Crítica: Matt Helm: The Ambushers (Emboscada a Matt Helm) (1967)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 3/5: buena USA, 1967: Dean Martin (Matt Helm), Senta Berger (Francesca Madeiros), Janice Rule (Sheila Sommers), James Gregory (MacDonald), Albert Salmi (Jose Ortega (a) Leopold Caselius), Kurt Kasznar (Quintana (a) Chivinik), Beverly Adams (Lovey Kravezit), David Mauro (Nassim), Roy Jenson (Karl), John Brascia (Rocco), Linda Foster (Linda)

Director: Henry Levin – Productor: Irving Allen – Productor Asociado: Douglas Netter – Guionista: Herbert Baker sobre novelas de Donald Hamilton – Musica compuesta por Hugo Montenegro

102 min, No rating, Color

Trama: Un prototipo de nave espacial norteamericana – concretamente, un plato volador – desaparece en Nuevo Mexico. La astronauta que piloteaba la nave aparece traumatizada, y Matt Helm deberá ir en busca de la nave. Pero el plato volador ha sido raptado con un rayo tractor por Jose Ortega, quien resulta ser Leopold Caselius, un operativo de la organización criminal The Big O, y que planea vender en subasta internacional la nave al mejor postor. Helm, con su fachada de fotografo de modas, y Sheila – la piloto de la nave – actuando como la esposa de Helm, darán con el paradero del plato volador e impedirán que sus secretos pasen a potencias enemigas.

Matt Helm: The AmbushersComo hemos reseñado en la review de Murderers Row, Matt Helm es la creación de Donald Hamilton. Concretamente su personaje es un asesino a sueldo que trabaja para los servicios de inteligencia americanos, y cuya función es eliminar o neutralizar potenciales enemigos.

En la vida literaria de Helm, las actividades habituales poco y nada tienen que ver con el espionaje, y se encuentra más emparentado con la serie negra policíaca. Es un personaje cínico, de oscuro pasado, y cuya vida familiar ha sido destruida por el tipo de trabajo que desarrolla. Tampoco es un personaje nacido a la sombra de James Bond, sino que sus orígenes datan de principios de los 60, antes de que el agente secreto británico fuera conocido. Pero en pleno boom de la Bondmanía, productores de Hollywood buscaron desesperadamente un par americano de 007, y lo más parecido que dieron fue con la obra de Donald Hamilton. Y procedieron a canibalizarla.

El original literario de The Ambushers trata sobre Helm viajando al ficticio país de Costa Verde en Centro América, donde debe aliarse con la guerrilla rebelde en contra de un general demente pro-comunista. Su misión es eliminar al general, pero lo que parece tan simple no lo es, ya que en la obra entran a jugar papeles un criminal nazi que desea fundar su propio cuarto Reich, una bomba atómica rusa perdida – originariamente estaba en la Cuba comunista de Castro, pero tras el caos de la invasión fallida de Bahía de los Cochinos, procedieron a reubicarla y se perdió el rastro – , y una asesina llamada Sheila, que tenía la misión de eliminar al general y tras fracasar en el intento, termina siendo apresada, torturada y violada. Helm la rescata, y unen fuerzas para liquidar al general, mientras intenta ayudarla a superar su fobia a los hombres como trauma producto del ultraje recibido.

Quizás como novela, sea una de las pocas oportunidades en que Hamilton crea un villano mesiánico con ansias de poder, aunque aún así dista del nivel de comic de los villanos que Fleming solía describir en sus obras. De todos modos, poco y nada tiene que ver el libro con el film, que algunos criticos han comentado como si el guionista hubiera tomado unas copas, leyera el resumen de contra-tapa de la novela y llenara los blancos con una sarta de chistes sexistas malos.

The Ambushers es una candidata frecuente en concursos donde eligen al peor film de la historia y que suelen hacer los críticos todos los años. Sin duda es un film malo, pero como pasa con los filmes de la serie Helm, es tan bizarro que al menos entretiene. El argumento es estúpido, los diálogos lamentables, las persecuciones y peleas son atroces, los pasos de comedia están mal armados, y el nivel actoral es el de una obra de escuela. Para algunos actores de renombre participantes en la aventura, poner un film como este en su curriculum debía ser avergonzante. El nivel de amateurismo es atroz, especialmente en la dirección de Henry Levin. Lo único bueno que hace Levin es que, al menos, las cosas siempre estén en movimiento, y el ritmo no decaiga nunca.

¿Para qué adquirir los derechos de un personaje literario si ni siquiera se usa el 5% del material original?. Pero Hollywood habitualmente hace ese tipo de atrocidades y otras peores. Ya dijimos que Helm es un personaje oscuro, y que no va con el perfil simpático de un comediante como Martin (si bien Dean ha demostrado ser un buen actor dramático en otras oportunidades). Pero los guiones – si es que hay alguno decente – toman libremente cosas de una novela o de otra de la serie, apenas algunas referencias y nombres de personajes (como en este caso, que queda el nombre de Sheila), y los bate con argumentos flojos y malos chistes. Ninguna idea es en principio mala – por disparatada que sea – , pero el desarrollo de la misma – por director y guionista – puede ser terriblemente atroz.

Tomemos por ejemplo, el plato volador norteamericano que solo puede ser piloteado por mujeres, ya que el campo anti gravitacional es mortal para los hombres por su testosterona. O un sostén parlante. O un arma que desata cinturones masculinos. Hay más ideas como esta en el film – cinturones que con el agua se ponen duros como un garrote – con referencias indirectas -, pistolas anti gravitacionales que pueden bajar el cierre del vestido de una mujer – que podrían ser cómicas si al menos estuvieran filmadas con cierta gracia. Pero Levin es un director que rivaliza furiosamente con Ed Wood; no solo los comediantes parecen aburridos de la broma, sino que el manejo en lo estrictamente cinematográfico (dejando de lado dirección de actores y enfoques creativos) parece obra de un demente. En un momento Helm es atrapado y enviado a un pelotón de fusilamiento. Su único escape es un cigarrillo con gas hilarante. No sólo la secuencia está filmada de modo pedestre (Martin le fuma encima a los soldados del pelotón), sino que hay planos en que, quien dirige el pelotón (Kurt Kasznar), a veces está en el escenario en exteriores y otras veces está en un estudio con una proyección de fondo – escenas filmadas y agregadas en post producción -. Hay decenas de secuencias filmadas así (un actor en exteriores hablado con otro en un decorado en estudios extremadamente falso), que solo provocan risa por su ridícula obviedad.

Pero la lista no termina ahí; la idiotez viene muchas veces por el lado del guión, con carpas inflables que traen sillas, camas, veladores, refrigeradores (!) incluídos (¿la heladera incluirá Gin inflable?); peleas espantosamente coreografiadas – una marca de fábrica de la serie – donde al menos es el mismo Martin quien pelea y corre la mayoría de las veces. Comparado con los ultimos filmes de Moore, es un mérito físico para un actor de 50 años. En un momento, el plato volador que está estacionado sobre un vagón de tren pierde los frenos y Helm sale tras él, incluso deslizandose – sin ninguna protección debajo – sobre su trasero colina abajo sobre un riel de ferrocarril. O persiguiéndole con un sidecar que se mete al agua y sale con un caimán como co-piloto. O la (pongan voz de Dr. Evil) guarida subterránea de Caselius, plena de oleos de mujeres desnudas … en realidad, todas playmates de la revista Playboy. O una pelea en una fábrica de cerveza de Ortega / Caselius, donde Helm cae en una batea gigante … y piensa que la unica manera de salvarse es bebiendose todo el contenido.

¿Lo mejor?. Otra vez, las bromas sobre Sinatra. Helm intenta seducir a agentes novatas poniendo Everybody Loves Somebody Sometimes (cantada por Martin)… pero solo caen en sus brazos si pone a Sinatra y Strangers in the Night. Entonces Martin dice: “no sabía que te gustaba tanto Perry Como”.

La mayoría de las situaciones resultan graciosas por caerse bajo el peso de su propia ridiculez, y por el carisma de Dean Martin, al cual – si usted le simpatiza – le perdona cualquier cosa. La música está muy bien, con el estilo jinglero de Hugo Montenegro – que compuso los temas, entre otros, de series como I dream of Jeannie y The flying nun -. Los efectos especiales son de papel maché, así como la mayoría de decorados. Las chicas lucen bien en minifaldas (a mi entender, son mas bellas que en la serie 007), y Salmi y Kasznar son demasiado buenos para haber participado en algo así. Es un film salvajemente ridículo, pero divertido y sin pretensiones, aunque los momentos más graciosos no sean los que haya imaginado el guionista. Como dijo alguien: si a usted le gustaba Benny Hill, no le caerá mal esta película.

3 CONNERYS: Otra atrocidad cinematográfica, pero el peso de su ridiculez es tanto que es divertido. Martin luce viejo – con sus eternas poleras – , pero hace bastantes de sus propias acrobacias. Peleas atroces, chicas ligeras de ropas, chistes sexistas malos, efectos especiales de cuarta. Un típico film de Matt Helm.

LA SAGA DE MATT HELM

La saga de Matt Helm protagonizada por Dean Martin se compone de: The Silencers (1966) – Murderers Row (1966) – The Ambushers (1967) – The Wrecking Crew (1969)