Crítica: Latitud Cero (Latitude Zero) (1969)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Japón, 1969: Joseph Cotten (capitán Craig McKenzie), Cesar Romero (Dr. Malic), Akira Takarada (Dr. Ken Tashiro), Masumi Okada (Dr. Jules Masson), Richard Jaeckel (Perry Lawton), Patricia Medina (Lucrecia), Tetsu Nakamura (Dr. Okada)

Director: Inoshiro Honda, Guión: Shinichi Sekizawa, basado en el serial escrito por Ted Sherdeman

Trama: Los científicos Jules Masson y Ken Tashiro junto con el periodista Perry Lawton realizan una expedición a las profundidades del oceano Pacífico, pero la cápsula de descenso sufre un accidente y quedan varados en el fondo del mar. El trío es rescatado por el misterioso capitán Craig McKenzie, quien comanda un submarino de ultra avanzada tecnología y que dice no pertenecer a ninguna bandera. McKenzie ha montado una sociedad utópica bajo el mar – exactamente en la latitud cero del globo -, compuesta íntegramente por científicos que realizan investigaciones pacifistas. Pero su ex amigo y ahora rival, el Dr. Malic, intenta apoderarse de sus conocimientos con el fin de montar una maquinaria de guerra y adueñarse del mundo. Ahora McKenzie deberá trabarse en una lucha a muerte con Malic antes que desarrolle una arma de destrucción masiva con los avances científicos que le extrajo a la fuerza al Dr. Okada, uno de los científicos que fuera secuestrado de Latitud Cero.

Latitud Cero La ciencia ficción japonesa no conoce puntos de equilibrio; o es completamente disparatada e infantil, o se vuelca a lo nihilista y ultraviolento. En el caso de Latitud Cero, el filme está basado en un serial radial de Ted Sherdeman que data de 1941, años antes de que el autor escribiera guiones para clásicos como Them! La Humanidad en Peligro (1954). Pero el material de base ha sido tan tamizado según los gustos nipones, que resulta imposible notar la diferencia entre ésta y otras producciones nativas de la sci fi japonesa. El resultado es un pastiche colorinche entretenido, pero que acumula disparates al por mayor a medida que avanza la proyección.

En un principio, éste fue uno de los tantos intentos que hizo la Toho durante los años 60 para ingresar al mercado norteamericano – partiendo desde King Kong vs Godzilla hasta Frankenstein Conquista el Mundo -. El tema era que el filme iba en co producción con USA pero los capitales norteamericanos se cayeron, y cuando arribaron a Tokio Cesar Romero y Joseph Cotten – los actores importados de turno -, les dieron a entender que podían volverse a sus casas, salvo que trabajaran por el pancho más la coca. Como la época de oro de ambos ya había pasado hace rato – si bien Cesar Romero tenía un revival de su carrera a partir del papel del Guasón en la serie Batman, Cotten hacía rato que venía con sus acciones en baja y sólo filmaba películas baratas de terror -, el dúo terminó por aceptar, cobrando monedas y con un porcentaje sobre la recaudación como sueldo. Y aún así, Latitud Cero distó bastante de ser el megaéxito esperado.

En sí Latitud Cero es posiblemente uno de los primeros antecedentes del seudo género que podríamos llamar ciencia ficción geriátrica. Es un seudo rubro bastante patético, en donde reclutan un montón de actores en declive con más de sesenta años – y completamente fuera de estado -, y los ponen a estelarizar roles heroicos y demandantes para los cuales no les da el físico. La sci fi geriátrica tiene un hijo directo de Latitud Cero como fue El Regreso del Capitán Nemo (1978), con José Ferrer, Mel Ferrer, Horst Buchholz y Burguess Meredith – que, sumando la edad del cast principal, da como 500 años -; pero otros que han pasado por este bochorno van desde Joan Crawford, Glenn Ford hasta Jack Palance.

Aquí prácticamente hay un reciclado de 20.000 Leguas de Viaje Submarino. Otro sumergible de avanzada, otro capitán misterioso sin patria. El dato para justificar la presencia de Joseph Cotten en el cast – que si bien tenía 63 años en aquel entonces, parece de ochenta -, es que el tipo tiene más de 200 años de edad. El otro veterano, Cesar Romero, también tiene dos siglos encima, pero sus años de Guasón lo conservaron mejor y parece de 50.

El McKenzie de marras es un Nemo con buena onda. Los científicos que se pliegan a él lo hacen voluntariamente. Descubren curas para todo, e infiltran en secreto sus hallazgos en los papeles de investigación de los principales laboratorios para que los avances lleguen al alcance de todo el mundo (si supieran las mafias que son hoy en día ...). El trío de naufragos – que están de adorno, simplemente para que Cotten exponga su discurso altruista y naif – incluye un japonés que quiere pasar como científico francés (pero le resulta imposible) y al retacón Richard Jaeckel, quien después haría doblete en la Toho con The Green Slime. Mientras tanto, uno siente vergüenza ajena al ver cómo sufre Joseph Cotten mientras dispara diálogos ridículos envuelto en trajes dorados y pañuelitos verdes. Cotten le intenta poner ganas pero está visiblemente incómodo con todo el vestuario gay que le toca en suerte – para colmo, su mujer Patricia Medina está en el cast y le toca contemplar las ridiculeces que debe hacer su marido para llevar comida a la casa -; mientras tanto Cesar Romero (que era gay en la vida real) se mueve en su salsa. Lo de Romero es sobreactuación con clase.

La acción está ok, aunque los efectos especiales – del especialista Eiji Tsuburaya en uno de sus últimos trabajos para la Toho – van de lo excepcional a lo pastiche. Mientras que la explosión submarina del volcán es formidable, los submarinos doblan en U como si tuvieran ruedas. Y las cosas se ponen peor cuando el Dr. Malic / Cesar Romero empieza a exhibir sus diabólicas creaciones, que son vampiros gigantes y grifos compuestos por algunos de los más horrendos disfraces que uno haya visto en la pantalla en toda su vida.

Latitud Cero es ciencia ficción japonesa. El término lo describe todo. Delirio, tramas disparatadas, diálogos inconcebibles, muchos efectos especiales, aburrimiento cero. Mientras que el filme arranca ok, después se pone muy lisérgico. Y aún con su festival de ridiculeces nunca deja de entretener, aunque uno sienta pena por la suerte laboral que le tocó al mejor amigo de Orson Welles.

EL CINE FANTASTICO JAPONES DE INOSHIRO HONDA

Godzilla, King of the Monsters! (1954) – Half Human (1955) – Rodan (1956) – The Mysterians (1957) – The H-Man (1958) – Varan the Unbelievable (1958) – Battle in Outer Space (1959) – The Human Vapor (1960) – Mothra (1961) – Gorath (1962) – King Kong vs. Godzilla (1962) – Matango (1963) – Atragon (1963) – Mothra vs. Godzilla (1964) – Dogora (1964) – Ghidorah, the Three-Headed Monster (1964) – Frankenstein Conquers the World (1965) – Invasion of Astro-Monster (1965) – War of the Gargantuas (1966) – King Kong Escapes (1967) – Destroy All Monsters (1968) – Latitude Zero (1969) – Godzilla´s Revenge (1969) – Yog, The Space Amoeba (1970) – Terror of Mechagodzilla (1975)