Crítica: Penny Dreadful (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA / Irlanda / GB, 2014: Eva Green (Vanessa Ives), Timothy Dalton (Sir Malcolm Murray), Josh Hartnett (Ethan Chandler), Rory Kinnear (criatura), Harry Treadaway (Dr. Victor Frankenstein)

Director: J.A. Bayona, Guión: John Logan

Trama: Londres, 1891. Ethan Chandler es un norteamericano que trabaja en un acto de tiro de precisión en un circo ambientado en el lejano oeste. Una noche recibe la visita de la misteriosa Vanessa Ives, quien termina por contratarlo como guardaespaldas para un peligroso encargo nocturno. La misión consiste en custodiar a Vanessa y a Sir Malcolm Murray a una incursión en los barrios bajos londinenses, en donde el potentado deberá manteneruna reunión de negocios con un peligroso maleante. Pero el mismo resulta ser un vampiro, y pronto Chandler se encuentra peleando a brazo partido contra hordas de criaturas de la noche. Así es como se entera que Murray ha perdido a su hija Mina a manos de un vampiro maestro, tras lo cual está quemando recursos para poder hallarla. Pero el secuestro del cuerpo de uno de dichos demonios revela pistas estremecedoras, como que los vampiros provienen de una orden ancestral que data del antiguo Egipto y que los mismos se encuentran la búsqueda de una hechicera capaz de abrir la puerta de otras dimensiones infernales, con lo cual podrán desatar demonios aún peores sobre la faz de la Tierra. Y la mujer que reúne dichas características es Vanessa, la medium que trabaja para Murray y la que desconoce la maldición que pesa sobre su propia existencia.

Penny Dreadful Si los americanos tuvieron los Pulpnovelitas baratas impresas en papel amarillento, las que datan de la década del 30 y que abarcaron los géneros mas variopintos como terror, sci fi, policial negro, etc -, los ingleses tuvieron los Penny Dreadful (los horrendos del penique), una tirada de libritos mediocres y sensacionalistas que hacían hincapié en el género del horror. Los Penny Dreadful tuvieron su época de gloria alrededor del 1900 y, a su modo, reflejaron los miedos y las incomodidades de la época victoriana, especialmente aquella que vivía alarmada por los crímenes de Jack el Destripador. Aquí John Logan – libretista de Rango, Skyfall y un montón de buenas peliculas – decide rendirles homenaje, montando una miniserie con la ayuda en la producción de Sam Mendes. El resultado final es de un nivel de calidad sorprendentemente alto y apasionante, un pastiche colorido armado de manera excepcionalmente inteligente.

En sí, Penny Dreadful se siente como un híbrido entre Sherlock Holmes y La Liga Extraordinariao esas obras de fan-ficción que mezclan personajes de la literatura fantástica victoriana en una trama con ribetes de terror o steampunk, como las que mezclan a H.G.Wells (y su máquina del tiempo) con Jack el Destripador, o ponen a Holmes a cazar a Drácula -. Está el opresivo ambiente victoriano, los personajes sagaces y altamente deductivos, y una mezcolanza de personajes clásicos de la ficción inglesa, sean caracteres secundarios de Drácula, el creador y el monstruo de Frankenstein, Jack el Destripador, el inmortal Dorian Gray, e incluso sospecharía que las momias y otros mitos egipcios tendrán su acto de presencia en la serie, ya que están relacionados con la trama desde los minutos iniciales del primer capítulo. Todo esto genera un cóctel realmente apasionante y adictivo.

La razón por la que triunfa Penny Dreadful es que los personajes están escritos como la hostia y están en manos de excelentes actores. Este es el mejor rol al que podría haber aspirado Timothy Dalton en décadas – luego de abandonar el papel de James Bond y andar a los tumbos por la industria del cine -, ya que tiene oportunidad de actuar como se debe; al tipo le tocan momentos realmente emocionantes al descubrir pistas que pueden llevarlo a dar con el paradero de su hija Mina Harker (si, la misma que ha sido seducida por Drácula en la novela de Bram Stoker), y demuestra un rango que le resultaba desconocido. Josh Harnett rebosa de carisma como un pistolero alcohólico y endiabladamente certero, el cual es un socio accidental en esta inusual tarea de cazar vampiros y demonios. Pero quien se lleva las palmas por muy, muy lejos es Eva Green: es una mujer brillante e intensa, analitica como un Sherlock Holmes con faldas, y poseedora de una enorme cantidad de secretos. En el segundo capítulo le toca una escena de posesión, en donde destila maldad y patetismo, y se devora la pantalla como sólo ella puede hacer. Es Green la fuerza motriz de la serie y sobre la cual se descarga el grueso del peso de la trama.

Si hay un punto a cuestionar, sería que la historia de John Logan tiende a ser demasiado amplia, incorporando montones de pistas, subtramas y personajes nuevos a partir del siguiente capítulo. Por si los vampiros, Mina Harker y Frrankenstein no fueran suficientes, decide sumarle Dorian Gray, Jack el Destripador, prostitutas tuberculosas y falsos espiritistas, con lo cual la historia comienza a dar vueltas en vez de avanzar sobre su punto central. No es que los personajes nuevos no sean interesantes – Logan es un artesano de los diálogos apasionantes -, pero da la impresión de relegar subtramas como para armar con ellos un climax al final de la temporada, un vicio que tienen las series nuevas con la necesidad de armar culebrones (o mitologías propias) que sirvan para enganchar espectadores a mediano y largo plazo. Pasaba con Los Expedientes Secretos X, pasó (hasta el paroxismo) con Lost y ocurre ahora con Penny Dreadful.

Penny Dreadful es una serie apasionante y altamente recomendable, la cual esta plagada de personajes formidables y grandes actuaciones. Es un producto inteligente e inusual, algo realmente raro de ver en una televisión infestada de programas lobotomizados (o enviciada por las formas, como los productos de J.J. Abrams). Gracias a Dios, ya le han garantizado una segunda temporada, ya que una tira así merece ser incentivada y precisa una oportunidad para que el público la descubra en toda su gloria, ya que posee una calidad claramente superior a la media y la cual merece ser premiada por una nutrida popularidad.