran el nombre al protagonista, calzaría perfecto como parte de la saga de Len Deighton), y con ese nombre suena a adaptación de novela de Robert Ludlum. El tema es que The Quiller Memorandum carece de la sagacidad de Funeral en Berlín, por poner un ejemplo. Aquí la trama es lo de menos, es bastante simple y lineal, y lo que interesan son las interacciones entre los protagonistas.

En realidad, Conspiración en Berlín tiene un tono que me hace acordar a las aventuras de Fletch protagonizadas por Chevy Chase en los años ochenta. George Segal no es un hombre de acción sino un comediante, y aquí está para destilar simpatía mientras se topa con una galería de personajes bizarros. La mayor parte de los diálogos destilan ironía, y hay un par de secuencias que pueden disfrutarse como pasos de comedia. Los encuentros entre Quiller y Pol (Alec Guinness) o con el villano de turno, Octubre (Max Von Sydow), no tienen desperdicio. Hay una fuerte intención de desacartonar el género de espías, poniendo a un villano amable, inteligente y expeditivo. El interrogatorio de Quiller es un intercambio de gentilezas que son inusuales y terminan siendo graciosas. Y ese mismo tono zumbón flota en todo el libreto.

Pero como thriller de espionaje es apenas competente. En realidad cae dentro de los mismos clichés del género, sólo que mucho más simplificados. Quiller investiga muy poco y todo termina reduciéndose a un espía persiguiendo a otro, despistándolo y empezando a seguir al primero, y un rapto fortuito que hace avanzar la trama – vale decir, los villanos de turno terminan perdiendo simplemente porque son impacientes -. Si hubieran dejado seguir al espía con su poco fructífera investigación, los neo nazis todavía seguirían operando y habrían tomado Berlín y Alemania Occidental.

Donde Conspiración en Berlín tiene sus mejores bazas es en las performances y en los diálogos. La interpretación de George Segal es tan sutilmente cómica que es formidable. Alec Guinness se hace la panzada con otro de esos excéntricos personajes que tanto le gustaban, y Max Von Sydow da la nota justa con su villano amigable. Aquí dirige el espantoso Michael Anderson – La Fuga de Logan, La Vuelta al Mundo en 80 Días -, pero al menos está tan restringido (y clona de manera bastante fiel el estilo de Guy Hamilton) que no logra arruinar la película. El único detalle de la impericia de Anderson es sobre los cinco minutos finales, en donde lo que debería ser una revelación inquietante termina por pasar desapercibida. Pero el resto está más que ok.

The Quiller Memorandum es una película sólida. Ok, la trama no es brillante y apenas adecuada, pero la gracia está en los intérpretes y en las situaciones bizarras que crea – villanos que se comportan como caballeros; el climax con Segal siendo liberado y custodiado hasta el amanecer por un escuadrón de asesinos, quienes esperan que se decida a traicionar a su servicio de inteligencia mientras el agente toma café, anda por la ciudad y regresa a su hotel (wtf!) -. Y por salirse de la rutina, termina siendo recomendable.

4 CONNERYS: Una trama de espionaje desacartonada. Es más una comedia sutil que un thriller, pero termina siendo muy entretenida. Las notables performances son lo que termina por valer la pena en una historia bastante lineal.