Crítica: Monster From Green Hell (1958)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1958: Jim Davis (Dr. Quent Brady), Robert Griffin (Dan Morgan), Joel Fluellen (Arobi), Barbara Turner (Lorna Lorentz)

Director: Kenneth G. Crane, Guión: Endre Bohem & Louis Vittes

Trama: Años 50. Los científicos Quent Brady y Dan Morgan se encuentran experimentando con distintos tipos de animales, los cuales son lanzados en cohete hacia la estratósfera para observar su reacción frente a los rayos cósmicos y, de ese modo, preparar el campo para futuras misiones tripuladas al espacio. Pero uno de sus cohetes se ha salido de trayectoria y ha caído cerca del Africa ecuatorial. Los científicos lo dan por destruído y se olvidan del caso; pero, al cabo de unos meses, leen en los diarios noticias sobre pueblos enteros exterminados en la zona en donde debería haber impactado el misil. Determinados a investigar el caso, Brady y Morgan se embarcan hacia el Africa y llegan al Infierno Verde – una zona selvática prácticamente impenetrable – en donde se han reportado la mayor parte de los incidentes. Al poco tiempo descubren que los exterminios están siendo provocados por un enjambre de insectos gigantes que ha anidado en el lecho de un volcán; pero grande será su sorpresa al comprobar que los mismos no son más que las avispas que ellos mismos habían embarcado en el misil, y que han mutado por acción de los rayos cósmicos de la estratósfera hasta adquirir proporciones gigantescas.

Monster From Green Hell En los años 50 estaban de moda los monstruos gigantes, las invasiones marcianas y toda la paranoia sobre la era atómica que recién asomaba. En el último caso, la sensación reinante era que se había abierto una caja de Pandora cuyo único resultado posible era la destrucción de toda la humanidad. Como la investigación sobre los efectos de la radiactividad era algo que todavía estaba en pañales, era fácil escribir cualquier cosa horrenda y achacársela al poder demoníaco del Uranio; así surgieron mutantes de todo tipo, tamaño y color, y en ese pelotón se puede incluir a El Monstruo del Infierno Verde, que es el filme que ahora nos ocupa.

Si uno se atiene a los valores de producción, Monster From Green Hell es el típico filme serie B de guerrilla, hecho con dos mangos y toneladas de stock footage. Mientras yo veía la película refrescaba mentalmente la escena de Ed Wood en donde un amigo le mostraba a Johnny Depp una ponchada de rollos de stock footage y el tipo comenzaba a delirar sobre cómo armar un filme íntegramente basado en eso. Y Monster From Green Hell está concebido totalmente de esa forma: hay stock footage de lanzamiento de cohetes, stock footage de tribus africanas, stock footage de estampidas de animales salvajes (¿estarán los bisontes que usó Ed Wood para Bride of the Monster?) y stock footage de incendios forestales. Lo que queda es un 30% de acción en vivo rodada en estudios, hechos con decorados de cartón pintado que se bambolean cuando los agarra un viento fuerte. A los productores no les debió calentar demasiado la calidad final de la película, ya que la idea original era que Monster From Green Hell fuera una cinta de relleno en algún programa doble típico de los que se exhibían en los autocines de aquella época. Eso no quita que, a pesar de sus limitaciones, sea bastante competente. Ok, hay unas avispas gigantes de papel maché que no son muy convincentes, pero hay buenos actores, diálogos que no dañan la neurona, y un ritmo que resulta bastante entretenido.

La anécdota es chiquita; a un par de científicos se les pierde un misil cargado con insectos, el cual va a parar a la Africa ecuatorial. Los quías se toman un avión y van a investigar, y descubren que los animalejos han crecido hasta alcanzar proporciones gigantescas. El dúo – liderado por Jim Davis, el que parecía un geronte en esa época (bah, ya tenía 50 años!), y que alcanzaría la fama como el patriarca de la familia Ewing en la serie Dallas 30 años más tarde – va y mata a los bichos con relativa facilidad en el primer encuentro que tienen; como todo ello daría lugar a un filme de 15 minutos, el libreto decide intercalar incendios forestales, romances selváticos, estampidas de animales, y cuanta catástrofe pueda hallar documentada en los dichosos rollos de stock footage que manejaba la producción. Y aún con todo eso, le cuesta un perú llegar a los 71 minutos de duración como para catalogar a esto como un filme y no un cortometraje.

Monster From Green Hell está ok. Es serie B solvente, sin demasiadas aspiraciones. Quizás con un poco más de dinero podría haber mejorado el resultado, pero así como está es potable, entretiene y no ofende a nadie.