Crítica: Hombres de Otros Mundos (The Love War) (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1970, telefilm: Lloyd Bridges (Kyle), Angie Dickinson (Sandy), Harry Basch (Bal), Daniel J. Travanti (Ted), Allen Jaffe (Hort)

Director: George McCowan, Guión: David Kidd & Guerdon Trueblood

Trama: Las imperios alienígenas de Argon y Zenon se encuentran al borde de la guerra, a causa de sus diferencias sobre las fronteras de sus respectivos dominios. Uno de los territorios en disputa resulta ser la Tierra, y las razas han llegado a un acuerdo para resolver el destino del planeta. Cada bando ha enviado a tres de sus mejores guerreros, los cuales se trabarán en duelo en lugares y tiempos cuidadosamente especificados. Si Argon gana, la Tierra será un planeta independiente y los terrícolas permanecerán ajenos a lo que ha ocurrido; si Zenon gana, la raza humana será exterminada y el planeta será repoblado con alienígenas. Uno de los guerreros argonianos resulta ser Kyle, quien ha llegado a la Tierra camuflado como ser humano. Kyle ha ganado el primer combate y se prepara para el segundo, pero se topa con Sandy, una bella terrícola de la cual termina por enamorarse. Ante lo inevitable el alienígena le revela su naturaleza a Sandy y, aún con ello, la chica insiste con sus sentimientos y se compromete a ayudarlo. El problema es que Kyle ya no es el mismo y pronto comenzará a cometer errores … errores que pueden costarle la vida a toda la raza humana.

Hombres de Otros Mundos (The Love War) (1970) En los años 70 la cadena ABC le daba mucha manija al género fantástico y no se cansaba de presentar joyitas en su ciclo de ” la película de la semana”. Así es como surgieron cosas como Trilogía del Terror, No le Tengas Miedo a la Oscuridad, Killdozer (que esperamos comentar próximamente), y los pilotos de El Hombre Nuclear y Kolchak: The Night Stalker. Entre esa parva de producciones fantásticas hechas con mucho ingenio y dos pesos de presupuesto figura esta rareza que ahora nos ocupa.

The Love War (literalmente, La Guerra del Amor, aunque en español le endilgaron algo tipo Hombres de Otros Mundos), en sí, no deja de ser un típico capítulo de la serie The Outer Limits, solo que lo han extendido para que cubra la duración de un telefilme. Acá hay una serie de duelos programados entre razas alienígenas, los cuales tienen lugar en la Tierra, y cuya resolución marcará el destino de nuestro planeta. Todo esto ocurre en la época actual, y los aliens deambulan por ahí como si nada, cargados con muchísimo dinero, manejando autos y hablando impecable idioma inglés. Cargan encima con un par de aparatitos inútiles, como una luz titilante que les indica si hay un enemigo cerca, un par de lentes que les permite ver a sus oponentes más allá de su disfraz humano (de acá John Carpenter tomó la idea de los lentes de sol para Ellos Viven!), y una varita que hace las veces de radio. El mini radar es una cosa completamente inoperante, ya que los tipos deben correr de un lado para otro para ver en donde hace beep más fuerte (!!) y, cuando el sonido es constante, es que ya están muert… digo, están enfrente de un enemigo. Como puede verse la tecnología alienígena de última generación que presenta el filme sencillamente apesta, y no hay nada que tenga una pantallita o una flechita que señale el camino. Entre esto y localizar a los enemigos con una ramita en forma de Y da lo mismo.

Tampoco las tácticas de combate alienígenas son brillantes. Los tipos saben que hay un oponente en las cercanías, y no dudan en pararse en mitad de la calle para ver dónde está el tipo que los quiere matar (y pensar que ésta es la gente que va determinar el destino de la raza humana, … Dios mío …), o desperdician todas las oportunidades que se le presentan para tender una emboscada fácil. Cuando en medio de toda su inoperancia uno de ellos mata a otro, le pone un botoncito detonador que los hace desvanecer como si fuera un fuego artificial barato (idea robada alevosamente de la serie Los Invasores – 1967 -), notifica la victoria, y se va a otro pueblo para el siguiente duelo.

Ciertamente The Love War no puede camuflar el hecho de que éste es un típico western disfrazado de aventura barata de ciencia ficción. La historia funcionaría de manera idéntica transplantando el escenario al 1800, generando duelos entre pistoleros, e interponiendo en el camino del protagonista a la chica ligera de cascos de turno. El que sean razas alienígenas le da un toque exótico y una connotación diferente al final, pero a su vez genera otros problemas. El cómo se relaciona accidentalmente Angie Dickinson con Lloyd Bridges no resulta creíble en lo más mínimo, y ni siquiera la relación tiene tiempo suficiente para transformarse en un romance sólido que uno pueda aceptar – a esta chica no le importa la piel verde ni los tentáculos de Lloyd Bridges!! -. Al menos las performances son sólidas y le dan convicción a sus papeles de manera que uno no salga corriendo, agarrándose la cabeza y exclamando qué estúpido resulta todo esto.

Si ni el romance ni la ciencia resultan creíbles, esperen a ver lo que son los combates. Los aliens se disparan petarditos o se dan mamporros alegremente con sus coches, y sólo resultan efectivos (letales) de casualidad. Aquí hay un serio problema con la puesta en escena, y pasa porque la dirección hace las cosas de manera excesivamente rutinaria. El duelo de los aliens no difiere demasiado del típico tiroteo de cualquier serie policial de los años 70.

Eso no quita de que The Love War no sea entretenida en sus propios términos. Dura una hora 10, y tiene buen ritmo. Las performances son buenas y la idea de fondo está ok. En donde radica el mayor mérito del filme es en su transgresor final, que es lo que le ha dado status de culto. Ahí es donde uno se da cuenta que este western barnizado de aventura sci fi venía con mensaje que, sin ser brillante, al menos es bastante inteligente. (alerta spoilers). Descubrimos que Angie Dickinson pertenece a la raza enemiga (lo cual era medio obvio, si uno es un espectador medianamente inteligente) y decide traicionar a Lloyd Bridges a último momento. Hay un breve pero interesante intercambio, en donde le dice que debe matarlo porque ella había comenzado a humanizarse, a sentir algo por él… pero su naturaleza bélica es más fuerte y debe cumplir con su propósito. Es una final bastante trágico y a contramano de lo esperado, en donde no hay lugar posible para la esperanza – los violentos siempre lo serán porque es lo que figura en sus genes -, y en donde se termina la historia con una ironía: una mujer es la que ha venido a terminar esta guerra de hombres. Queda abierto el final, siempre con repercusiones negativas, sobre si Angie Dickinson callará o no el resultado de los duelos, y sobre si la raza humana quedará signada para el exterminio (fin de spoilers).

The Love War es una película ok con un pequeño mensaje. Tiene su cuota de tonterias y desprolijidades, pero también tiene sus méritos y su buen clima. En todo caso es una demostración de cómo antes se hacian cosas potables con dos pesos y un poco de ingenio.