Crítica: Manhunt: Unabomber (2017)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA, 2017, Miniserie: Sam Worthington (Jim Fitzgerald), Paul Bettany (Ted Kaczynski / Unabomber), Jeremy Bobb (Stan Cole), Keisha Castle-Hughes (Tabby Milgrim), Chris Noth (Don Ackerman)

Director: Greg Yaitanes – Guión: Andrew Sodroski, Jim Clemente & Tony Gittelson

Trama: 1995. Jim Fitzgerald termina sus estudios sobre perfilamiento criminal y se recibe con honores en la academia del FBI en Quantico. Pronto su talento llama la atención de sus superiores, quienes deciden enrolarlo en el escuadrón UNABOMB dirigido por Don Ackerman y Stan Cole, los cuales están abocados a cazar a toda costa al Unabomber – un terrorista estadounidense que viene operando desde 1978, enviando paquetes bomba a distintos directivos de corporaciones y universidades sin demostrar un patrón aparente, y sin continuidad en el tiempo -. Cuando Fitzgerald recibe una orden corriente – pulir el perfil del Unabomber que el FBI dispone en ese momento -, pronto se da cuenta que sus jefes están equivocados y puja por presentar su propio perfil, el cual es descartado de plano. En cortocircuito con las autoridades Fitzgerald está convencido que se trata de un individuo culto e inteligente que está operando con un propósito superior… y pronto obtiene la oportunidad de lucirse cuando el Unabomber decide enviar un documento a los diarios – sobre la sociedad industrial y su futuro, el cual es conocido como el Manifiesto – y él decide analizarlo. Sin querer Fitzgerald ha comenzado a crear un nuevo y apasionante campo – el de la lingüistica forense – al chequear los errores de ortografía y las expresiones locales que el Unabomber usa en su documento, los cuales le sirven para rastrear regiones, documentos y tesis que pudieran haber usado dichos términos. Mientras tanto, el terrorista ha amenazado con desatar mas atentados a menos que su Manifiesto sea publicado sin mas demoras y, como estrategia para ubicarlo, el FBI decide acceder a sus demandas a la espera de que algún lector encuentre algo familiar en el texto del terrorista. Pero el tiempo pasa, Fitzgerald es prejuzgado y separado del caso y, con su familia quebrada a causa de su obsesión con el caso, el agente del FBI ha llegado a un punto muerto en su vida y en su carrera. Y sólo un accidente del destino pondrá a Fitzgerald nuevamente en carrera, demostrando que todas sus teorías eran correctas, y encaminándose de manera definitiva a dar con la identidad del peligroso terrorista.

Arlequin: Critica: Manhunt: Unabomber (2017)

Manhunt: Unabomber es la crónica de la búsqueda y captura del terrorista conocido como Unabomber (por el alias asignado por el FBI y basado en las siglas de los objetivos que atacaba: Universidades y Aerolineas), un maníaco que enviaba bombas por correo y aterrorizó a los Estados Unidos entre las décadas del 80 y principios de los 90. Desde ya no es una versión realista – hay secciones exageradas de la historia, e incluso el protagonista amalgama la personalidad de varios integrantes del equipo UNABOMB del FBI, los cuales estuvieron rastreando al sicópata durante años hasta dar con una pista válida -, pero es una versión tan informativa como entretenida. No solo te introduce de lleno en los métodos científicos que usa el FBI para rastrear dementes de todo tipo sino también muestra el contraste entre la investigación policial tradicional y el enfoque científico – denostado por ser demasiado agarrado de los pelos… hasta que termina de mostrar su completa eficiencia -. La miniserie se devora de un trago gracias a sus buenas performances, un libreto inteligente y unas cuantas situaciones de suspenso que terminan por electrizarte.

Si Manhunt: Unabomber está retocado, es para darle un perfil mas artístico y generar algunas sublecturas interesantes. En un principio funciona como una versión moderna de Moby Dick investigador obsesionado por la amenaza hasta tal punto de sacrificar su vida familiar (y puede hasta que su salud mental) con tal de empatizar con el asesino y entender cómo piensa para poder cazarlo – con el plus de que el protagonista termina viviendo de manera parecida a su presa. Porque lo mas inquietante del Unabomber es que es un terrorista con una causa – ecologista, libertaria si se quiere -, la cual se asoma peligrosamente razonable. El tipo ataca universidades, aerolíneas y corporaciones porque son la representación de un mundo automatizado que destruye el medio ambiente, genera tecnología adictiva (que nos inutiliza y nos vuelve esclavos de ella) y ataca la libertad de pensamiento. El ejemplo cabal es ver a Sam Worthington parado con su auto en medio de la nada, esperando a que la luz roja cambie para poder avanzar… aunque no haya ningún coche en kilómetros a la redonda. Si no hay nadie, y avanzar no representa un peligro entonces ¿por qué esperar?. La respuesta es: porque tenemos programada una respuesta mental (insertada por la cultura) que nos impide hacer lo que querramos aunque tengamos la total libertad de hacerlo. La sociedad industrial nos ha convertido en robots, individuos sin personalidad, sin capacidad para tomar decisiones que sean lógicas y que rompan con el estructuramiento mental que nos han impuesto. En todo caso Unabomber es el ecologista supremo, que defiende la destrucción de la sociedad hasta sus cimientos para regresar a la vida natural, mucho mas libre y despojada de cualquier rastro de contaminación (resulta fabuloso ver las ideas del tipo contrastadas la realidad actual, en donde todos somos adictos a celulares, computadoras e internet y no somos capaces de vivir sin ellos, arruinando nuestra vida social y suplantándola por la falsa ilusión de una vida on line).

Si El Manifiesto (la gruesa declaración de principios que envia el Unabomber a los diarios en 1995, demandando su publicación a cambio de abandonar la saga de atentados que mantenía desde 1978) posee ideas tan intrigantes como estremecedoras (a final de cuentas es una postura ideológica completamente defendible… solo que fue escrita por un tipo que mutiló a decenas de ciudadanos con una avalancha de paquetes bomba que despachó por correo durante décadas), el otro tema fascinante es el de la lingüistica forense que el protagonista (Sam Worthington, actuando en serio por primera vez en su carrera, y componiendo a un nerd tan genio como antisocial y que encuentra pistas donde nadie ve nada) termina por desarrollar. Cada paquete bomba va acompañado de una carta a un diario, y pronto – a pesar del rechazo de sus jefes – el personaje de Worthington consigue realizar tantos avances  por su cuenta que le terminan por dar un equipo. Ahí es cuando empieza a ver que todo el mundo tiene una manera de expresarse, modismos, frases con error de sintaxis, que terminan identificando no sólo la personalidad sino la procedencia del tipo. Uno de los momentos mas sensacionales de la miniserie es cuando Worthington se entrevista con una lingüista que le da el ejemplo de los pueblos eslavos – que aparecieron por todos lados en Europa a principios de la Edad Media y que nadie sabia de donde procedían -. Como los eslavos le decían “cosa” a los robles, hayas, pinos, un análisis lingüistico llevó a determinar que debian proceder de un lugar donde no existieran árboles, lo cual los ubica en un pantano de Ucrania como lugar de origen. Así es como Worthington determina lo que Unabomber no escribe en sus cartas ni en su Manifiesto y deduce que es un enemigo de la tecnología que vive aislado, sin familia ni amigos, y que decidió abandonar la civilización después de una carrera brillante en la universidad a finales de los años 60 cuando se usaban ciertas expresiones anticuadas para escribir las tesis de graduación.

Es posible que el Unabomber nunca hubiera sido ubicado si no hubiera cometido el error de enviar el Manifiesto a los diarios… y de publicarse el mismo, el cual fue reconocido (por su estilo de escritura) por su hermano y por su esposa. Lo mas curioso es que el tipo (un Paul Bettany excelente, exudando supremacía intelectual y sagacidad en cada uno de sus poros), aún siendo brillante y comandando su propia defensa, termina siendo preso de los engranajes de la burocracia legal que acotan su estrategia y lo dejan a merced de sus propios abogados. Es el gran momento en donde todas sus jugadas no salen como lo planeado y termina siendo victima de la maquinaria que pretendía destruir.

Si Manhunt: Unabomber tiene momentos fallidos, es en el capitulo donde detalla la vida de Ted Kaczynski desde su infancia, especialmente cuando llega a la universidad y se hace amigo de un profesor que resulta ser un tipo que trabaja para la CIA y lo somete a experimentos (a lo Naranja Mecánica) para probar técnicas de lavado de cerebro y control mental. Ahí es donde se produce el quiebre y el tipo se transforma en el misántropo que años mas tarde mandará bombas a medio mundo, pero todo el segmento suena a demasiada ciencia ficción (si bien la relación fue real y los experimentos de Henry Murray sobre Ted Kaczynski tuvieron lugar entre 1959 y 1962).

Manhunt: Unabomber es una serie recomendadísima. Es atrapante e inteligente, tiene mucho material nuevo, inédito, uno se entera de cosas sorprendentes. Es una gran crónica de una cacería humana que duró veinte años, la cual fue resuelta por el ingenio y los métodos novedosos de investigación antes que por la fuerza bruta.