Crítica: Monstruos (Monsters) (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorGB, 2010: Scott McNairy (Andrew Kaulder), Whitney Able (Samantha Wynden), Mario Zuniga Benavides (vendedor de pasajes)

Director: Gareth Edwards, Guión: Gareth Edwards

Trama: Hace 6 años la NASA detectó vida extraterrestre en el espacio y mandó a una sonda a recoger muestras; pero, en el regreso a la Tierra, la cápsula se descontroló y terminó por estrellarse en México. Ahora una enorme franja de México y Estados Unidos – cubriendo de costa a costa – ha sido declarada como zona infectada, ya que los especímenes alienígenas han crecido hasta convertirse en miles de gigantescas criaturas que depredan el lugar. El fotógrafo Andrew Kaulder se encuentra en México para hacer una cobertura periodística de la zona, pero recibe la orden de sus superiores de encontrarse con la hija del dueño del diario para el que trabaja, y acompañarla de regreso – sana y salva – a Estados Unidos. Aunque al principio chocan, Andrew termina haciendo buenas migas con la muchacha, y ambos se encuentran a punto de embarcarse en un ferry de vuelta a Norteamérica; pero el robo de los pasaportes y del dinero que tenían terminan por dejarlos en una situación delicada. Ahora ambos deberán intentar cruzar la zona prohibida por tierra, aunque ello depare una jornada plagada de peligros mortales.

Monstruos (Monsters) (2010) Muchos comparan a Monsters como la próxima Sector 9, la cual es una analogía bastante acertada. Aquí está el británico Gareth Edwards, un tipo que empezó con todo esto experimentando con efectos en video en la computadora de su casa. Utilizando software comercial standard (léase Adobe After Effects y cosas por el estilo) Edwards se hizo un nombre como técnico en efectos especiales y obtuvo algunas recomendaciones, con lo cual terminó haciendo los FX para algunos documentales y series de la TV inglesa. Con varios años de experiencia encima decidió embarcarse en este proyecto para la pantalla grande, filmada con un par de actores secundarios de la TV norteamericana, haciendo los FX en la PC de su casa, y costando el miserable presupuesto de 15.000 dólares. Oh si, este tipo armó todo un rodaje de guerrilla con cámaras digitales standard, improvisando diálogos sobre la marcha, saltando del bus del tour que los llevaba por México cuando descubría una locación interesante, y filmando al momento lo que le saliera. Después compaginó todo en su PC hogareña, aplicó toda su sabiduría sobre Adobe, y terminó creando una de las películas más memorables del 2010. No sólo Monsters puede rivalizar perfectamente con cualquier superproducción hollywoodense en cuanto a la calidad de los FX, sino que encima cuenta con un guión formidable, lleno de situaciones originales e interesantes.

Ésta es ciencia ficción sólida, pensante y apasionante. Edwards ha metido a la licuadora una parva de influencias reconocibles, que van desde la misma Sector 9, Cloverfield, Jurassic Park, La Niebla de Stephen King, Stalker de Tarkovsky hasta cosas tan dispares como Lost in Traslation y El Año que Vivimos en Peligro. Usted tiene aquí dos historias: la del periodista que debe aceptar, a la fuerza, el trabajo de llevar a la niña rica hija de su jefe de regreso a Norteamérica y, por otro lado, todo el escenario apocalíptico de fondo que supone el estallido de una incontrolable comunidad de criaturas alienígenas surgido tras el impacto de la sonda espacial en la frontera entre México y USA. La historia del dúo de protagonistas no deja de ser una clásica crónica de tiempos de guerra con visos románticos: Andrew y Samantha son los polos opuestos, y viven en un escenario plagado de peligros, controles militares y nuevas reglas morales surgidas del caos de la situación (vean sino el comercio ilegal de pasajes y armas que prospera en las áreas fronterizas de la zona infectada). Verlos negociar desesperadamente boletos de ferry es bastante similar a Mel Gibson queriendo escapar de las revueltas indonesias durante la caída de Sukarno en The Year of Living Dangerously. Y tal como Bill Murray y Scarlett Johansson en Lost in Traslation, estos caracteres tan dispares – perdidos en un país extranjero – terminarán desarrollando un vínculo emocional de supervivencia, la necesidad de sentir el abrazo de un extraño al toparse con la horrible realidad que los rodea.

En ese sentido hay un romance sutil de dos personajes realmente interesantes… cosa que se le escapa al puñado de críticos norteamericanos que han visto el filme hasta ahora. Para esa tanda de botarates, una película llamada Monstruos sólo puede mostrar explosiones y criaturas mutantes – o sea, un espectáculo pochoclero -. El filme aporta su cuota de escenas en tal sentido pero Edwards ha puesto hincapié en el desarrollo humano de los personajes, con lo cual nos interesa la suerte que corren. El escenario de fondo es lo que produce el cambio en la relación entre los protagonistas (sino, fíjense en la secuencia en la estación de servicio; el catalizador resulta ser ese extraño ritual alienígena, similar al apareamiento de las ballenas). Lo mejor de todo es que dicho escenario va generando multiplicidad de lecturas a medida que avanza la historia. Al principio es un teatro de guerra (al estilo de Vietnam o Irak); pero después se transforma en una versión alegórica sobre la inmigración ilegal a Norteamérica. Andrew y Samantha no difieren mucho de los “espaldas mojadas” mexicanos que contratan a peligrosos mafiosos para que les hagan cruzar la frontera (en la ilusión de que encontrarán un mundo mejor en territorio norteamericano). El caso ejemplar es la escena en que ambos se sientan en el pico de una ancestral pirámide mexicana, contemplando el gigantesco muro de cemento que los norteamericanos han construído para contener a los alienígenas – no sólo a las criaturas sino aquellos que, como Andrew y Samantha, quieren escapar del horror -. El dato accesorio es que el muro es inútil y la “infección alienígena” ha comenzado a arrasar suelo norteamericano sin que la mayor potencia del mundo pueda hacer algo efectivo para impedirlo.

Entre el buen desarrollo dramático y la excelente alegoría, Monstruos termina resultando un filme muy superior a las expectativas iniciales. Aquí hay un rodaje tipo documental de guerrilla, con cámara movediza pero no epiléptica – no es el enfoque en primera persona de Cloverfield, y la acción se puede seguir perfectamente mientras da sensación de inmediatez -, y una construcción de escenario apocalíptico absolutamente creíble. Edificios partidos por al medio, barcos incrustados en medio de la selva, tanques y aviones doblados a la mitad, carteles de advertencia de peligro por todos lados, movilizaciones masivas de personas, bombarderos y helicópteros surcando los cielos constantemente, gigantescas alambradas electrificadas. Es una alegoría muy paranoica sobre la inmigración ilegal y la cacería constante de esos “extranjeros”. Y, cuando las criaturas aparecen, son unos pulpos gigantes a la usanza de los monstruos de La Niebla de Stephen King. Sus entradas en escena son shockeantes, y están rodadas de manera impecable. Sinceramente admitir que todo esto ha sido montado con míseros 15.000 dólares parece una broma.

Monstruos es un filme fascinante. Uno espera tener prontas y excitantes noticias sobre el futuro artístico de Gareth Edwards, así como de los actores Scott McNairy y Whitney Able. Sus performances son excelentes, la idea es brillante y la ejecución es perfecta. Es una película inteligente con múltiples lecturas, y desde aquí la recomendamos de todo corazón.