Crítica: El Tren de la Medianoche / El Vagón de la Muerte (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2008: Bradley Cooper (Leon), Vinnie Jones (Mahogany), Leslie Bibb (Maya Jones), Brooke Shields (Susan Hoff), Roger Bart (Jurgis Tompkins), Barbara Eve Harris (Detective Lynn Hadley), Tony Curran (conductor)

Director: Ryuhei Kitamura, Guión: Jeff Buhler, basado en el cuento de Clive Barker

Trama: Leon es un joven fotógrafo que ha acaparado la atención de la adinerada Susan Hoff, la que posee una galería de exposiciones. Hoff presiona a Leon para que amplíe su trabajo sobre escenas de la violencia urbana, así puede exhibir sus fotografías en menos de tres semanas. El joven comienza a explorar en los alrededores del tren subterráneo, hasta que se topa con un hombre alto y de apariencia extraña, al que empieza a seguir. No pasa mucho tiempo hasta que Leon relaciona al individuo con una serie de desapariciones de personas, las que ocurren en el metro de las 2:06 de la madrugada. Y el joven terminará por descubrir que el hombre es el responsable de cruentos asesinatos cometidos en el tren nocturno … los que sirven para un espeluznante propósito.

El Tren de la Medianoche El Tren de la Medianoche es la adaptación del cuento El Tren Nocturno de la Carne, que data de 1984 y fuera escrito por Clive Barker en su antología Libros de Sangre. En un principio era un pequeño proyecto financiado por Lionsgate (responsable del 90% de los filmes de terror potables de hoy en día) y que iba a ser dirigido por el técnico en efectos especiales Patrick Tatopoulos – el de los FX de la Godzilla de Roland Emmerich, y que no hace mucho rodara Underworld 3: La Rebelión de los Licántropos -. Por suerte Tatopoulos se bajó del proyecto y el mismo pasó a manos del japonés Ryuhei Kitamura, un director que hace esa clase de películas que nos gustan a nosotros: desde una de zombies vs yakuzas con Versus, un chambara con asesino travesti incluído en Azumi, hasta el festival kaiju eiga de Godzilla: Final Wars. Aquí Kitamura vuelve a demostrar que su talento es todoterreno y nos brinda una de las mejores adaptaciones del material de Barker desde la misma Hellraiser.

Aquí hay una premisa chiquita rodada con virtuosismo. Un joven fotógrafo que quiere hacer una buena impresión frente a la adinerada dueña de una galería (Brooke Shields, en un papel pequeño pero expeditivo), decide salir de “cacería” con su cámara por los lugares mas inhóspitos de la ciudad. Allí es cuando se topará con Mahogany (Vinnie Jones, silente y más siniestro que nunca), un carnicero que al parecer decidió hacer horas extras en el tren de la madrugada. Al principio la historia funciona al mejor estilo Blow Up, con pistas ocultas en las fotografías que toma Bradley Cooper, y que parecen más sospechas de un paranoico que otra cosa. Pero el fotógrafo se obsesiona con Mahogany, lo empieza a seguir y comienza a descubrir una serie de anormalidades… hasta que termina por enfrentarse con él, en el siniestro tren de las 2:06 de la madrugada.

Con un director y un guionista más standard, The Midnight Meat Train hubiera seguido carriles más rutinarios – recién confirmaríamos que Mahogany es un asesino pasada la primera mitad de la película -, pero aquí Kitamura tira la carne al asador desde el vamos, y se despacha con algunos de los asesinatos más violentos y creativos que uno haya visto en mucho tiempo. Esto es gore con pura imaginación. Hay unas cuantas matanzas realmente inspiradas, pero en particular hay una – la de un trío de amigos, en donde figura Ted Raimi, el hermano del director Sam Raimi, y que se ha convertido en una especie de “extra” de culto – que es sorprendente. Jones aparece por detrás y le pega un mazazo a Raimi, volándole un ojo y parte del cerebro en cámara lenta; incrusta en el techo al otro hombre con un gancho de carnicero clavado en los genitales; y por último, desde la óptica de la chica (la última que queda viva del trío), vemos como le le da un devastador martillazo … y la cámara da varias vueltas, deteniéndose a varios metros, sólo para darnos cuenta que lo que estuvimos viendo era la cabeza de la mujer rodando que ha quedado contemplando su propio cuerpo decapitado. Es obvio que el cameo de Ted es intencional, porque aquí las muertes están coreografiadas con el mismo delirio macabro que Sam Raimi le ponía a su saga de Evil Dead.

Ciertamente esa imaginería gore atenta un poco contra el grado de shock del filme – uno hace ¡guau! en vez de orinarse de miedo al ver semejante carnicería -, pero Kitamura tiene reservado un poco de todo para todos. En el último tercio la película comienza a construir un tenso suspenso, en particular con la incursión en el departamento de Mahogany y con la lucha final arriba del tren. Y posiblemente una de las cosas que más me haya gustado de The Midnight Meat Train sea el climax, en donde el relato pasa de ser una historia típica de asesinos seriales a algo mucho más sombrío y sobrenatural, en donde Kitamura y Barker deciden no tomar rehenes. Los finales siniestros – siempre lo he dicho – hacen a las obras maestras, porque hay un equipo creativo seguro de lo que ha brindado en pantalla y que sabe que la resolución natural de las cosas no puede ser optimista. Aquí hay otra prueba de ello.

El Tren de la Medianoche es horror original, inteligente y manufacturado con virtuosismo. Es una película más que recomendable. Lástima que la misma Lionsgate terminara por boicotearla, estrenándola en muy pocos cines y generando una recaudación muy pobre. Ojalá Ryuhei Kitamura se quede en Hollywood para dar cátedra de cómo se tiene que rodar un filme de terror como la gente.