Crítica: Piraña (1978)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1978: Bradford Dillman (Paul Grogan), Heather Menzies (Maggie McKeown), Kevin McCarthy (Dr Robert Hoak), Keenan Wynn (Jack), Dick Miller (Buck Gardner), Barbara Steele (Dra Florence Mengers)

Director: Joe Dante, Guión: John Sayles

Trama: La detective privada Maggie McKeown se encuentra tras el paradero de una pareja de jóvenes que han desaparecido en los cayos de la Florida. En su investigación se topa con el alcohólico Paul Grogan, el cual le ayuda con las pistas locales. Ambos llegan a una instalación militar abandonada, en donde Maggie cree que los muchachos podrían haberse ahogado en la gigantesca pileta que posee la base, y decide vaciarla. Pero el agua vertida al río transporta una enorme cantidad de pirañas mutantes, creadas genéticamente por científicos militares para ser usadas en la guerra. Ahora Maggie y Grogan intentarán avisar a las autoridades locales para que tome las medidas de seguridad pertinentes; pero el ejército intentará aislarlos por todos los medios posibles, con el fin de ocultar la investigación científica y el posible escándalo.

Crítica: Piraña (1978) Y seguimos con los clones de Tiburón. En los años 70 copias a mansalva del clásico de Steven Spielberg comenzaron a poblar las pantallas de los cines con títulos como Orca, Grizzly, Prophecy, Tintorera, Tentáculos, etc, etc. Y como Roger Corman no podía dejar pasar la oportunidad, se subió al carro con su versión del mini depredador acuático amazónico. El mérito de Piraña es el de haber sido la tarjeta de presentación en sociedad del director Joe Dante (Gremlins) y el libretista John Sayles (Lone Star). En sí no hay demasiado talento en el filme, pero al menos es un espectáculo competente.

Como la mayoría de los libretos que Sayles escribiera para Corman (como Batalla Mas Allá de las Estrellas o Alligator), ésta es otra historia que no se toma muy en serio a sí misma. Hay una investigadora privada realmente incompetente que, de entrada, se entretiene jugando al videogame de Jaws. Como a la chica no le importa nada, se lleva de las narices con Bradford Dillman – con el pelo teñido de negro como un cuervo -, el que vive borracho como una cuba y termina haciendo las veces de guía local. El dúo termina por liberar por error a un cardúmen de depredadores acuáticos mutantes armados con rayos láser en sus cabezas (ah no, eso era de Austin Powers!), el que empieza a discurrir por todo el río y comienza a devorarse a medio elenco – como Keenan Wynn y Kevin McCarthy, cuyos papeles duran lo que una emanación gaseosa en una canasta -. Al toque llegan los militares conspiradores de turno, con Bruce Gordon (el Frank Nitti de la serie Los Intocables) y la scream queen Barbara Steele (más fea que nunca, y actuando de manera horrible), quienes intentan tapar todo y aislar al dúo de los protagonistas. Lo que ocurre es que las pirañas han reculado, esquivando la zona donde han arrojado el veneno, y han tomado otro ramal del río, el que coincide justo en donde están: a) está la hija del protagonista, en una competencia acuática, y b) Dick Miller (fuerte esos aplausos!), haciendo de un millonario que está inaugurando un parque acuático en donde nuestro corrupto-coronel-encargado-del-proyecto-de-las-pirañas tiene acciones. Así que Bradford Dillman y Heather Menzies se la pasan corriendo de un lugar a otro, para llegar justo a tiempo y sacar a las víctimas del agua antes que los mini depredadores acuáticos amazónicos mutantes se los devoren.

Piraña es pasable. Joe Dante dirige con buen ritmo, teniendo en cuenta que esta es una producción realmente barata – sólo precisa un par de muñecos (a los que agitan muy rápido delante de cámara), y tirar unos cuantos litros de tintura roja en el agua -. El guión de Sayles se pone mejor a medida que pasan los minutos, ya que cerca del final el libretista entra en calor y se despacha con algunas salidas realmente graciosas. Pero, por contra, no hay nada que no deje de ser previsible. Incluso el clímax es bastante traído de los pelos.

Para quienes tengan 90 minutos libres de su tiempo, Piraña es un entretenimiento potable. Hay un montón de caras conocidas – como Belinda Balaski y el ya mencionado Dick Miller, un amigote infaltable en todos los filmes de Joe Dante -, hay humor, la acción está ok, y se deja ver. No pasará a la historia, pero tampoco provoca un daño cerebral irreparable.

PIRAÑA

Piraña (1978) es el filme original, dirigido por Joe Dante. Piraña 3D (2010) es la remake, dirigida por Alexandre Aja. Piraña 3DD (2012) es su secuela