Crítica: Príncipe de las Tinieblas (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1987: Donald Pleasence (sacerdote), Jameson Parker (Brian Marsh), Victor Wong (profesor Howard Birac), Lisa Blount (Catherine Danforth), Dennis Dun (Walter), Anne Howard (Susan Cavett), Ann Yen (Lisa)

Director: John Carpenter, Guión: John Carpenter

Trama: Haciéndose cargo de los bienes de un colega recientemente fallecido, un sacerdote encuentra una llave, la cual lo lleva a un compartimiento secreto instalado debajo de la iglesia de Saint Goddard. Allí el cura descubre un cilindro que contiene una extraña sustancia verde, la cual parece poseer vida propia. El sacerdote le solicita ayuda a su amigo, el profesor de física Howard Birac, el cual forma un equipo de trabajo entre sus estudiantes. Instalando numerosos equipos electrónicos en la iglesia, el grupo de tareas descubre que el material verde data de millones de años de antigüedad, y su procedencia parece ser extraterrestre. Traduciendo los textos de un antiguo libro de la Hermandad del Sueño – los antiguos custodios del recipiente – terminan por descubrir que la materia verde es la representación física de la maldad pura, y ha estado aguardando la oportunidad de liberarse durante milenios. Y ahora, las condiciones parecen estar dadas, y pronto la energía del recipiente comenzará a dominar a los investigadores, uno a uno, hasta lograr su siniestro propósito.

John Carpenter´s Principe de las Tinieblas Los ochentas fueron los años de fama para John Carpenter. Pero también fueron años en donde el director se puso demasiado experimental, y alternaba obras maestras con bazofias y fracasos en taquilla. Por ejemplo, intercaló la terrible Christine con Starman, o la bizarra Rescate en el Barrio Chino con cosas como Principe de las Tinieblas. De más está decir que el final de la decada lo golpeó realmente mal, y en los 90 la productividad de Carpenter comenzaría espaciarse, con escasísimos éxitos de recaudación.

Principe de las Tinieblas viene a ser una oda del director por su autor favorito, el británico Nigel Kneale – autor de la saga Quatermass -, y ello queda patente desde el vamos, ya que Carpenter firma el guión con el seudónimo de Martin Quatermass e incluso uno de los personajes dice haber asistido a la universidad de Kneale. Acá Carpenter decide construir su propio misterio Quatermassiano, tomando conocimientos de física, y elaborando una fascinante teoría acerca del mal como una sustancia viviente de anti materia, cuya procedencia es alienígena. Ello se corresponde perfectamente con la obra de Kneale, quien siempre comulgaba ciencia con religión (o conocimientos paganos) y solía generar coctels fabulosos. En sí (y salvando las distancias) Carpenter sigue un camino similar a Quatermass and the Pit, en donde Kneale explicaba que el demonio era el recuerdo inconsciente de extraterrestres que visitaron la Tierra hace miles de años.

El problema más importante de todo esto es que Carpenter no es Kneale, y termina por quedarse a mitad de camino con el desarrollo de una idea tan fascinante. Carpenter tira un montón de ideas salvajes – que esa anti materia es viviente y se encerró por sí misma en el recipiente hermético, esperando el momento adecuado para regresar; que Cristo fue un alien que vino a advertirnos de la existencia de dicha maldad pura; que la iglesia ha encubierto la verdad hasta que la ciencia estuviera tan avanzada que tuviera capacidad de develar el misterio -, las cuales se quedan sin combustible a medida que se acerca el climax. No están nada mal, a veces son algo confusas, pero al parecer Carpenter no estaba tan seguro de que las imbéciles audiencias norteamericanas pudieran digerir algo tan intelectualmente británico (o Knealeano), y salpicó todo el relato con una sucesión de estúpidas escenas slasher que no pegan con el tono del resto del filme. Los vulgares asesinatos con cuchillos y tijeras cortan completamente el clima absorbente que crea Carpenter cuando los científicos están teorizando sobre las posibilidades de la materia verde del frasco. A esto se suma unos intentos muy torpes de crear tridimensionalidad de los personajes – el romance de Jameson Parker y Lisa Blount es realmente molesto -; si Carpenter hubiera podado las patéticas muertes y los diálogos personales de los caracteres, Principe de las Tinieblas habría ganado efectividad al tener mucho más enfoque. Por ejemplo, el asedio de los pordioseros – encabezados por el rockero Alice Cooper – es una idea horrible que no termina de cuajar. Si la acción se hubiera restringido a lo que ocurre dentro de la iglesia, incluyendo las posesiones demoníacas, hubiera culminado en una obra maestra. En el fondo, esto no es más que una versión aggiornada de La Leyenda de la Casa Infernal, sólo que con la versión de física cuántica de Satanás como el demonio de turno.

El otro punto es el climax, que resulta algo tonto. Alli Carpenter toma un poco de los mitos de Lovecraft, con la existencia de dioses malévolos en dimensiones paralelas, pero cabría preguntarse por qué la materia verde no decidió apoderarse de todo el mundo humano – ya que era imparable – en primer lugar en vez de “llamar” a su padre para que venga a este plano terrenal. Allí es donde demuestra que Carpenter no tenía muy clara idea de cómo cerrar el relato, e inventó el climax de los espejos. Del mismo modo, el mensaje del futuro (1999??) no tiene mucho sentido (en realidad no advierte nada), y sólo sirve para tirar un dato supuestamente inquietante.

El 60% de Principe de las Tinieblas es intelectualmente brillante; pero Carpenter deja gran parte de las ideas a medio cocinar y las condimenta con sustos baratos. El filme precisaba más claustrofobia y clima apocalíptico, pero no lo termina de concretar ya que la cámara se alterna entre las hordas de pordioseros y las estúpidas relaciones interpersonales de los personajes, que son dos cosas que ocupan tiempo y no le importan a nadie. Este es un filme que precisa una remake inspirada con un guionista recargado de ideas frescas y que sepa cómo cerrar los novedosos conceptos que Carpenter volcó en el libreto pero que no pudo concretar de manera terrorífica en la pantalla.

JOHN CARPENTER

Los filmes de John Carpenter que hemos comentado hasta ahora en este portal son: Dark Star (1974) – Noche de Brujas (1978) – La Niebla (1980) – Escape de Nueva York (1981) – El Enigma de Otro Mundo (1982) – Christine (1983) – Rescate en el Barrio Chino (1986) – El Principe de las Tinieblas (1987) – Ellos Viven (1988) – Diario de un Hombre Invisible (1992) – En la Boca del Miedo (1994) – El Pueblo de los Malditos (1995) – Vampiros (1998) – Fantasmas de Marte (2001) – Atrapada (2010). Halloween (2018) es una secuela directa del título original, dirigida por David Gordon Green y contando con el asesoramiento y la música de John Carpenter.