Crítica: Lobo (1994)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

2 atómicos: regularUSA, 1994: Jack Nicholson (Will Randall), Michelle Pfeiffer (Laura Alden), James Spader (Stewart Swinton), Christopher Plummer (Raymond Alden), Kate Nelligan (Charlotte Randall), Richard Jenkins (Detective Carl Bridger)

Director: Mike Nichols – Guión: Jim Harrison & Wesley Strick

Trama:  Will Randall trabaja como editor de libros en Nueva York. En un viaje por la costa es mordido accidentalmente por un lobo. Al regreso Randall comienza a notar cambios en su cuerpo – mayor agresividad y fuerza, sentidos agudizados al extremo – y pronto esos cambios comienzan a traslucirse en su vida diaria a medida que se acerca la luna llena. Convencido de que se está transformando en un hombre lobo, pronto le pide ayuda a Laura Alden – hija del dueño de la editorial y quien pronto se convierte en su amante -. Pero los cadáveres no tardan en aparecer y, para colmo, todas las pistas apuntan hacia Randall. ¿Realmente ha perdido el control y se ha transformado en una bestia maldita, o alguien está conspirando para culparle por homicidios que él no ha cometido?.

Arlequin: Critica: Lobo (1994)

Hay películas sobrevaloradas y Lobo es una de ellas. Es posible que por el pedigree Jack Nicholson, Michelle Pfeiffer, James Spader, director Mike Nichols – la critica la haya considerado un producto diferente, pensante y serio pero, la verdad es que cada vez que la veo, la encuentro mas ridícula. No sólo Nicholson está reprimido durante todo el filme – ni siquiera sus conversiones a lobo lo convierten en ese tipo salvaje que roba pantalla y hace las delicias del público; a mi juicio es un error de casting (al estilo de El Resplandor) y se precisaba un tipo mas tranquilo que después se desbocara en toda la locura animal que el libreto sugiere -, sino que se ve viejo y fuera de estado. Además el maquillaje minimalista no ayuda, aunque es cierto que la visión de Nichols pretende ser mas realista que la que estamos acostumbrados a ver en el género.

Que un apacible editor editorial se convierta en un macho alfa con magnetismo sexual gracias a una mordedura de hombre lobo, posiblemente pretenda despachar algún subtexto sobre la represión interna que todo sufrimos por la educación y la cultura, y que un hecho fortuito – la mordedura de lobo – nos hace abandonar para mostrar cómo seríamos realmente nosotros sin esa capa civilizada. El drama con esto es la puesta en escena. En general las películas de hombres lobo – antes de caer en el drama y la masacre – suelen mostrar al infectado como si fuera una especie de Peter Parker tomando conciencia de los superpoderes que ha adquirido, sea la visión y el olfato extremo, la fuerza, la agresividad y hasta cierto aura sexual. La estupidez que mete Nichols es que todos estos tipos, cuando andan en celo, andan con los iris dilatados como si se hubieran tomado un kilo de cocaína (pero nadie se da cuenta), olfatean las partes intimas de los demás y hablan entre gruñidos, lo cual es estúpido. Y lo que es peor, lo hacen en medio de un montón de gente, de la cual nadie ni se mosquea. Como el maquillaje es minimalista solo hay algunos postizos, ojos amarillos y patillas riojanas, lo cual lo hace mas ridículo a la vista (incluso la transformación final total en lobo full se ve artificial, y hubiera sido mejor filmar a un pastor alemán teñido de negro que a una cabeza inexpresiva de plástico, y eso que el prestigioso Rick Baker es el encargado de los efectos). Incluso cuando andan alzados contestan idioteces y todo el mundo lo toma como lo mas normal del mundo. La batalla final termina siendo detestable, y en todo el argumento hay serios problemas de credibilidad, com la Pfeiffer encuentra sexy a Nicholson y se encama con él, aún cuando el tipo habla disparates y te das cuenta que, lobo o no, no está en sus cabales.

Entre esto, el festival de sobreactuaciones (Spader pasado de rosca, Richard Jenkins haciendo de policía estúpido que se traga cualquier cosa, etc) y la trama traída de los pelos, Lobo es una de las peliculas de hombres lobo menos convincente que haya visto (se pelea por el podio con la remake moderna del clásico de Lon Chaney Jr. con Benicio del Toro y Anthony Hopkins). Los valores son escasos para redimirla.