Crítica: Non-Stop: Sin Escalas (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Francia / USA, 2014: Liam Neeson (Bill Marks), Julianne Moore (Jen Summers), Scoot McNairy (Tom Bowen), Michelle Dockery (Nancy), Nate Parker (Zack White)

Director: Jaume Collet-Serra, Guión: John W. Richardson, Christopher Roach & Ryan Engle

Trama: Bill Marks es un alguacil aéreo que está en la mala. Luego de haber perdido a su hijita tras un largo cáncer, su vida se ha derrumbado y Marks se ha vuelto apático y alcohólico. Ahora le ha tocado subirse a bordo de un vuelo intercontinental con destino a Londres, el cual debería transcurrir en la mayor placidez; pero su teléfono ha sido interceptado por uno de los pasajeros, quien comienza a enviarle mensajes de texto diciéndole que habrá un asesinato cada 20 minutos, a menos de que le depositen 150 millones de dólares en una cuenta suiza. Mientras que al principio Marks cree que se trata de una broma pesada, pronto los muertos comienzan a aparecer… con el agravante de que tienen plantadas pruebas que lo incriminan como si él mismo fuera el responsable. Y mientras que los pilotos, las aeromozas y hasta el control federal en tierra creen que Marks se ha vuelto loco y ha secuestrado el vuelo, Bill deberá hacer el máximo esfuerzo para hallar el culpable en los próximos minutos… antes que toda la situación se salga de control y culmine en un desastre.

Non-Stop: Sin Escalas El cine de acción tiene margen para todo y para todos. Se han convertido en ídolos del género deportistas anabolizados incapaces de mover un músculo facial, y actores de método con trayectoria shakespeareana, tipos mas habituados a portar trajes de época que musculosas y carabinas M16. Como dice James Berardinelli el género es tan amplio que todos le pueden aportar algo único y personal, y ello queda patente en el caso de Liam Neeson. El tipo no desborda de músculos, ni tampoco es el rey del carisma; lo único que lo distingue es su enorme altura y su talento como intérprete, e incluso uno podría aducir que Neeson debutó con un protagónico en el género a la misma edad en que Roger Moore se retiraba del papel de James Bond. Lo curioso es que Neeson no hace el ridículo sino que, por el contrario, es un héroe de acción de primera línea. Es creíble peleando pero, por sobre todo, trasluce urbanidad y honestidad, y es allí donde reside su mayor encanto.

Ello es lo que ocurre en Non-Stop: Sin Escalas. Aquí Neeson compone a un marshall aéreo – esos oficiales federales que viajan de incógnito en los vuelos de línea, con el fin de evitar que algún loquito secuestre el avión y se le ocurra estrellarlo contra un rascacielos al estilo de los atentados de setiembre 2001 – algo pasado de rosca ya que es borrachín, pendenciero y apático, y vive aquejado por un pasado oscuro que no le deja vivir. Al tipo no lo quiere nadie, un detalle que no le ayuda cuando la crisis estalla: alguien se ha infiltrado en su teléfono – conectado a una red federal de máxima seguridad – y le ha enviado mensajes de texto diciendo que va a morir un pasajero cada 20 minutos a menos de que le depositen una guarrada de dinero en una cuenta suiza. Lo que al principio parece una pavada pronto se transforma en una cruda realidad, ya que aparecen los fiambres – uno tras otro – y, para colmo, están empapados de pruebas que incriminan a Neeson. Envenenamientos misteriosos, trampas prearmadas, absoluta falta de cooperación por parte de las autoridades, y una teoría personal que se vuelve cada vez mas descabellada a medida que avanza el tiempo y las pruebas escasean. Para colmo las exigencias del secuestrador se han hecho públicas y la cuenta en donde deben depositar el rescate… está a nombre del mismo Neeson.

Aquí no hay margen de duda posible: el argumento es un disparate, pero está camuflado con tal altura que parece una obra maestra. El mérito le corresponde a Jaume Collet-Serra (La Huérfana), el cual sintoniza a Hitchcock desde el primer fotograma de la película. Este es otro caso de un inocente injustamente acusado, el cual debe probar su inocencia antes que el mundo se le venga encima literalmente. El es el único que conoce las amenazas reales del sicópata que le acosa – el cual está particularmente obsesionado con él -, pero las pruebas se desvanecen y las coincidencias funestas se acumulan. Siempre es él el último que ha sido visto cerca del lugar en donde apareció un fiambre: ¿no será que ha perdido la chaveta, tiene doble personaldiad y está liquidando gente mientras clama a los cuatro vientos su inocencia?.

Non-Stop: Sin Escalas es deliciosa gracias a la espléndida dirección de Collet-Serra. Las trampas que planea Neeson ya han sido anticipadas por el villano, las ocurrencias de éste siempre son asombrosas, y las apuestas entre uno y otro crecen a límites insospechados. Hay un par de veces en que Non-Stop: Sin Escalas parece bordear el límite de su construida credibilidad, pero el filme se da maña para regresar a sus carriles y seguir siendo apasionante. A final de cuentas, estamos hablando de una intriga con tintes de película de acción a bordo de un avión en pleno de vuelo, un escenario constituido por tres o cuatro cuartos y un par de baños. ¿Cómo ser creativos y excitante con algo tan límitado?.Sin dudas se puede, y a base de puro talento.

Si sigue protagonizando productos como éste, que Neeson siga siendo héroe de acción hasta los 70 u 80 años. El tipo es garantía de calidad, y aquí vuelve a reafirmarlo. Y no hablo de un thriller comunacho maquillado de hiperkinético como los que protagoniza Jason Statam, sino de filmes con mas substancia y basados en personajes interesantes. Sin dudas Non-Stop: Sin Escalas no cambiará la historia del cine pero es entretenimiento super sólido, ya que da dos horas de pura diversión protagonizadas por un tipo que nos resulta tremendamente amigable. ¿Que más se le puede pedir a una película como para que nos entusiasme a hacer el viaje hasta el cine?