Crítica: Operación Crossbow (1965)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1965: Sophia Loren (Nora), George Peppard (teniente John Curtis), Trevor Howard (profesor Lindemann), John Mills (general Boyd), Richard Johnson (Duncan Sandys), Tom Courtenay (Robert Henshaw), Jeremy Kemp (Phil Bradley), Anthony Quayle (Bamford), Lilli Palmer (Frieda), Paul Henreid (general Ziemann)

Director: Michael Anderson, Guión: Emeric Pressburger, Derry Quinn & Ray Rigby

Trama: Comisionado por Winston Churchill, el ministro de abastecimiento Duncan Sandys decide investigar la veracidad de los rumores sobre la experimentación en cohetes que estarían haciendo los nazis en la Europa Continental. Sandys descubre un sitio de pruebas cerca del Mar Baltico, y fuerza a la aviación para que realice un raid arrasando la zona. Pero ahora el departamento de inteligencia reporta el movimiento masivo de ingenieros y científicos hacia el centro de Alemania, hacia una base subterránea en donde el desarrollo de bombas voladoras seguiría en proceso. Decidido a todo, Sandys envía a un grupo de espías para que se infiltran en la base y monten un sabotaje; pero la férrea seguridad nazi – sumado a contratiempos de ultimo momento – convertirán a la misión en una tarea virtualmente imposible.

Operacion Crossbow – Estas figuras alargadas que aparecen en la foto parecen cohetes nazis!.

– Imposible. Los alemanes no tienen esa tecnología…

(días mas tarde)

– Los espías han reportado camiones cargados con enormes cilindros de 13 metros de largo. Tienen que ser cohetes nazis!.

– ¿Usted está loco?. Ya le dije que los germanos carecen de recursos y estudios para hacer algo así.

(a las pocas semanas; ruidos de explosiones por toda Londres)

– Ahora no me puede negar que éstas son bombas voladoras nazis!.

– ¿Quién de los dos es el científico?. ¿Usted o yo?. Esas cosas metálicas con fuego saliendo del trasero, que caen sobre la ciudad y explotan, NO SON cohetes nazis!.

Ya hemos mencionado en otras reseñas que el cine bélico de los años 60 había comenzado a bondizarse como para parecer atractivo a las plateas mundiales que, para ese entonces, se babeaban con las aventuras de 007. En vez de discursos estoicos y simples tiroteos de metralleta en los matorrales, los filmes de guerra habían comenzado a apostar por la espectacularidad, ya sea mostrando imposibles bases subterráneas alemanas o metiendo algún que otro pie directamente en la ciencia ficción, con armas nazis excesivamente avanzadas para la época – alguna bomba atómica en ciernes, un misil intercontinental, un super avión – que eran desbaratadas a último momento por el osado héroe de turno. Este resulta ser el caso de Operación Crossbow, la que se basa muy libremente en todo el operativo militar y de inteligencia que montaron los británicos durante la segunda guerra mundial para contrarrestar el desarrollo y lanzamiento de las bombas voladoras alemanas V1 y V2. El grand finale tiene lugar en una super base secreta / subterránea / a prueba de todo, en donde se encuentran a punto de lanzar un supermisil a Nueva York. Si bien lo último jamás sucedió (nunca pasó de ser un mero proyecto, ya que la tecnología de entonces sólo bastaba para lanzar un cohete a unos cientos de kilómetros sobre Europa), es la típica excusa para que el protagonista vuele todo por los aires, en un tipico climax a lo 007.

Ciertamente Operación Crossbow es un filme que yo estaba buscando desde hacía mucho rato. Mientras que la participación de George Peppard es nominal (va, se infiltra y vuela todo por los aires en la segunda hora de proyección), la película le dedica una buena parte de la trama al desarrollo pormenorizado de la bomba (en suelo germano) y a los esfuerzos británicos por descubrir lo que tramaban los nazis. Resulta curioso el respeto con el que se trata la historia alemana, reconociendo a los pilotos partícipes de las pruebas – y seguros cadáveres para el día siguiente – como auténticos héroes. A su vez resulta fascinante los entretelones del desarrollo del arma, y la resolución de los problemas de la puesta en marcha – en especial cuando la aviadora Hanna Reitsch logra tomar el mando del V1 modificado que tripula y consigue aterrizar el aparato -. Por otra parte, la sagacidad de los caracteres británicos – centrados en la investigación y el desciframiento de pistas – choca fuertemente con el irritante personaje de Trevor Howard, un científico zopenco que se niega a creer que los alemanes poseen semejante arma… hasta que se le incrusta una V1 en el trasero. Si los libretistas querían meter un personaje escéptico, podrían haber escrito algo mejor en vez de este engendro mutante.

Una vez que los ingleses están de acuerdo, el filme entra de lleno en las tipicas rutinas del cine de espionaje. Hay que mandar un agente camuflado y ello supone una caterva de problemas inesperados que no siempre son resueltos de manera prolija, los cuales van desde falsas identidades que se caen de un momento a otro, a personas que aparecen donde no debieran, pasando por un avispado doble agente que aparece en el instante menos oportuno… Lo que es de agradecer es que Operación Crossbow no toma prisioneros y el libreto no se endulza con lo políticamente correcto: Sofía Loren es boleta en menos de 15 minutos (para que no hable y arruine el plan… y eso que tenía dos hijos pequeños!), y a George Peppard lo chamuscan como un asado pasado de parrilla. Mal día para que Hannibal Smith ponga a fumar puros al lado del tanque de oxígeno líquido.

Operación Crossbow es una película notable y entretenida, lo cual resulta sorprendente viendo que el responsable de todo esto es el zopenco de Michael Anderson, un tipo especializado en arruinar cosas o filmarlas de la manera más ridícula posible. Pero acá Anderson se redime y rueda un espectáculo muy inteligente, obteniendo un producto más que solido. Lástima que sobre Londres sigan cayendo esas cosas plateadas que parecen cohetes (pero que no lo son), y que Trevor Howard siga negándolas.