Crítica: El Abominable Dr Phibes (1971)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1971: Vincent Price (Dr Anton Phibes), Peter Jeffrey (Inspector Trout), Joseph Cotten (Dr Versalius), Virginia North (Vulnavia), Norman Jones (Sargento Tom Schencley), John Cater (Waverly), Terry-Thomas (Dr Longstreet)

Director: Robert Fuest, Guión: William Goldstein & James Whiton, Musica – Basil Kirchin & James Nathan

Trama: Inglaterra, años veinte. El respetable doctor Dunwoody es hallado destrozado por vampiros en su dormitorio. El inspector Trout, a cargo de la investigación, comienza a descubrir que existen otros casos de extraños asesinatos de médicos; el Dr. Thorton ha sido atacado por abejas en su biblioteca, y la cabeza del siquiatra Hargreaves ha sido prensada dentro de una máscara con forma de rana. La pesquisa llega a la deducción que todas las víctimas han trabajado con el Dr. Versalius; y éste le confirma a la policía que el único caso en el que han coincidido todos los especialistas ha sido en el fallido tratamiento de Victoria Phibes – que culminara con su muerte -. Su esposo, un reconocido doctor en teología y organista, falleció en un accidente automovilístico en Suiza mientras se dirigía al funeral. Pero el allanamiento de la tumba de los Phibes revela que los cuerpos han desaparecido. Ahora las sospechas recaen sobre el Dr. Anton Phibes, que al parecer ha sobrevivido terriblemente desfigurado, y está ejecutando una cuidadosa venganza contra quienes cree que son responsables de la muerte de su esposa, castigándolos con las diez plagas del Antiguo Testamento.

El Abominable Dr Phibes El Abominable Dr. Phibes es una pieza de terror que ha generado un considerable culto con el paso de los años. Fue producida por la AIP en un momento bastante ríspido de su relación con Vincent Price – el actor siempre calificó al manejo de su carrera con el estudio como artísticamente desastrosa, y estaba contando los días para ejecutar la cancelación de su contrato -. Pero tanto a los productores de la American International Pictures – Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson – como a Price les terminó por seducir las ideas bizarras tras el libreto de Phibes. Y gran parte de ello se debe a los esfuerzos del director Robert Fuest, quien se encargó de transformar una historia corriente de venganza en una comedia negra plena de detalles extravagantes.

Fuest venía de rodar varios capítulos de la serie clásica Los Vengadores. Y El Abominable Dr. Phibes es un material digno de la tira. El villano demente y deforme, especializado en asesinatos bizarros, e insertado en una aventura plena de colores pop es muy propio de las correrías habituales que solían sobrellevar John Steed y Emma Peel. El delirio resultante terminó siendo alabado por los críticos, pero tuvo una mala taquilla ya que los estudios no supieron muy bien cómo venderlo – ¿era una comedia o una película de terror? -, lo que no impidió que en 1972 se rodara una secuela: El Dr. Phibes Ataca de Nuevo.

Pero a pesar de toda su aura mítica, El Abominable Dr. Phibes es un film bastante tibio. Obviamente la intención es parodiar el género de terror (especialmente El Fantasma de la Opera; y una inspiración nunca reconocida para este material – aunque en tono serio – es la miniserie de Narciso Ibañez Menta El Hombre que Volvió de la Muerte). Y es posible que a otros espectadores les funcione de maravillas pero a mí no. Sin dudas es una película elegante y excéntrica, pero no termina de decantarse entre el terror y la comedia. Fuest realiza una gran presentación del personaje – enfundado en una enorme parca negra, tocando el organo de manera exagerada, acompañado por una banda de muñecos mecánicos – pero el primer asesinato que presenciamos termina por resultar bastante tonto. De hecho la gran mayoría de las muertes son ridículas y las víctimas se portan como lobotomizadas, dejando que las maten sin oponer resistencia. El médico que deja que lo desangren, el atentado con las ratas a bordo del avión o el congelamiento de uno de ellos dentro de un auto. Otras, en cambio, son muy bizarras y terminan por impactar, como la máscara de rana que masacra el cráneo de la víctima o el ataque con las langostas. El tema en sí no es que los asesinatos sean ridículos, sino que les falta una atmósfera mejor construída – ahí reside la falla principal del film; si este fuera un capítulo de Los Vengadores, al menos la presencia de Steed y Peel pondría de humor a la audiencia sobre lo que puede esperar de la historia -. Los papeles del inspector Trout y su ayudante, en ese sentido, están pobremente construídos; a Phibes le falta un némesis de algún tipo – en cuanto a comicidad o sagacidad -, y el libreto los reparte de manera diluída entre la policía y el rol del Dr. Versalius. La única escena en donde la película realmente funciona como debiera es en el empalamiento del Dr. Whitcombe por un unicornio de bronce disparado con un cañón; en el momento en que los oficiales deben desenroscar la estatua – empotrada con el cadaver en una pared -, girando el cuerpo de la víctima es sencillamente hilarante. Pero el resto de las secuencias tienden a fallar sobre lo que uno espera de ellas, y a lo sumo generan un tono de humor zumbón, casi subliminal.

La performance de Vincent Price está bien. Hay momentos en que se les dispara la sobreactuación a full (como cuando observa las peripecias del avion infestado de ratas), que deberían ser más frecuentes en el film (en un tono eminentemente camp, como su personaje de Cascarón en la serie clásica Batman 1966 – 1968). Pero la impresión final es que El Abominable Dr. Phibes debería haber funcionado mucho mejor si se hubieran aceitado mejor los mecanismos básicos – esto es, la dirección y el libreto -. Así como está es extravagante, a veces algo divertida, pero por sobre todas las cosas tibia. Propone una galería de situaciones y personajes delirantes pero que en la práctica no cumple tan bien las expectativas. Y como comedia de terror se queda a mitad de camino de uno y otro género.

EL DR PHIBES

La saga del Dr. Phibes se compone de: El Abominable Dr. Phibes (1971) y El Regreso del Dr. Phibes (1972)