Crítica: The Man From Earth (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2007: David Lee Smith (John Oldman), John Billingsley (Harry), Ellen Crawford (Edith), William Katt (Art), Annika Peterson (Sandy), Richard Riehle (Dr. Will Gruber), Alexis Thorpe (Linda Murphy), Tony Todd (Dan)

Director: Richard Schenkman, Guión: Jerome Bixby, basado en su propia historia, Musica – Mark Hinton Stewart

Trama: El profesor de historia John Oldman ha renunciado súbitamente a su cátedra y se apresta a mudarse de pueblo. Sus colegas del profesorado caen por su casa para realizarle una fiesta de despedida, y preguntarle por lo inesperado de su decisión. Ante la presión de sus amigos, Oldman le responde que debe irse ya que él no envejece y mantiene eternamente su aspecto de 35 años. Sus colegas creen que se trata de una broma pero, ante la insistencia, Oldman confiesa que es inmortal y que ha vivido 14.000 años, desde que era un hombre de Cro-Magnon. Parte en broma y parte en serio, sus amigos comienzan a interrogarle sobre el trayecto de su vida a lo largo de semejante lapso de tiempo. Pero cuanto más ahondan en la vida de John, más inquietantes resultan sus revelaciones hasta que llegan a descubrir una verdad abrumadora.

Crítica: The Man From Earth (2007)

The Man From Earth es el dream project de Jerome Bixby, un escritor de ciencia ficción que tuvo una producción literaria muy esporádica. Los aportes más conocidos de Bixby son como libretista de It! The Terror From Beyond Space (1958) y Fantastic Voyage (1966), y escribiendo varios capítulos de Star Trek TOS (el episodio Mirror, Mirror) así como de la serie The Twilight Zone. Pero The Man From Earth es un trabajo que Bixby inició, como proyecto cinematográfico, en los años sesenta y que recién pudo terminar en su lecho de muerte en 1998.

Es imposible hablar de The Man From Earth sin develar la trama y el final, así que ponemos el cartel de Alerta: Tibios Spoilers! (salvo cuando nos despachemos con un dato profundamente revelador). Si bien Bixby concibió la obra para cine, su naturaleza es netamente teatral. Es una profunda y densa historia de ciencia ficción que tiene lugar en un cuarto cerrado y sin ningún tipo de efectos especiales. Lo suyo pasa por lo cerebral, y bien puede interpretarse tanto como una ficción exquisitamente creada por el personaje de John Oldman o bien como una estremecedora realidad que culmina por abrumar a los asistentes de la reunión, lo que puede terminar por aniquilar sus más profundas creencias.

Si uno se atiene a la estructura de la obra, la construcción formal de la misma no es tan feliz. A uno le da la impresión que el relato podría haber funcionado exactamente igual si todo se tratara de un monólogo de Oldman, ya que los amigos de él solo participan de manera esporádica, haciendo de intérpretes de las preguntas que el público podría hacerse acerca de semejante personaje. En ningún momento los personajes pasan a ser tridimensionales sino que todo se circunscribe a un denso (pero interesante) debate intelectual. ¿Es realmente John Oldman un individuo que ha vivido 14.000 años?. ¿Todo lo que cuenta es verdad?.

Sin dudas la historia en sí es realmente inteligente. Lo que hace Bixby es desarrollar la idea de un inmortal a la Highlander, más antiguo, menos heroico (decididamente anónimo), y atajando todas las inquietudes posibles que el tema da lugar. ¿Es indestructible? No. ¿Por qué es inmortal?. Simplemente porque su biología es distinta y su cuerpo impide el desgaste. ¿Recuerda todos los lugares en donde ha vivido?. No, porque existió en un mundo que después ha sido reformado por ciudades, cambios climáticos, y autopistas. ¿Cómo ha sobrevivido?. Robando identidades, mudándose cada diez años de ciudad, aprendiendo nuevos idiomas. El film se toma la molestia de cubrir todos los puntos posibles sobre el tema, desde la inmensa cantidad de títulos que ha conseguido (la última vez que cursé Biología fue en 1840, dice Oldman), hasta la evolución posible de su inteligencia (los hombres de Cro-Magnon eran esencialmente idénticos a los hombres modernos, y su inteligencia y aspecto físico ha evolucionado tal como lo hicieron el resto de los hombres).

El relato en sí tiene algunos problemas de dirección menores. Existen momentos en los cuales la historia le pasa a millones de años luz por encima de la cabeza de los espectadores – especialmente cuando se entra en profundos debates científicos -, pero el director Schenkman pisa el pedal del freno y vuelve a acortar distancias para que el guión sea entendible. Las actuaciones son regulares – es un film muy modesto, rodado con tan solo u$s 200.000 -, aunque lo que menos se fija el espectador es en las performances ya que está atento a los parlamentos del libreto. Si hay defectos en un guión tan inteligente como éste, pasan por la construcción del clímax dramático, que suena algo artificial. Mientras que Jerome Bixby esquiva, durante dos tercios de su relato, el caer en el clisé del inmortal heroico, mostrando a John Oldman viviendo anónimamente entre la gente durante 14.000 años, no puede evitar utilizar el recurso. Oldman conoció a Colon y a Buda, por ejemplo, lo que contradice al anonimato de John y al tono modesto del relato – aunque fuera inmortal, no es omnisciente y no tiene manera de saber cuál es el personaje más importante de su tiempo; eso determinaría que ahora, por ejemplo, hubiera conocido en persona a Osama Bin Laden, George W. Bush o el Dalai Lama por mencionar personajes históricos actuales -. El giro de tuerca final (ahora sí: atención fuertes spoilers ) es revelar que Oldman conoció a Buda, aprendió sus enseñanzas y terminó por difundirlas en Judea, por lo cual John es el mismo Jesucristo. Lo que sigue es una explicación formidable de cómo este hombre simplemente predicó, no hizo milagros, sobrevivió a la crucifixión en condiciones muy distintas a las narradas por la Biblia, y la Iglesia se encargó de construir todo el mito: desde su nacimiento hasta su ascensión a los cielos. Es una mentira impecablemente construída por parte del autor, digna de un debate religioso e intelectual mucho más profundo que la conspiración imbécil de El Codigo Da Vinci. ( fin de spoilers ).

The Man From Earth es una película inteligente de ciencia ficción. Funciona como una fantasía intelectual que resulta muy interesante. Posee algunos problemas de narrativa en cuanto a la dirección de Richard Schenkman, que a veces acelera y otras veces va muy lento, y no logra que las interpretaciones sean parejas. Quizás saca algunos conejos de la galera, pero no deja de ser una película desafiante en su amplitud de ideas que expone. Sin dudas es más que recomendable, y es un film que requiere múltiples visiones para captar toda su intrincada galería de premisas.