Crítica: La Noche de los Generales (1967)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Francia, 1967: Peter O’Toole (general Tanz), Omar Sharif (mayor Grau), Tom Courtenay (cabo Hartmann), Donald Pleasence (general Kahlenberge), Joanna Pettet (Ulrike), Philippe Noiret (inspector Morand), Charles Gray (general von Seidlitz-Gabler)

Director: Anatole Litvak, Guión: Paul Dehn & Joseph Kessel, basados en la novela homónima de Hans Hellmut Kirst

Trama: Polonia, 1942. Una prostituta ha sido ferozmente asesinada, y el mayor Grau del ejército alemán queda a cargo de la investigación. Es que la chica era en realidad una informante alemana y Grau desea descartar que se trate de un asesinato cometido por la resistencia. Pero las 100 puñaladas que el cadáver exhibe en sus genitales muestran a todas las luces que se trata de un maniático y, lo que es peor, el único testigo afirma haber visto salir de la habitación de la muchacha a un individuo con uniforme de general. Así es como Grau reduce la nómina a tres sospechosos: los generales Tanz, Kahlenberge y Seidlitz-Gabler, los cuales parecen tener su cuota de actividades clandestinas. Sin embargo la pesquisa de Grau levantan polvareda y los tres generales complotan para que el mayor sea transferido a Paris. Ahora estamos en la capital de Francia y corre el año 1944. Grau ha sido ascendido al rango de coronel y se encarga de la seguridad de las fuerzas de ocupacion alemanas… hasta que descubre un nuevo cadáver mutilado y la coincidencia de la presencia de los tres generales en la misma ciudad. Comprendiendo que se trata de ahora o nunca, Grau utiliza todos sus recursos para develar la identidad del asesino serial que viene persiguiendo desde hace años… pero el coronel pronto descubrirá que se encuentra en el peor momento posible, con las fuerzas aliadas batallando en las afueras de Paris, y con un complot para matar a Hitler listo para estallar en cuestión de horas, lo cual ha enrarecido el ambiente a límites extremadamente peligrosos e insospechados.

La Noche de los Generales Sigo insistiendo en que la época de gloria de la cinematografía norteamericana fue la década del sesenta y La Noche de los Generales es otra prueba más que tengo a mi favor. Es un mix de fabuloso despliegue, trama inteligente, dirección espléndida y excelentes actuaciones. Era una época en donde los directores eran artesanos y los filmes se basaban en novelas… algo que ha desaparecido para mutar en la inmundicia de cine que puebla actualmente nuestras pantallas.

La Noche de los Generales es un filme particularmente arriesgado. En una época acostumbrada a demonizar a los nazis, he aquí una película que habla de ellos con respeto y hasta con humanidad. Por supuesto, después viene todo ese debate que las fuerzas armadas de carrera eran militares y que las SS / Gestapo & co no eran más que bandas organizadas de asesinos sicópatas. Esas diferencias se fueron armando (o inventando, según se quiera) con el tiempo, como para decir que había alemanes buenos y alemanes malos, gente que peleaba con coraje por su patria y dementes que gustaban de masacrar gente. Como sea – y como dice uno de los personajes de la película en un momento determinado – a todos ellos les gustaba la guerra, y no tenían demasiados escrúpulos en invadir países que no fueran precisamente el suyo propio..

Pero dejando de lado el debate, la película pinta un escenario fascinante. En primer lugar, saltamos detrás del mostrador y vemos toda la cocina de las fuerzas militares alemanas (o nazis, como usted prefiera). Y, en segundo lugar, se despacha con una intriga policial en tiempos de guerra, matizada con un montón de deliciosos detalles de época que indican un enciclopedismo notable del autor del libro original. Imaginen a un nazi cazando a un asesino serial en los momentos en que el Tercer Reich se está viniendo abajo.

La Noche de los Generales tiene tres actos bien diferenciados. El primero es en 1942, en Polonia, cuando Omar Sharif descubre el cadáver de la prostituta y llega a la conclusión que sólo uno de los tres generales presentes en la ciudad – Peter O´Toole, Charles Gray y Donald Pleasence – pudo haber sido el culpable. El personaje de Sharif es deslumbrante: es un individuo brillante, capaz de olfatear los más minimos detalles de un relato mal construido y, sobre todo, un tipo absolutamente íntegro. Durante su pesquisa muchos le recriminan que la prostituta muerta no es mas que una víctima más en una guerra desbordante de cadáveres, a lo que responde: “lo que por millares en un campo de batalla resulta heroico, cuando se hace en privado y en solitario resulta monstruoso”. El asesino es un individuo bestial que sólo merece la horca; y para obtener la verdad, Sharif está dispuesto a meter sus narices en donde no le corresponde, sin importarle en lo más minimo si inoportuna a más de un poderoso.

El segundo acto tiene lugar dos años después en Paris, cuando los tres generales vuelven a estar juntos y aparece otra prostituta muerta. A esta altura se suman un par de personajes muy importantes: un cabo (interpretado por Tom Courtenay) – quien será el único capaz de descifrar la verdad – y un afable inspector de policía al que le pone el cuerpo Philippe Noiret. La escena del almuerzo entre Noiret y Sharif es sencillamente brillante: he aquí dos individuos sagaces, capaces de anticipar las cartas del otro y que, a su veces, se prodigan mutuo respeto. Dos tipos honestos, ubicados en lugares opuestos de la misma barra.

Sin dudas La Noche de los Generales es muy conversada – no hay disparos ni persecuciones a lo largo de sus 2 horas 20 de duración – pero es intensa e inteligente. Aún el romance de Tom Courtenay y Joanna Pettet – que parece de relleno pero resulta ser mucho más importante de lo que parece – está escrito con estilo, y todas las escenas son interesantes. Pero, en especialmente intenso es el acto III, que coincide con el fin de la guerra y la reapertura del caso 20 años después. Es un momento de revelaciones y sorpresas, y aunque el final es expeditivo, no deja de ser satisfactorio.

La Noche de los Generales es un gran filme. Son 140 minutos que no tienen desperdicio y que están plagados de personajes apasionantes y diálogos excelentes. Para quienes nos gusta la Segunda Guerra Mundial, es una pelicula plagada de perlitas – la parte central del filme tiene lugar durante la Operación Valkiria; y el personaje de Peter O´Toole está basado en Joachim Peiper, el oficial que comandó la Batalla de las Ardenas (y que fuera interpretado por Robert Shaw en el filme homónimo) -; y, para el resto, descubrirán que se trata de un entretenimiento inteligente, un perfecto ejemplo del gran cine que se hacía antes y que hoy parece estar en pleno proceso de extinción.