Crítica: La Tierra Desconocida (The Land Unknown) (1957)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1957: Jock Mahoney (Comandante Harold Roberts), Shawn Smith (Margaret Hathaway), Henry Brandon (Dr Carl Hunter), William Reynolds (Teniente Jack Carmen), Phil Harvey (Steve Miller), Douglas B. Kennedy (Capitán Burnham)

Director: Virgil Vogel, Guión: Laszlo Gorog

Trama: El comandante Harold Roberts es asignado a investigar una región de la Antartida en donde existe un pequeño oasis con temperaturas de hasta 20 grados centígrados. En la expedición lo acompañan un par de técnicos y la periodista Margaret Hathaway. El equipo parte en helicóptero pero son interceptados por una tormenta, la que los obliga a desviar su camino. Pero al salir de un espeso banco de nubes se topan con una tierra desconocida, dotada de una espesa jungla y en donde aún viven gigantescos dinosaurios. Debido a la violencia de la tormenta, la nave se desestabiliza y aterriza de emergencia, quedando el motor seriamente dañado. Y ahora, que se encuentran perdidos en un territorio que no figura en los mapas, deberán intentar subsistir como pueden mientras encuentran la manera de regresar a la civilización sanos y salvos.

La Tierra Desconocida (1957) Esta es otra de esas películas típicas de matinee, de esas que tratan de paraísos perdidos y están plagadas de dinosaurios de goma. Lo cierto es que las rutinas del subgénero están tan sólidamente asentadas, que resulta difícil encontrar algun filme de mundos perdidos que resulta un bodrio insufrible. En el caso de La Tierra Desconocida la dirección es competente, los FX se dejan ver, y el ritmo es bastante entretenido. Lo que se dice, un típico y sólido serie B.

Acá figura como productor William Alland, el mismo de Tarántula y El Monstruo de la Laguna Negra. Dirige Virgil Vogel, el responsable de The Mole People. Con el aporte de esos dos veteranos, The Land Unknown termina resultando un entretenimiento pasable. Acá la aventura parte de la anécdota del descubrimiento de una zona con aguas cálidas en plena Antártida, avistado por el legendario explorador Richard Byrd en sus vuelos sobre el polo en los años 40. Con semejante excusa, se arma una mini expedición a la zona en cuestión, y el libreto se da maña para insertar con calzador a una periodista en medio de tanta testosterona. La pregunta de oro es: ¿qué tiene que hacer una mujer – civil y reportera – en medio de una expedición militar?. Nadie sabe, nadie contesta, a nadie le interesa. Bah, en realidad precisaban alguien que se pudiera besuquear con el héroe de turno y que gritara como un marrano cada vez que aparecía un monstruo en pantalla. ¿Acaso servían para otra cosa las co-protagonistas de los filmes de ciencia ficción y terror de aquella época?.

Esta gente es golpeada por un pterodáctilo en pleno vuelo, y cae en un hueco que está a 3 km por debajo del nivel del mar y en una zona completamente desconocida de la Antartida. Allí hace 40ª y todo el mundo debe andar en bermuditas para no cocinarse. Los atacan lagartos agigantados fotográficamente y un tipo vestido en traje de dinosaurio que parece el pariente pobre de Godzilla. Y aún con toda esa modestia de medios, los FX de The Land Unknown son efectivos. Lo que ocurre es que los sets tienen un enorme grado de detalle, el traje de tiranosaurio tiene bastante movilidad (aunque malas proporciones), y el resto de los bichos que aparecen en pantalla están bastante bien hechos.

Pero en realidad el mayor problema del filme no son los efectos especiales sino el libreto, que no sabe muy bien qué hacer una vez que nuestros aventureros llegan al paraiso perdido de marras. Usualmente en estas historias hay alguna tribu local que rapta a la fémina de turno para sacrificarla a algún dios (generalmente, el bicho más grande del elenco), nuestros héroes la rescatan, y se desata la hecatombe con volcanes explotando mientras los protagonistas logran escapar por un pelo. Acá quisieron hacer algo distinto, y metieron a un naúfrago sicópata que quiere quedarse a la fuerza con la chica… para satisfacer sus instintos más deleznables. Diez años de soledad son demasiados cuando lo único femenino que ronda por el lugar es un tiranosaurio de diez metros de altura.

Así que el resto del filme se debate entre el malo llevándose a la chica, los buenos rescatándola, el malo recuperándola, otro nuevo rescate… y así todo el tiempo. Y, en el medio, dinosaurios de goma.

Aún con todo eso, La Tierra Desconocida es aceptable. La fotografía es muy vistosa – curiosamente se trata de Cinemascope en blanco y negro (!) -, y siempre pasa algo en pantalla, aunque no sea demasiado excitante. Simplemente es un entretenimiento ok, al cual no se le puede reprochar demasiado la modestia de sus intenciones.