Crítica: Moana, Un Mar de Aventuras (2016)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2016: Auli’i Cravalho (Moana), Dwayne Johnson (Maui), Rachel House (abuela Tala), Temuera Morrison (jefe Tui), Jermaine Clement (Tamatoa), Nicole Sherzinger (Sina)

Director: Ron Clements & John Musker, Guión: Jared Bush

Trama: El corazón de la diosa Te Fiti ha desaparecido. Devenido en una piedra sagrada verde, se cree que el semi dios Maui lo ha robado para dárselo a los hombres ya que contiene el poder de la creación. Pero numerosos demonios han estado detrás de semejante poder y, al enfrentarse con Maui, terminan por vencerlo, arrojándolo a una isla en la Tierra y despojándolo de sus poderes y de la piedra. Como consecuencia de ello, la Tierra ha comenzado a caer lentamente en un estado de decaimiento y esterilidad: las cosechas son cada vez mas pobres y los peces han desaparecido de los lugares habituales de pesca. En ese estado de crisis se encuentra los habitantes de Motunui, una pequeña isla de la Polinesia regenteada por el jefe Tui. Pero Tui está convencido de que se trata de una situación pasajera mientras que su hija y heredera, Moana, cree que la solución está mas allá del arrecife. Desobedeciendo a su padre – y sintiendo el llamado de Te Fiti -, Moana parte de la isla en busca del corazón de la diosa y, para devolverlo, debe localizar a Maui, devenido prisionero en una isla desierta y olvidada. Pero el semi dios es pretensioso y ególatra, y sólo quiere recuperar su cetro mágico para salir de la Tierra; pero el fuerte carácter de Moana terminará doblegando su terquedad, haciéndole entender que él es el responsable de la suerte que corren las tribus de la zona, y que ahora ha llegado la hora de enmendar sus actos. Pero, para completar su misión, deberán enfrentarse a Te Ka, el demonio de lava que custodia el lugar donde yace el cuerpo de Te Fiti y que es capaz de incinerar a los aventureros que osen traspasar la entrada. ¿Podrán Maui y Moana cumplir con su objetivo antes de que sea demasiado tarde para todos los habitantes de la Polinesia?.

Critica: Moana

Moana: un Mar de Aventuras (2016) Espectaculares paisajes digitales y un cameo de Godzilla. Eso es todo lo que me queda de Moana. Salida como un churro de la factoría de éxitos Disney, es obvio que el filme va camino a ser un taquillazo… pero, en cuanto a calidad de historia, la cosa deja que desear. El filme tiene dos problemas: canciones rebuscadas y poco pegadizas, y Dwayne Johnson. Aún con todo lo que uno adora a La Roca, Johnson desentona y desbalancea el filme, convirtiéndolo en una catarata de clichés y canchereadas que patea en las gónadas las intenciones serias de la pelicula.

Honestamente no creo que el problema sea Johnson. El ex wrestler ha demostrado tener carisma y talento de sobra para ponerle el pecho a cualquier cosa, con lo cual deduzco que el problema es cómo redactaron su papel. Habiendo visto hace poco Lego Batman: la Película, uno ya tiene en claro cómo hacer se debe hacer un personaje canchero sabroso, deleitándose con su hiper egolatría. Pero el Maui de Johnson es denso, pertenece a otra película (quizás Madagascar) y choca con la honestidad y el idealismo de Moana. El primer tercio es algo lento pero tiene su magia, y está el asombro de descubrir la cultura del Pacífico y sus leyendas. El problema es que todas esas buenas intenciones se estrellan contra una Roca (literalmente), un personaje anodino y mal escrito que se toma para la joda toda la causa épica de la protagonista. Lo que sigue es rebuscado – una banda de cocos piratas dotada de navíos gigantes que parecen pertenecer a una versión fumada de Mad Max: Furia en el Camino; una tortuga gigante parlanchina y bizca que vive en el mundo de los monstruos (ahí va el cameo de la gran G!); y el enfrentamiento final con el demonio de lava, que es tan espectacular como inutil cuando se revelan las cartas -, y está plagado de canciones que se hacen eternas. Contrataron al tipo de la obra musical Hamilton para esto, la que será un éxito en Broadway pero, lo que generó aquí y se ve en pantalla es desesperante. Solo hay una o dos que zafan – como la canción sobre el pueblo navegante, siempre migrando de isla en isla -, pero ninguna sabe lo que es un estribillo o algo armónico. ¿Dónde están Randy Newman o Alan Menken cuando más se los necesita?.

Que estéticamente Moana es una obra maestra – paisajes deslumbrantes, un mar tan cristalino que resulta imposible pensar que es digital, animación asombrosa – no implica que sea un gran filme, siquiera uno bueno. Es como catalogar la calidad de una película de acuerdo a la belleza de sus efectos especiales. Aquí hay una buena historia arruinada por un papel mediocre y canciones pesadas que intenta compensar con el efectismo sus carencias. Seguro, la taquilla y los criticos clamarán a gritos que es memorable… lo cual podría haber sido si hubieran tratado con mas respeto a la leyenda original. Convertir a un semi dios polinesio en una versión tatuada de Johnny Bravo me parece un despropósito, más cuando la historia no lo precisaba y tenía comic reliefs de sobra – el pollo idiota, el cerdito mascota – para captar la atención del público infantil.